Comida con sabor a Boruca

El texto recoge más de 150 recetas tradicionales de la comunidad indígena de Boruca junto con actividades conexas, utensilios y productos típicos de la

El libro de Leila Garro, Saberes y Sabores de Boruca, se presentará al público este jueves 14 de octubre en el Centro Cultural de España  (El Farolito) a las 7p.m.

El texto recoge más de 150 recetas tradicionales de la comunidad indígena de Boruca junto con actividades conexas, utensilios y productos típicos de la región.

La obra es un repaso por la herencia culinaria del pueblo boruca y según la autora, ella es solamente la vocera que transmite esta información al público, pero son los borucas los dueños de la información, pues forma parte de su patrimonio.
La investigación esta fundamentada en la memoria de once personas mayores de 50 años, quienes durante entrevistas y reuniones fueron contándole a la autora las comidas y tradiciones de su pueblo.

“Al principio las cosas no salían tan fluidas, empezamos hablando de lo que cocinan ahora y poco a poco fueron recordando lo que hacían sus madres y abuelas. La memoria colectiva se fue reavivando y fue evidente en la expresión de ellos la nostalgia de cosas que hace tiempo no comen e incluso nombres de platos que habían olvidado”, comentó Leila Garro.

Según comentó la investigadora y escritora, este libro es producto de una inquietud que tuvo desde que conoció el pueblo de Boruca, hace cerca de 40 años. La diferencia entre la comida de la meseta central y del poblado indígena fue el primer impulso, que luego se profundizó cuando la comida de Boruca comenzó a cambiar.

“He visto cambios muy acelerados entre el Boruca que conocí hace 40 años y el actual, especialmente en la comida. Veo como ahora dependen más de cosas de fuera y como la gente se ha empezado a desprender de la tradición que habían tenido”.

Saberes y sabores de Boruca se hizo con el aporte del programa de Becas Taller del Ministerio de Cultura y Juventud, que cooperó con la investigación, cuyos resultados se premiaron en el concurso Conservación y Educación de la Herencia Cultural 2009 de la Ford Motor Company, que permitió afinar detalles, hacer fotografías y más tarde publicarlo, con el apoyo del Centro Cultural de España.

SABORES PARA REFLEXIONAR

Leila Garro afirma que el libro tiene por propósito dar a conocer la cultura culinaria de la comunidad de Boruca, para que sus aportes sean reconocidos y valorados por todos los costarricenses.

Más que un simple recetario, Saberes y Sabores de Boruca recoge el conocimiento, los utensilios, productos y hasta la organización social en torno a la obtención y preparación de los alimentos.

“Parte de la autosuficiencia del pueblo son los utensilios y reflejan el ingenio y la sabiduría para utilizar todo lo que tienen alrededor. Me pareció fuera de contexto hablar solo de la comida sin hablar de todo lo demás que implica la auto sostenibilidad: la organización social, los utensilios, los productos e inclusive las costumbres solidarias de compartir los productos unos con otros, que todavía se da”.

Además la autora hizo un esfuerzo por documentar todos los productos utilizados, incluyendo los que no tienen traducción al español con su denominación científica, de modo que sea posible su aplicación práctica.

Según dijo, entre las cosas que más tardan en perder su nombre en una lengua están las comidas, por lo que la investigación resultó no sólo en un proyecto de rescate de cultura culinaria, sino también del idioma brunca. “Para mí fue una limitación pero también es una riqueza, por eso identificamos los productos en brunca y con su nombre científico. Y es que a través de la lengua se evidencia la cosmovisión de los borucas, pues cada nombre es una leyenda, una historia”, explicó.

Garro espera que el libro produzca reflexión en torno a dónde estamos, hacia dónde vamos y hacia dónde queremos ir. “Que pensemos si realmente queremos seguir en esa línea de copiar todo lo de afuera o si queremos volver los ojos a lo que somos y a lo que podemos aun desarrollar y valorar”, dijo.

Asegura también que desea que las personas no indígenas que lo lean valoren este legado indígena y que los lectores indígenas puedan aprovechar aun más lo que tienen “que sigan el ejemplo de los mayores y que no dejen que ellos se nos vayan sin compartir todo lo que saben”.

