En el diseño de un edificio para el PIAM, abunda la luz, predominan los azules y verdes, que dan sensación de paz, y hay facilidades para recorrer sus espacios, como rampas y lugares reconocibles. (Proyecto de graduación de María José Zúñiga)
Desde 1986, los adultos mayores forman parte de nuestra familia universitaria. Fue en ese año que la Universidad de Costa Rica (UCR) aprobó el proyecto de implementar cursos para la población adulta mayor y, desde entonces, el Programa Integral para la Persona Adulta Mayor (PIAM) brinda las oportunidades para que las personas mayores de 50 años se enfrenten a nuevos conocimientos, puedan volver al sistema educativo formal y compartan con los más jóvenes sus saberes y experiencias.
Actualmente, el PIAM, para llevar a cabo sus cursos debe negociar, todos los semestres, el uso de aulas de la Universidad con las diferentes áreas académicas. Según datos ofrecidos por la licenciada María José Víquez, funcionaria del PIAM, el actual número de matriculados en los diversos cursos es de 2700 personas mayores de 50 años, y el crecimiento anual es del 13 %, lo cual acarrea trastornos relacionados con la falta de espacios para atender a esta población.
Este panorama fue visto por la estudiante egresada de la Escuela de Arquitectura de la UCR, María José Zúñiga, como un problema que debía ser resuelto por medio de un edificio que supliera las necesidades espaciales del PIAM. Esa fue la tarea que se encomendó a sí misma al escoger, para su Trabajo Final de Graduación, el tema que tituló “Neuroarquitectura para la persona adulta mayor”, que consiste en el diseño del edificio del PIAM, en la UCR, aplicando el efecto de los estímulos espaciales en sus usuarios. Dicha estimulación se proyectará a los espacios donde se lleven a cabo las actividades y cursos del PIAM, mejorando así la calidad de vida del grupo de los adultos mayores por medio de un edificio apropiado que los albergue.
En la actualidad, la mayoría de los lugares asignados al PIAM no se adecuan a las necesidades espaciales de los cursos ni crean la atmósfera ideal para estimular el aprendizaje.
El edificio propuesto en el trabajo de graduación de María José Zúñiga tendría un área de construcción de 5.500 metros cuadrados y está en consonancia con la filosofía de la UCR, al propiciar y promover el mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar social del adulto mayor. El lote escogido para este ejercicio de diseño está ubicado en la salida de la finca 2, en la Ciudad de la Investigación de la UCR, en la parada 7 del bus universitario.
Entre los objetivos del proyecto está el de proponer espacios arquitectónicos que generen emociones y sentimientos que favorezcan los procesos mentales del adulto mayor, mediante la aplicación de los estímulos espaciales en el ser humano.
Los espacios del edificio corresponden a los requerimientos administrativos, académicos y necesidades recreativas y de socialización del adulto mayor. En lo académico corresponden a las áreas teóricas (idiomas y gerontología), computación, artísticas (manualidades, artesanías) y movimiento (movimiento humano, grupos culturales). También habrá espacios para administración, acción social, vinculación e investigación.
LUZ Y ACCESIBILIDAD
La neuroarquitectura es una nueva disciplina que combina experiencias y conocimientos de la neurociencia con los de la arquitectura, relacionando los procesos cerebrales y los entornos arquitectónicos. En el caso de su trabajo de graduación, María José Zúñiga estudió los efectos que tienen los espacios de la arquitectura sobre las conductas y pensamientos de los adultos mayores.
Es bien sabido que, con la edad, muchas de nuestras funciones cerebrales declinan y la percepción del entorno presenta cambios. La interpretación de la realidad es diferente a la de años anteriores, por lo cual los arquitectos deberían conocer la manera de crear un adecuado estado de ánimo en los adultos mayores, por medio de un diseño apropiado.
El ambiente moldea y afecta el comportamiento humano y sus procesos cognitivos. En razón de esto, en el diseño del nuevo edificio del PIAM se incorpora el conocimiento de las redes neuronales y sus organizaciones en los diseños arquitectónicos a fin de estimular la atención y despertar la conciencia que modifique la estructura neuronal en el cerebro, a partir del medio construido.
El diseño de Zúñiga tiene en cuenta todos estos aspectos que permiten que el adulto mayor reconozca las nuevas instalaciones como su edificio personal, donde todo detalle ha sido pensado en función de sus capacidades cognitivas.
Entre los puntos que se destacan en su diseño, encontramos a la luz como protagonista principal, dado que el adulto mayor necesita niveles de luminosidad mayores que la media, por la natural declinación de su vista con el envejecimiento. Se busca, además, que tenga facilidades para recorrer sus espacios, ya sea rampas que eviten los esfuerzos, así como lugares que sean reconocibles y simples de entender.
El uso adecuado de colores juega un rol principal en el diseño con predominancia de azules y verdes, los que dan sensación de paz. Asimismo, los lugares tendrán gran variedad de formas, luz, tamaño y texturas a fin de estimular la neuroplasticidad en los adultos mayores. A esto se le agrega un adecuado manejo acústico para evitar los sonidos incómodos, como también amplios jardines y espacios de descanso y recreación.
Debido a la correcta adecuación de la neuroarquitectura al edificio, el proyecto de María José Zúñiga tuvo la calificación de excelente, con lo cual recibió el título de Arquitecta.
De esta manera, la Escuela de Arquitectura cumple con su misión de prestar, por medio de los proyectos de graduación, un servicio social que, en este caso, beneficia al PIAM y a su labor en favor de la integración de los adultos mayores al ambiente universitario.
