El presidente francés, Jacques Chirac, rechazó la propuesta de su colega estadounidense, George Bush, de enviar tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Irak.
Los países del «Grupo de los 8» (G-8), integrado por la siete potencias industriales del planeta, más Rusia, se reunieron la semana pasada en un centro turístico de Estados Unidos, en un nuevo esfuerzo para encontrar una salida a la crisis de Irak.
La reunión se celebró en medio del optimismo que despertó la aprobación unánime en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de una resolución que apoya la instalación de un gobierno provisional en ese país al que se revertirá una soberanía limitada a partir del 30 de junio próximo. El presidente Bush no ocultó su satisfacción por ese acuerdo, pero sus intentos de comprometer a los países europeos del G-8 (Francia, Alemania, Italia e Inglaterra) a dar su apoyo para que la OTAN despliegue tropas en Irak, fue rechazada por Chirac.«No es misión de la OTAN intervenir en Irak», afirmó el presidente francés el pasado 10 de junio, luego de un esperado desayuno de trabajo con Bush. Chirac se desmarcó también de la visión de su colega estadounidense, que repitió una y otra vez a la prensa reunida en Sea Island, su idea de que debe llevar la democracia y la libertad a todo el mundo. El Medio Oriente no necesita «misioneros de la democracia», afirmó Chirac. «No hay una fórmula hecha que se pueda trasladar de un país a otro. La democracia no es un método, sino una cultura», añadió.
Chirac afirmó también que el arreglo de los conflictos en Oriente Medio es una condición indispensable para permitir el desarrollo de la región. «Deberíamos darnos cuenta del resentimiento y la frustración que provoca en el mundo árabe el espectáculo cotidiano de violencia y humillaciones en un lugar tan cargado de historia y de símbolos», agregó.
Para completar su visión de la realidad mundial, el presidente francés se lamentó de que Bush no haya seguido su ejemplo, cuando invitó a la pasada cumbre del G-8, en Evian, Francia, a los gobernantes de China, India, Brasil y Sudáfrica, en un claro reconocimiento de que se necesitan reformas profundas en el esquema de representación internacional.
Fue el presidente francés quien expresó más claramente su punto de vista ante la propuesta de Bush, pero el jefe del gobierno alemán, Gerhard Schröeder, tampoco ve con simpatía el involucramiento de la OTAN en Irak.
Esa posición es compartida por el gobierno español. Aunque España no forma parte del G-8, sí es parte de la OTAN, y el jefe del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, añadió su voz a la de quienes estiman un error implicar esa organización en Irak. Su canciller, Miguel Ángel Moratinos, enfatizó en que, cualquiera sea el paraguas, aun el de la OTAN, las tropas españolas no volverán a ese país.
Solo Inglaterra, cuyo primer ministro, Tony Blair, ha sido el aliado más estrecho de Bush en esta crisis, se sumó a las iniciativas de EE.UU.
Francia se opuso también a la pretensión estadounidense de condonar un 90% de la deuda iraquí, de más de 120 mil millones de dólares, sugiriendo limitarla a 50%. La condonación podría crear un precedente para que otros países, más pobres que Irak, exijan un tratamiento similar, sobre todo cuando las instituciones financieras internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, siempre muy duras en cualquier renegociación con otros países, entre ellos los latinoamericanos. Ellas apoyarían una condonación que oscilaría entre el 70 % y el 80% de la deuda iraquí.
GOBIERNO EN PROBLEMAS
La creación de un gobierno provisional en Irak, encabezado por el antiguo colaborador de la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA), Ayad Alawi, tendrá el desafío de garantizar un paulatino retorno a la normalidad en Irak. Pero la tarea no será fácil.
Alawi afirmó que no está avergonzado de haber colaborado con la CIA, pero el diario The New York Times informó que Alawi y su grupo, el Acuerdo Nacional Irakí, cooperaron con la CIA en los años 90 para colocar bombas y sabotear instalaciones oficiales en Irak.
La comunidad kurda amenazó con retirarse del gobierno de transición si no se contempla la autonomía de la región. Una medida como esa sería vista con desconfianza en las vecinas Turquía e Irán, países que cuentan con importantes comunidades kurdas y temen su fortalecimiento y sus exigencias si logran la autonomía en Irak.
Los kurdos fueron duramente reprimidos por Saddan Hussein, pero también por el gobierno de Turquía, un aliado de Estados Unidos y miembro de la OTAN. Es precisamente en Turquía donde esa organización va a celebrar, este mes, su reunión.
«No aceptaremos que se otorgue a la chiitas demasiado poder, afirmaron las autoridades kurdas», refiriéndose al grupo étnico mayoritario en Irak que durante el gobierno de Hussein sufrió también bajo el control de la minoría sunita.
«Hasta ahora no hemos convocado a crear un Kurdistán separado, pero, si nuestros derechos no son reconocidos, tomaremos medidas en el interés del pueblo kurdo», dijo Mulaha Bekhtiyar, vocero de la Unión Patriótica kurda (PUK). Nesrin Berwari, integrante del gobierno interino, advirtió, por su parte, que renunciará si así lo decide el liderazgo kurdo, tras recalcar que no se permitirá a los chiitas tener «la parte del león» en cualquier futura administración.
En esas condiciones, un gobierno iraquí podría tener muchas dificultades para controlar la situación en el país. Si bien Bush quiere transferirle las tareas de seguridad y promover la creación de una policía y un ejército con ciudadanos del país, Estados Unidos mantendrá cerca de 150 mil hombres en Irak, donde siguen los enfrentamientos entre la resistencia y las fuerzas de ocupación.
Una gran explosión destruyó el pasado 10 de junio parte del oleoducto que cruza la localidad de Beiji, al norte de Bagdad, mientras los enfrentamientos continuaban también en Faluya. Los atentados y la destrucción provocada por la guerra disminuyeron en 10% el suministro nacional de electricidad e impiden que los iraquíes puedan disfrutar de más de 16 horas diarias del fluido, cuando la temperatura supera los 40 grados centígrados.