La iglesia de El Rosario de Desamparados, declarada patrimonio histórico arquitectónico en julio de 2000, llama la atención en el paisaje de la zona. (Foto: José Eduardo Mora)
Los murciélagos, la humedad y la falta de mantenimiento hicieron estragos en la iglesia de El Rosario de Desamparados, ubicada a 35 kilómetros de San José, la cual forma parte del patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica desde julio del 2000.
Adrián Vindas, arquitecto del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), explicó a UNIVERSIDAD que lo más urgente es realizar reparaciones en el sistema eléctrico, al tiempo que reconoció que estructuras de afuera del templo se encuentran en muy mal estado.
La edificación, cuya imagen es utilizada por el Grupo Numar en los empaques del café 1820, contará con un presupuesto de ¢ 25 millones y recibirá un aporte, no detallado, de la citada empresa, que será canalizado por medio del Comité de Restauración de El Rosario, el cual lucha desde el año pasado por salvar el inmueble.
La iglesia responde a un estilo característico de finales de la primera mitad del siglo XX (empezó a construirse en 1947), y se caracteriza por incorporar elementos propios de la época (con influencias del neoclásico), sin que haya un predominio de un estilo determinado, agregó Vindas.
El templo fue construido con latón y maderas como el cedro y se asemeja a otros ubicados en la región de Los Santos y San Gabriel de Aserrí.
“El sistema eléctrico es lo que se va a cambiar primero, porque está totalmente obsoleto y es lo que más preocupa en este momento. Contamos con un presupuesto de solo ¢ 25 millones, porque hay otros proyectos que también requieren inversión”, insistió el funcionario.
Cornisas, el cielorraso, tapicheles y otras partes levantadas en madera, en especial las que corresponden al lado de afuera de la edificación, están en mal estado, aunque la estructura no amenaza con caerse, sostuvo.
El templo también está urgido de pintura, pero este rubro no está contemplado en el arreglo que se tiene previsto que comience a mediados de mayo o principios de junio, de acuerdo con la adjudicación que puedan hacer de la obra.
En la zona, el templo de San Gabriel, que también responde a una estructura de latón y que es patrimonio histórico-arquitectónico, de igual manera requiere de mantenimiento en algunas de sus piezas de madera y de pintura.
En San Gabriel de Aserrí, cerca de donde se ubica la iglesia de El Rosario, se encuentra una de las pocas casas de bahareque de dos pisos que queda en Costa Rica, la cual fue restaurada por el Centro de Patrimonio en el 2010, pero que a la fecha, según se aprecia en sus partes exteriores, ya necesita de atención especializada.
En el caso de la iglesia de El Rosario, levantada a partir de 1947 con el aporte de la comunidad, la presencia de murciélagos es una de las preocupaciones mayores, por los daños que han causado.
“Hay que fumigar de nuevo, para eliminar todos los animales que están afectando a la iglesia; se va a demoler una especie de rancho que se había construido cerca del templo y se deberá cortar un árbol de aguacate, que hace que los pobladores lancen piedras contra el edificio”, detalló Vindas.
El paso que comunica el templo y la casa cural se modificará, porque esto también ha contribuido con el deterioro del bien patrimonial, agregó.
En dicha iglesia se celebra misa, por lo general, cada sábado y es un bien que pertenece a la Arquidiócesis de San José. En criterio de Vindas, no hay peligro de que la edificación se desplome por su actual estado.
La ley 7555, que es la que rige en materia de patrimonio en la actualidad, establece que es el dueño del bien el que debe de velar por su adecuado mantenimiento.
En este caso, entonces, es responsabilidad de las temporalidades de la Iglesia Católica de Costa Rica darle un oportuno mantenimiento.
