Violencia sacude al fútbol

Roy Myers, fue sancionado con cuatro partidos de suspensión por empujar al árbitro Henry Bejarano. La caótica situación que se presentó en el estadio

Roy Myers, fue sancionado con cuatro partidos de suspensión por empujar al árbitro Henry Bejarano.

La caótica situación que se presentó en el estadio Alejandro Morera Soto durante el partido entre Liga Deportiva Alajuelense y el Club Sport Cartaginés no tiene precedentes en el fútbol nacional: cinco jugadores brumosos expulsados, airadas protestas, amenazas y empujones contra el árbitro central Henry Bejarano.

El partido fue suspendido y la bochornosa escena refleja como el fútbol costarricense se consume en la violencia.

Las estadísticas de este torneo muestran una alta incidencia de faltas graves: 39 expulsados en 33 partidos (datos hasta la fecha 6 y con 3 partidos por reponer), para un promedio de 1.08 tarjetas rojas por encuentro, cifras bastante altas para un torneo que apenas empieza.

Julián Solano, presidente de la Comisión de Arbitraje, calificó el hecho como «lamentable y bochornoso» por parte de los jugadores y el cuerpo técnico del Cartaginés, mientras defendió la actuación del juez principal del encuentro, del cual avaló las tarjetas amarillas y rojas mostradas a los cartagos, pues a su parecer están acordes con el reglamento, «y aunque el árbitro se hubiese equivocado, nada justifica la actuación de los jugadores».

Respecto de las sanciones, Solano las calificó de «ridículas», si se considera el tipo de falta cometida; además se mostró molesto por el proceder de la Comisión Disciplinaria, al evaluar la sanción a Sandro Alfaro con el vídeo del partido y no con el informe arbitral, en el cual se indica que el jugador golpeó al árbitro.  «El informe arbitral fue violentado, y el reglamento transgredido», indicó.

Para Solano, el aumento de la agresividad  en el fútbol nacional tiene entre sus causas la disminución de las penas en los reglamentos desde 2000 y, por tanto, se hace necesario el endurecimiento de las sanciones, en especial  cuando hay agresión a los silbateros.

En el caso de las canchas en mal estado, señaló que los árbitros siguen las recomendaciones de la Comisión de Arbitraje de no realizar los encuentros si el terreno de juego pone en riesgo la integridad física de los jugadores y el espectáculo. Pero hay muchos intereses de por medio que le impiden tomar la decisión de suspender un encuentro.

GUIMA MOLESTO

El técnico del Cartaginés, Alexandre Guimaraes, consideró que la reacción airada de sus jugadores fue provocada por el árbitro central al no tener un buen manejo del juego y cargar con cuatro tarjetas amarillas  al equipo blanquiazul en 13 minutos, y luego expulsar al jugador Pablo Brenes por la falta artera sobre Steven Bryce.

«Después de la segunda tarjeta roja, el árbitro no supo controlar la situación. Yo le pregunté que cómo era posible que expulsara a cuatro jugadores, que no estaba conforme con esa decisión y nunca iba a olvidar ese partido. Le dije que si me iba a expulsar lo hiciera viéndome a los ojos, nunca me sacó la roja y siempre miró hacia el suelo», explicó Guimaraes.

Agregó que deben mejorarse los nombramientos arbitrales, pues de los cuatro partidos jugados hasta entonces por el cartaginés, en dos las decisiones arbitrales perjudicaron el desempeño brumoso (contra Santos y la Liga).

Además, en el caso del silbatero Bejarano, los jugadores cartagos indicaron que este les negó el saludo antes del partido, mientras que aceptó el de los rivales.

DISCULPA PÚBLICA

Róger Brenes, vicepresidente del Club Sport Cartaginés, explicó que la junta directiva del club no avala la actuación de los jugadores ni el cuerpo técnico, por lo que enviaron un comunicado de prensa en el que se disculpan con la gente que se hizo presente en el estadio y con la afición en general.

«En el momento en que permitamos una situación como esta, se nos puede venir una bronca en nuestro estadio, porque estaríamos avalando algo que no está bien. El jugador y el dirigente deben dar el ejemplo, para que no suceda algo similar a lo de Argentina, donde se suspendió totalmente el fútbol por la violencia.»

Sin embargo, el directivo cuestionó la labor del árbitro Bejarano, pues considera que debió tener mayor personalidad y pudo manejar mejor el conflicto alejándose de la escena para no dejarse intimidar por los jugadores. «El central perdió el control, nunca apuntó nada durante la gresca y resulta que en el informe se acuerda de todo lo que le dijeron,» puntualizó.

Brenes aceptó que los jugadores «perdieron la cabeza» y esto se debe a la ansiedad que provocan los malos resultados de este inicio de temporada, por la alta expectativa que provoca la presencia de Guimaraes en el banquillo. «Hay gente que no quiere que Guimaraes crezca,» puntualizó.

EDUCAR AL DEPORTISTA

Consultado sobre el tema el director del posgrado e investigación de la Escuela de Educación Física de la Universidad de Costa Rica, Dr. Walter Salazar, señaló que en el fútbol se destaca el concepto del «fair play» (juego limpio), o sea jugar con apego a las reglas, respetar al contrario, buscar la superioridad a partir de la destreza y no de la brutalidad. Son normas que deben enseñarse a jóvenes y niños en un proceso educativo bien estructurado.

«El futbolista no esta solo, se encuentra en un ambiente que puede favorecer la violencia; hay que examinar en qué medida la sociedad tolera este tipo de actos, y como prensa deportiva tiene un papel preponderante ya sea a favor o en contra de estos hechos,» añadió.

Agregó que se debe enseñar al jugador el respeto hacia la persona que vela por las reglas de juego: «el árbitro no se toca, las decisiones arbitrales no se discuten, porque un jugador no lo va a convencer de que cambie su decisión».

Por su parte el profesor de la misma escuela, Gerardo Araya Vargas, explicó que la mentalidad «resultadista» provoca agresividad y frustración en los deportistas, pues se les premia por ganar, no por brindarse al máximo y dar su mejor esfuerzo.

Enfatizó en la importancia de un entrenamiento psicológico, en que se simulen en un ambiente controlado, las situaciones críticas de juego y los ambientes de alta tensión, para que tanto jugadores, entrenadores como árbitros aprendan a manejarse correctamente en momentos difíciles.

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