Crisis del sistema mundial tendrá impacto devastador sobre la región

Intelectuales latinoamericanos se reúnen para analizar la crisis mundial y el papel de América Latina en un nuevo orden mundial

Diríase que es un lugar común en el pensamiento de la izquierda de diferentes partes del mundo: que las crisis que caracterizan al, cada vez más globalizado, sistema capitalista mundial tendrán un impacto devastador en nuestros países.

De forma sintetizada, es así como veinte intelectuales latinoamericanos –reunidos del 9 al 11 de marzo pasado en México– resumieron su visión sobre las crisis actuales y sus efectos sobre América Latina y el Caribe, en el documento titulado “La multifacética crisis del sistema-mundo” (véase en http://www.alainet.org/es/articulo/170083).

Una primera observación es sobre los efectos negativos de los tratados de libre comercio (TLC), en particular del NAFTA, firmado por los tres países de América del Norte: México, Estados Unidos y Canadá.

“El TLC ha desarticulado las cadenas productivas nacionales e insertado fragmentariamente las actividades económicas en las cadenas globales del capital transnacional”, afirma el documento, sin dejar de recordar que muchas veces eso se hace por medio de maquilas y ensambladoras, “donde las condiciones laborales son sumamente precarias”.

Pese a los efectos económicos y sociales de esos tratados, se sigue negociando la mucho más amplia Alianza Transpacífico (TPP), orientada a crear una vasta zona de libre comercio e inversiones, en la que participan tres de los cuatro países latinoamericanos integrantes de la Alianza del Pacífico: México, Chile y Perú.

“A ello se agregará el Tratado Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) que, con los mismos fines, seguirán negociando los actuales y futuros gobiernos de Estados Unidos y de los estados integrantes de la Unión Europea”.

Será imprescindible seguir luchando –dice el documento– para que los gobiernos del continente “se liberen de los leoninos tratados de libre comercio que se han venido implementando desde 1994”.

Escenario de crisis

El documento prevé que “en el futuro previsible se profundizarán las crisis políticas y civilizatorias que caracterizan al sistema capitalista mundial desde hace varios lustros” y que se manifiestan de las más diversas formas, como crisis financiera, económica, energética, alimentaria, ecológica, ambiental, ética, social, ideológica, cultural…

Frente a las crisis, unos organismos internacionales inoperantes se revelan cada vez más incapaces de aportar soluciones, en particular “la Organización de Naciones Unidas y su antidemocrático y cada vez menos representativo Consejo de Seguridad”. Como consecuencia, “se continuará debilitando la búsqueda de soluciones multilaterales a los principales problemas de la agenda internacional”.

El documento estima que, en tal contexto, el Gobierno norteamericano (el vigente y los próximos) y sus principales aliados europeos “continuarán buscando ‘soluciones’ militares a los conflictos que actualmente se están desarrollando en el Medio Oriente (…)

Persistirán las acciones de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN)”, dirigidas a fortalecer su cerco militar contra Rusia, y continuarán “desplegando diversas acciones dirigidas a contener la creciente influencia económica y política” de China.

Aun “debilitado y en declive, Estados Unidos continuará siendo un actor clave del sistema capitalista mundial”; China “aumentará su poderío mundial, enfatizará en la ampliación de su mercado interno, incrementará su progreso científico-técnico, aumentará los gastos militares y desplegará una política exterior aún más activa”. Mientras “Rusia incrementará su actividad diplomática, sus gastos militares y el empleo de los recursos energéticos, como instrumentos para mantener su estatus de gran potencia (…) inevitablemente, se reducirá mucho más la relevancia de la Unión Europea en comparación con otros centros de poder”.

El documento concluye con un capítulo sobre la política norteamericana en América Latina, en el cual advierte que “el saqueo y la depredación de los recursos naturales renovables y no renovables y de los bienes comunes provocará un amplio abanico de resistencias populares en buena parte de los países de la región, incluido México”.

Los debates sobre un nuevo modelo de desarrollo para la región “son aun más importantes si entendemos el camino al socialismo como una transición civilizatoria”, aunque nuestros análisis están atravesados por “lógicas del capitalismo y la modernidad, que nos dificultan visualizar un horizonte postcapitalista” y un necesario cambio de nuestra matriz productiva.

Marco Gandásegui, sociólogo panameño: Una potencia se arroga la capacidad para definir lo que se hace a escala global

Una veintena de intelectuales latinoamericanos se reunieron en México, en marzo pasado, para analizar el escenario internacional y el lugar de América Latina en él.

UNIVERSIDAD conversó con Marco Gandásegui, sociólogo panameño, único representante de América Central en una reunión en la que participaron representantes de México, Cuba, Ecuador, Bolivia, Perú, Chile y otros países latinoamericanos.

El documento tenía como fin analizar la inserción de América Latina en el cambiante escenario del mundo actual. “Cuando digo América Latina, me refiero a los movimientos sociales, a las organizaciones políticas, sobre todo a algunos gobiernos de la región que tienen una visión de futuro”, dijo Gandásegui.

El texto hace énfasis en un aspecto: “Hemos vivido en un mundo unipolar, donde una potencia se arroga la capacidad para definir lo que se hace a escala global. Eso está cambiando. Estamos entrando en una fase multipolar. No sabemos a ciencia cierta cómo se va a configurar el mundo dentro de 10 o 20 años. América Central no va a estar a la cabeza de los cambios, pero va a jugar un papel muy importante en este proceso”, agregó, y detalló que el segundo punto es que “nosotros, en América Latina, tenemos que estar preparados para enfrentar esos cambios. No podemos permitir que el mundo pase por delante nuestro y nosotros nos quedamos rezagados”.

En tercer lugar, destacó, “se hace énfasis en nuestros procesos políticos internos, en la necesidad de que los pueblos tengan una participación creciente en la toma de decisiones regionales. Que los países de la región se pongan de acuerdo en cuáles son nuestros intereses”.

Gandásegui recordó la reciente Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad de Panamá en abril pasado, “donde se establecieron acuerdos mínimos sobre nuestras relaciones con Estados Unido. Esto dejó en evidencia la posibilidad de ponernos de acuerdo en esas materias”, comentó.

Este esfuerzo “pretende ser un punto de partida para iniciar una discusión a fondo sobre la realidad latinoamericana y cómo la región se inserta en el mundo actual”, acotó.

El sociólogo panameño señaló que América Central no solo juega un papel muy importante para entender los problemas que se están dando en la región, sino que también está jugando un papel de creciente importancia a escala global. El mes pasado, Estados Unidos anunció la ampliación de su presencia militar en la base de Palmerola, en Honduras, donde una Fuerza de Tarea de Propósito Especial estará lista para entrar en operaciones en la región entre junio y noviembre próximos.

La relación de Nicaragua con China “es muy importante, pues van a hacer una enorme inversión en el Gran Canal de Nicaragua, que va a comunicar con los mercados de China y con el resto del mundo. Ese canal puede operar a mediados de la década próxima”, añadió.

A su parecer, en el caso de Panamá “la ampliación del Canal va a tener un impacto geopolítico que va a afectar las relaciones entre Estados Unidos y China, como con otras entidades políticas. El conjunto de Centroamérica juega un papel creciente en esas transformaciones”.

 

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