Estados Unidos y la OTAN arman y preparan a los rebeldes sirios (provenientes de cualquier lado) para derrocar a Bashar al-Assad, presidente de Siria, y de paso eliminar a ISIS, a quien no han pegado un tiro, si acudimos a los resultados.
Rusia arma a Bashar al-Assad y lucha a petición suya, contra los rebeldes que quieren derrotarlo, y de paso bombardean a ISIS.
Para impresionar a su periquita de amor que lo ve tanto anticuado como regordete, con derroche cinematográfico Francois Hollande lanza la aviación francesa sobre cielo sirio, no más porque es él. Abrió el portillo. No había aterrizado su flotilla cuando ya estaba en el aire la rusa.
Estados Unidos y aliados estarían cómodos si Rusia no ataca a quienes ellos arman y entrenan para derrocar a quien ha pedido a Rusia su asistencia. Los migrantes saturan las costas y fronteras de Europa, en la emergencia humanitaria más acuciante desde la II guerra mundial, adobada con temeraria irresponsabilidad por la comunidad internacional.
¿Hay lógica en el mundo contemporáneo? Chiitas y sunitas se enfrentan hace más de 1.000 años por el poder en el Oriente, y las potencias occidentales (con su interés criminal), acechan para alzarse con muebles, pozos, enseres y heredades. La prensa, que no deja de parlotear, dice cualquier cantidad de barbaridades. Alguien las ha de creer.
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