En esta entrevista el especialista en conflictos Edward Kaufman, asegura que no se quieren ver las causas de la pobreza de muchos países.
«¿Por qué nos odian?» Esta pregunta aún no tiene respuesta para quien la formuló: el presidente estadounidense George Bush, transcurridos seis meses de los atentados del 11 de setiembre.
A estas fechas, la opción sigue siendo militar y no política, afirmó Edward Kaufman, experto en resolución de conflictos y promotor de la diplomacia ciudadana, quien visitó recientemente Costa Rica.
Para Kaufman, de nacionalidad israelí, no se han buscado las raíces del enfrentamiento subyacentes entre los países del sur y las naciones ricas como Estados Unidos.
En entrevista con UNIVERSIDAD, Kaufman se refirió también al conflicto palestino israelí, resaltando que el odio entre los máximos líderes y la revancha irracional, impiden una solución.
URGE REPLANTEAMIENTO
Auque es partidario de la salida militar, dada la amenaza global que representa el terrorismo, Edward Kaufman habló de la necesidad de reforzar los acuerdos internacionales y los marcos multilaterales, más allá de las acciones unilaterales como en Afganistán.
También insistió en la necesidad de que Estados Unidos comprenda las raíces del descontento existente en los países con grandes sectores de pobreza extrema.
Este descontento se relaciona con las políticas económicas que esa nación implantó en dichos países, las cuales, sumadas a la corrupción local, han acentuado tal pobreza.
Paralelamente a la salida militar, Bush tiene la oportunidad – seis meses después del 11 de setiembre- de destinar dinero y esfuerzos a atacar la pobreza en estos territorios; sin embargo, no lo ha hecho.
Consideró que una acción contra Irak, -iniciativa que cobró mayor fuerza esta semana- podría ser viable desde el punto de vista del derecho internacional, si se le comprueban las acusaciones hechas.
Eso sería necesario, pero no suficiente. «Lo indispensable es designar más ayuda externa, que sólo es del 0.50 por ciento de presupuesto de Estados Unidos», dijo. (De ésta la mayor parte se destina a Egipto e Israel)
ODIO Y REVANCHA
La aceptación de que el lenguaje de la fuerza es el único que comprende el enemigo, ha sido por otro lado para Kaufman, uno de los factores que impiden la solución al «interminable» conflicto palestino- israelí.
Mencionó también los crecientes ciclos de violencia, que han generado una revancha irracional, dada la cantidad de muertos en ambos bandos.
A este aspecto se le agrega el del liderazgo, de gran peso en este conflicto, por cuanto Yasser Arafat (líder palestino) y Ariel Sharon ( primer ministro israelí) se odian mutuamente.
De ahí la importancia de que participen terceros como Estados Unidos y algunos países europeos, para facilitar un acuerdo y parar la violencia contra los civiles de las últimas semanas.
La reciente propuesta del príncipe heredero de Arabia Saudí, recibió el apoyo de Kaufman. «La iniciativa es tentadora, aunque el precio por pagar no es pequeño», aseguró el experto.
A grandes rasgos este plan ofrece el reconocimiento de Israel, por parte del mundo árabe, a cambio de la devolución de los territorios ocupados desde 1967 (Guerra de los seis días) .
Desde hace muchos años, Kaufman respalda la conformación de un Estado para los palestinos y de una confederación jordana-palestina- israelí, que se convierta en la base para el avance económico y democrático en el medio oriente.
LA DIPLOMACIA CIUDADANA
Edward Kaufman ha sido Director Ejecutivo del Instituto de Investigaciones Harry Truman para el avance de la paz, de la Universidad Hebrea en Jerusalén desde 1983.
La semana pasada impartió un taller de diplomacia ciudadana para la resolución de conflictos, en el Instituto Manuel María Peralta, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La diplomacia ciudadana o de segunda vía procura técnicas innovadoras y creativas, que faciliten la búsqueda del consenso, con la participación de distintos sectores de la sociedad civil. Estimula la cooperación entre las partes y aborda los las raíces causales de los conflictos.
Se le considera un método alternativo de resolución, un complemento de la diplomacia oficial. Según Kaufman, hay un mayor número de conflictos de identidad, donde un grupo quiere ser reconocido por otro. Su trabajo se empezó a notar en el Líbano y en el conflicto Ecuador- Perú.