Apoteósico desastre

Si queda un político todavía, para perfilarse a dirigir nuestros destinos a futuro, que enarbole la bandera Patria y convoque al cierre de ese

Creo, al igual que la mayoría de los costarricenses, que no hay palabras para describir  el fracaso técnico de “ la obra” llevada a cabo por la llamada “Autopistas del Sol”, que debería llamarse por la muestra aquí en Costa Rica : “Autopistas Movedizas de España”.Debo hacer patente que los funcionarios de la administración Óscar Arias como los  de Laura Chichilla, han dado las explicaciones más “cantinflescas” que alguien pudiera escuchar: todas redundan en: los trazos, las lluvias, los parámetros, los estudios, la compactación, expectativas previstas; el Ministro de Obras Públicas con toda propiedad dice que todo va por buen curso, pero sólo vemos, pedruscos, honduras, parches en una “autopista nueva”, el sabio de Concesiones dice su evangelio con otra sarta de aseveraciones movedizas, lavadizas, imprecisas y resbaladizas, y así todos los actores “políticos”, que realmente no saben nada de tal desastre. Mientras Laname ahora dice de fallas en las obras de mitigación y defectos en taludes y rellenos, los que fiscalizaron el desastre dicen que cuando Don Óscar cortó la cinta: todo estaba bien. No,  no, costarricenses, cerremos esa  “autopista” y que no se abra hasta que esté totalmente en perfectas condiciones, o es que todavía tenemos taparrabo y por “rayitos de sol” -en la vos de un interlocutor que no vocaliza y por ende no se le entiende la lengua que habla- vamos a tolerar esa humillación, porque eso es lo que es: una humillación por parte de Autopistas del Sol y de los dos últimos gobiernos. ¡Ya no más! Esto es producto de “autoridades apátridas”, donde el país no cuenta, donde la irresponsabilidad se pasea por los pasillos del Estado y en mansiones privadas con rictus de burla, de vagabundería, de falta de compromiso y decencia. No veo trazas de que el Gobierno exija un final perfecto de las obras; por esto, lamentablemente, creo que sólo hay una salida: agacharnos o enfrentarnos.

Si queda un político todavía, para perfilarse a dirigir nuestros destinos a futuro, que enarbole la bandera Patria y convoque al cierre de ese desastre, que arreglen Cambronero, la salida por Puriscal y el Monte del Aguacate, y tengamos paciencia, sabiendo que todo estará como la Patria lo merece, aunque sea a la “puesta del sol”.

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