La fiesta del primer Mundial de Fútbol de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) en Costa Rica dejó varios logros deportivos y extradeportivos. Pese a tratarse de un Mundial Sub 17 de fútbol femenino, la categoría más reciente de todas, las taquillas y los promedios de asistencia superaron todas las expectativas que se tenían y dejó a los organizadores de torneos de fútbol con ganas de más mundiales menores, sólo que en masculino.
El partido inaugural frente a Venezuela fue un llenazo inédito que dejó atrás todos los récords anteriores, pues en esta inauguración hubo un total de 35 000 personas, más allá de que los resultados deportivos no fueron los deseados. Esta misma cantidad de gente se presentó para ver el partido frente a Italia, aun y cuando la Sele iba entre la espada y la pared.
Por ejemplo, para la cita en territorio neozelandés en 2008, se logró un promedio de asistencia poco mayor a las 4400 personas por juego, puesto que al cabo de los 32 partidos se reunieron 141 529 personas; en territorio trinitobaguense —dos años después—, esta cifra se incrementó en cerca de 5000 personas, para un promedio superior a los 4500 espectadores por juego. Posteriormente, estas cifras fueron duplicadas en Azerbaiyán 2012, con una asistencia superior a las 250 000 personas y un promedio que excedía las 8000 personas por partido.
Sin embargo, todos estos registros fueron superados en Costa Rica 2014. En este Mundial, comparecieron 284 610 personas, para un promedio de 9487 por partido. Sabiendo que las entradas costaban entre $5,45 y $12,73 por juego, las taquillas totales llegaron a superar el millón de dólares.
Además, se anotaron 113 goles en los 32 partidos, para un promedio de 3,53 tantos por juego.
DECEPCIONES Y SORPRESAS
Dentro del plano deportivo, las 16 selecciones concursantes en el Mundial costarricense arrojaron un balance bastante diverso de su desempeño, que se prestó para muchas sorpresas.
Corea del Norte y Alemania fueron las mayores decepciones luego de que los atestados previos las hacían ver como grandes favoritas para pelear el título del certamen; sin embargo, ambas tuvieron que regresarse a su tierra desde la fase de grupos, algo que nunca les había pasado en las tres veces anteriores. Incluso las asiáticas siempre eran de las últimas en partir, pues jugaban hasta el último día de competición en los mundiales.
Por lo menos, las norcoreanas se fueron con el consuelo de volcar un juego que perdían contra Alemania 3-0 y dejarlo en un triunfo coreano 4-3. Sin embargo, fue ese día donde las asiáticas lamentaron el autogol de último segundo contra Canadá el partido previo, que ayudó a las canadienses a empatar y, por lo tanto, a clasificar; con este empate, Canadá sólo tuvo que ganarle a una Ghana que ya había superado a las coreanas y alemanas para poder clasificar. Las teutonas sólo se fueron con un empate obtenido in extremis ante Canadá, pero luego no pudieron contra sus otras oponentes y se fueron en una vergonzosa duodécima posición con un solo punto en el torneo.
De China también se esperaba que superara la fase inicial; sin embargo, falló al ser víctima de Nigeria 1-2 y de México 0-4. Sólo pudo evitar ser el último lugar del Mundial al ganarle a Colombia 3-1.
Costa Rica también esperaba verse en los cuartos de final por estar en casa y porque no tenía teóricamente oponentes de peso, pero a la hora de la hora las fallas técnicas y tácticas pesaron para que las nacionales fueran penúltimas sin puntos en la tabla general, sólo por encima de Colombia.
Por otra parte, México sorprendió sobremanera luego de sacar a Colombia y a China de los cuartos de final con sendas palizas de 4-0. Aunque Nigeria, con un 3-0, y Japón, ya en los cuartos de final, con un 2-0, se encargaron de devolver a la realidad a las aztecas, quienes hasta entonces nunca habían pasado de la fase de grupos en sus participaciones previas.
Sin embargo, las mayores sorpresas las dieron Venezuela e Italia. Por sus atestados previos, no se esperaba mucho de ellas más allá de los cuartos de final; sin embargo, no sólo clasificaron con autoridad en el grupo A, sino que después, en cuartos de final, poncharon a las poderosas selecciones de Canadá y Ghana, sobrevivientes del “grupo de la muerte” en sendos partidos infartantes.
Aunque Japón y España acabarían despertando a llaneras y a italianas del sueño finalista, el hecho de quedarse hasta el último día de competición ya es un triunfo muy grande para dos países sin muchos precedentes en el fútbol femenino mundial, más allá de que las italianas consiguieron sellar el tercer lugar en su estreno luego de vencer a las sudamericanas en penales.
Hablando sobre Japón, las asiáticas fueron superiores a todas las demás, ganaron los seis partidos, fueron las más goleadoras al concretar 23 anotaciones y únicamente permitieron uno, frente a Venezuela, para llevarse el título y dejar en el subcampeonato a las ibéricas, quienes pudieron contra todas las demás, menos contra las niponas.
El mundial costarricense sirvió para mostrar el gran nivel de la selección de Japón, campeona infantil con un juego colectivo impresionante, que descolló jugadoras como Hina Sugita y Yui Hasegawa, entre otras. A España, pese al aporte de jugadoras como Pilar Garrote (derecha), no le alcanzó y tuvo que contentarse con el subcampeonato. (Foto: Federación Internacional de Fútbol Asociado)