Una gran historia en busca de editor

Franklin Chang acaba de publicar el segundo tomo de sus memorias: Un viaje de ensueño.

Lo primero que llama la atención en la historia del astronauta Franklin Chang Díaz (nacido en San José el 5 de abril de 1950), miembro del Salón de la Fama de la NASA y uno de los dos hombres que más viajes ha realizado al espacio, es que no hubiera encontrado un editor que llevara su extraordinaria narración de cómo alcanzó su sueño americano a un público más amplio.

El ingeniero mecánico, físico y astronauta tiene una gran historia que contar y decidió hacerlo de su puño y letra, mientras viajaba de un país a otro y desarrollaba sus proyectos en Ad Astra Rocket Company, con el fin de dejar, en especial a sus hijas y nietos, una versión de los hechos de la manera en que alcanzó sus sueños tras partir hacia Estados Unidos en 1968, en busca de coronar sus más altas aspiraciones.

A la vuelta de muchos años, Chang, junto con Jeffry L. Ross, es el hombre que más viajes ha hecho al espacio, con un total de siete, lo que constituye un récord difícil de igualar en estos convulsos tiempos.

Solo este precedente merecería que sus memorias le dieran la vuelta al país en libros que leyera la población en general, y sobre todo los jóvenes, que hoy se debaten entre seguir sus sueños o condenarse a ejercer empleos temporales, en un mundo cambiante como nunca antes.

Al consultarle a Chang por qué sus dos tomos (Los primeros años y Un viaje de ensueño- Dream’s journey) no habían tenido mayor difusión, el astronauta respondió: “Hasta ahora, el interés del público en general en estas historias ha sido poco y no amerita una edición grande. Por otro lado, mi intención principal ha sido dejar un legado escrito de mi puño y letra para mis hijas y sus descendientes, en caso de que en algún momento tengan interés de conocer mi versión de los hechos. ¡Cómo me hubiera gustado poder leer autobiografías de mis antepasados! Pero no las hay”.

La historia de Chang, quien es descendiente de chinos por su lado paterno y latino por el materno, pasa por una serie de pasajes que cautivan a formar parte de ese interminable número de pequeños acontecimientos que moldearon su aventura en suelo estadounidense.

“Corre el mes de agosto de 1968, y se asoma un inmigrante de 18 años de edad que aún no es nada ducho en habla inglesa, cuando aborda un aeroplano a los Estados Unidos con apenas cincuenta dólares en su bolsillo y tan solo un tiquete de ida para llevar a cabo su sueño americano”, relata la sinopsis del libro.

Tras graduarse del colegio La Salle, en Costa Rica, Chang partió hacia Estados Unidos con el fin de continuar sus estudios y el primer peldaño lo cumplió en el Hartford Public High School, de donde se movió a la Universidad de Connecticut y luego al Instituto de Tecnología de Massachusetts, en el que obtendría el doctorado en Ciencia.

Las peripecias de “los primeros años”, así como su estancia en Norteamérica, están incluidos en los dos tomos publicados, el último en inglés, por ser la lengua en que vivió esas experiencias.

“Franklin Chang arriba a la caza de su sueño de niñez de convertirse en científico aeroespacial y astronauta. Y así arranca una odisea extraordinaria de aventura y descubrimiento. Es una historia que cautiva y emociona, pero también un relato de lucha y perseverancia en medio de la adversidad, y que se desenvuelve en un contexto de tumulto social existente en los años 1960 y 1970”.

El libro, de acuerdo con Bruce Callow, quien trabaja como consultor para Chang, “es una semblanza moderna, escrita con naturalidad, honestidad y sentido del humor. Las divertidas experiencias del autor al lidiar con sus mascotas, unos gatos, le arrancarán una sonrisa al lector. Los costarricenses que han vivido y estudiado en los Estados Unidos o que planean hacerlo podrán encontrar este libro particularmente relevante e inspirador”.

SIN SÚPER HÉROES

En los años 80 y 90, Franklin Chang era visto como un mito por los jóvenes costarricenses, a quienes aún les resultaba ajena la palabra astronauta, de modo que el hecho de que un costarricense se hubiese apropiado de ella causaba fascinación, asombro e incluso una especie de misterio incomprensible, para una realidad tan pequeña y limitada.

Por ese motivo, tras su primer viaje al espacio, en 1986, Chang empezó a forjarse una leyenda con un áurea difícil de alcanzar, tanto entre quienes le admiraban de verdad como entre sus adversarios, que lo acusaban de estar al servicio del imperialismo yanqui y de que sus viajes al espacio tenían como objetivo principal el desarrollo de investigaciones al servicio del armamentismo.

Ambas voces, a favor y en contra, se escuchaban por aquellos años, cuando aún los vientos alisios de la Guerra Fría impactaban en las repúblicas centroamericanas, disputadas tanto por los norteamericanos como por los soviéticos.

Por eso es que el relato que este hombre cuenta en sus dos primeros tomos adquiere una especial relevancia, para conocer de su propia versión, de qué manera se las ingenió para vencer entuertos en su ruta a lograr el sueño de surcar el universo a bordo de una nave espacial, como en las mejores narraciones de una vertiente de la literatura de ciencia ficción.

“En su viaje personal en los Estados Unidos y, a pesar del perenne debate sobre el tema de la inmigración, el Dr. Chang ha llegado a apreciar la generosidad de la gente de Estados Unidos hacia aquellos que llegan a sus costas para convertir en realidad su sueño americano. El libro documenta los actos de los buenos samaritanos que le ayudaron en el camino y se refiere a todos a los que dedica este libro. El clímax dramático y emocional de este libro, cuando el Dr. Chang es aceptado en la NASA, dejará al lector añorando leer el siguiente, por el cual esperamos no tener que aguardar demasiado”, puntualizó Callow.

 

De su puño y letra

Franklin Chang responde, en este breve cuestionario, algunas de las razones que lo llevaron a contar su historia, desde los primeros años hasta culminar sus sueños al convertirse en astronauta.

En uno de los epígrafes de su libro, se apunta lo siguiente: “Nadie va a ninguna parte si no es con la ayuda de otros”. En ese sentido, ¿cuáles fueron las personas más significativas para que alcanzara sus sueños?

−Comenzando con mis padres y abuelitos hay toda una larga línea de individuos, tanto en Costa Rica como en Estados Unidos, que me tendieron la mano a lo largo del camino.

¿Qué le ha autorrevelado la escritura de sus libros?

−Que nadie llega a nada sin la ayuda de otros.

El poeta T. S. Elliot dijo: “No dejaremos de explorar y el fin de nuestra exploración será encontrar el punto de partida y conocer el lugar por primera vez”. Después de ver la tierra desde una perspectiva privilegiada y de surcar parte del universo, ¿es el viaje interior de un hombre lo más significativo para una vida?

−Cada uno sigue su propia estrella. Para mí, el universo a mi alrededor inmediato y, más allá, es cautivante y seductor. Yo exploro para vivir y vivo para explorar.

¿Cuáles son las principales claves para lograr las metas que un joven lector podría encontrar en sus dos libros?

−Muchos pasos pequeños y frecuentes, y no grandes saltos de vez cuando. La perseverancia, la autoestima, la ayuda a otros son importantes.

 

¿Cómo adquirir los libros?

Los libros se pueden pedir por medio de Bruce Callow, cuyo correo es: [email protected].

El valor de Los primeros años es de ¢14.000, y el de Un viaje de ensueño (escrito en inglés) es de ¢15.000, más ¢2.000 de gastos de envío.

 

[delipress_optin id="134623"]

0 comments

Semanario Universidad