La Red Sismológica Nacional llamó la atención a la actividad del volcán Turrialba. (Foto: cortesía de Raúl Mora)
Desde el pasado 15 de mayo, la Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica (UCR) tomó la decisión de cambiar el grado de actividad volcánica del volcán Turrialba de color verde a amarillo, debido al incremento en su sismicidad, así como a la magnitud de sus erupciones freáticas (erupción de gases en el que no interviene magma o lava) que se presentan desde el 2010.
Pese a esta actividad del Turrialba, no es necesario tomar aún medidas como la evacuación de la población aledaña. “Hay que tenerle más cuidado, no debemos bajar las guardia, no está estable ni más tranquilo”, detalló a UNIVERSIDAD el vulcanólogo Raúl Mora, coordinador de la RSN.
Hasta ahora estas erupciones del Turrialba no han tenido consecuencias directas en el entorno natural de las zonas aledañas; no obstante, la lluvia ácida generada por los gases expulsados por el volcán sí ha afectado la vegetación y cultivos cercanos, explicó Mora.
También, aclaró que la única institución con la potestad para comunicar alertas sobre una eventual situación es la Comisión Nacional de Emergencia (CNE); esta tarea no le corresponde a la RSN, ya que “nuestro criterio es meramente técnico”, comentó.
CONFUSIÓN SOBRE COLORES
Según el vulcanólogo, existe una confusión en la población con respecto los colores con los que la RSN califica la actividad de los volcanes y los que utilizan la CNE para declarar la gravedad de las emergencias.
“La RSN tiene desde hace años lo que nosotros llamamos un semáforo volcánico. Es un instrumento que nos indica cómo están los volcanes en nuestro país; está hecho exclusivamente para los volcanes y para analizar su actividad. Entonces, este semáforo tiene los colores blanco, verde, amarillo y rojo; pero, eso no son alertas, estos colores nos indican si está menos o más activo el volcán”, puntualizó.
Para Mora, es importante que se tome con cautela y se diferencien bien los colores con los que cada institución califica la situación; si bien la RSN indicó que la actividad del Turrialba está en color amarillo —según sus criterios—, el estado de la situación para la CNE en la zona es de alerta verde, es decir, no de emergencia.
“Nosotros cada mes nos reunimos con el Comité Asesor Técnico de Vulcanología, donde se reúnen las instituciones encargadas del monitoreo volcánico, la CNE y, en algunas ocasiones, con los guardaparques; de ahí se generan los criterios con respecto al tema”.
Mora dio a conocer que está listo un “Mapa de peligro volcánico” para el Turrialba, pagado por la CNE, que les ayudará a agilizar las medidas por tomar, en caso de peligros que se pudieran dar en la zona.
Agregó que, actualmente, analizan los temblores detectados en la zona entre el volcán Irazú y el Turrialba, donde la Escuela de Geología de la UCR y la RSN colocan más estaciones sísmicas para entender qué fallas activas los provocan.
Por otra parte, en el caso del volcán Poás, mencionó que se encuentra activo con erupciones freáticas desde el 2006; “en lo que va del año son más grandes y energéticas, pero hay una cantidad menor”.
Recordó que desde hace tres años el lago se está secando debido a que las altas temperaturas provocan la evaporación del agua. Esta actúa como una especie de tapón que detiene los gases para que no pasen directamente a la atmósfera.
Por otro lado, el experto detalló que el volcán Rincón de la Vieja también está activo y tiene un lago caliente con erupciones freáticas, donde la pared norte es la que tiene la menor distancia hacia el lago, lo cual provoca que con las erupciones se derrame el material por esa parte.
Este derramamiento de material ya ha generado muerte de peces en el río Pénjamo, debido la acidez de estos fluidos.