El libro se consigue en la Librería de la Universidad de Costa Rica, en la Librería Universal, en Guitarras Aristides (Cinco Esquinas de Tibás), en el Restaurante Colbert (Vara Blanca) o con la autora, en el teléfono 22256397 o al correo electrónico [email protected]


En palabra de Leila


¿Cuál cree usted que es la importancia de esta investigación?

– Es un aporte muy importante a la cultura costarricense ya que aquí no se han fortalecido los regionalismos, ni las culturas. Se ha impuesto un modelo de alimentación que creemos que es para todos y cuando nos damos cuenta, hay una riqueza que no hemos explorado ni disfrutado.
Conocer el aporte de los pueblos indígenas, Boruca como ejemplo, aporta riqueza a la sociedad en general y para los pueblos indígenas es importantísimo, pues por mucho tiempo les hemos hecho creer que lo que sale de ellos no es importante. Visualizar esta riqueza es volver un poco al orgullo indígena, a lo mucho que nos han enseñado.

En la alimentación actual de los costarricenses, ¿hay aún evidencia de la herencia culinaria aborigen?

– Sí, hay una influencia. Todo lo que es de maíz, las chorreadas, las cosposas, la mazamorra, los guachos y los tamales, aunque el de Boruca es muy diferente porque es de arroz. Pero yo siento que ahora en general para Costa Rica hay un modelo importado y nosotros no lo estamos combatiendo, estamos aceptando la imposición de una serie de comidas de fuera.
Otra cosa que veo es que en estas comidas hay mucha riqueza: flores, brotes, granos, cereales y una serie de cosas que ahora es más difícil encontrar. En los pueblos indígenas y campesinos se ha limitado la comida porque sienten que comer esas cosas “no es muy civilizado”, porque eso les hemos dado a entender.
En el libro se indica que 7000 plantas han sido cultivadas y recogidas para el consumo humano, pero sólo quince plantas y ocho especies animales suministran el 90% de la alimentación. Por eso yo digo que lo que está pasando en Boruca es lo que está pasando en el resto del país y del mundo, todos consumimos lo mismo: dos o tres tipos de carne (si es que comemos carne), arroz, frijoles que ojalá comiéramos más y alguna otra cosita mas.

Respecto de este modelo extranjero que ha modificado los hábitos alimenticios en todo el mundo y la discusión sobre la soberanía alimentaria, ¿el libro tiene una intención de incentivar a retomar alimentos autóctonos?

– Actualmente yo creo que soberanía alimentaria no hay. Si los productos que consumimos los manejan unas cuantas transnacionales, tienen a la humanidad agarrada por la boca y pueden hacer lo que quieran con nosotros.
Y es que es más fácil masificar, imponer un modelo de vivienda y alimentación por parejo, aunque las necesidades sean distintas. Yo fui sutil en que esto no fuera una denuncia, pero al buen entendedor pocas palabras.

¿Cree usted que hay posibilidades de volver a una alimentación basada en lo que crece en nuestro propio país?

– La mayor parte de los productos que se consumían aquí siguen estando en el ambiente, en los bosques e inclusive en los jardines y patios de las casas. En Boruca por ejemplo se comen seis variedades de hongos (seis variedades) pero no se están cultivando, aunque se podría. ¡Y se podrían hasta promocionar como comidas gourmet!
Pienso por ejemplo en la comida francesa, ellos han mantenido y defendido las tradiciones de los pueblos; nosotros podríamos hacer lo mismo resaltar que además del gran aporte nutricional de estos alimentos, ¡son deliciosos!


La autora


Leila Garro Valverde nació en San José en 1943. Es doctora en Enfermería, Licenciada en Salud de la Mujer y Perinatología, egresada de la UCR.

Como enfermera le correspondió formar a los primeros asistentes de salud indígenas. Allí comenzó a visitar por trabajo, como voluntaria o por gusto, los pueblos indígenas. En Boruca conoció a su esposo José Carlos Morales – líder indígena – y a raíz de eso se involucró aún más con los pueblos indígenas.

En Talamanca, por ejemplo, ha desarrollado proyectos relacionados con medicina tradicional, espiritualidad, etc.
En Boruca -y aunque Saberes y Sabores de Boruca es su primer trabajo publicado- ha desarrollado otras investigaciones, por ejemplo La Toponimia Boruca.

Es cofundadora de la organización indígena Kus Kura S.C. y allí ha impulsado proyectos en áreas de niñez y espiritualidad indígena.


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