A luchar por el salario digno

La situación de los profesores interinos vista desde su existencia es angustiosa, pues conlleva una serie de preocupaciones,

“Yo no os amo dormidos:

Yo os amo combatiendo y trabajando

haciendo hachas deicidas,

libertando”.

Jorge Debravo en Los Despiertos

La situación de los profesores interinos vista desde su existencia es angustiosa, pues conlleva una serie de preocupaciones, donde quizá la mayor de ellas es la renovación del contrato de trabajo, especialmente en el caso de los que solo trabajan para la Universidad (asumir compromisos pasa por el riesgo de no poder hacerles frente de quedarse sin empleo). En muchos casos la situación de interinos les impide expresarse (en sentido amplio) pues entiende su fragilidad en las relaciones de trabajo patrón-trabajador, lo cual riñe con la libertad de cátedra. Los administrativos pasan también por situaciones muy similares. Y en el caso de su organización, cuando pueden vencer sus miedos optan por afiliarse a su instrumento natural de lucha el SINDEU que siempre ha luchado por reducir esta desigualdad académica y laboral. Ciertamente en la Universidad el interinazgo ha prevalecido por muchos años lo cual parece rozar con el artículo 20 del Reglamento de Régimen Académico y Servicio Docente (además pone en riesgo el vínculo). Según un estudio de María del Carmen Sequeira y Leda Lilly Díaz publicado por la revista electrónica del Instituto de Investigación en Educación de la Universidad de Costa Rica en el año 2009, la suma de profesores interinos en la Universidad de Costa Rica era de 3678 profesores en el año 2007. Esto es lo que explica la afirmación del editorialista de la Nación comentada en la parte II, pues a los profesores interinos se les paga menos. Así los profesores en propiedad que trabajaban con un cuarto de tiempo en los Centros Regionales deben ser sustituidos por profesores interinos (mal pagados). El desinterinazgo debe ser asumido ya y hacer justicia con una población que día a día le entrega lo mejor de sus vidas a la Universidad. Ahora bien, defender la Autonomía Universitaria pasa por defender el Presupuesto Universitario, que ya para 1988 tenía serias dificultades en la administración de Arias Sánchez, lo cual obligó a la venta de servicios y en el caso de la Universidad de Costa Rica se fundó FUNDEVI. La tradición era que las autoridades universitarias encabezaban las luchas por el Presupuesto Universitario, esto ha declinado en función de la concertación con los gobiernos de turno (en detrimento de la inversión en la educación superior). Así concertaron los Rectores, dejando según el acuerdo la posibilidad de inyectar de más recursos a futuro ´en caso de ser necesario´, Pero en el pozo de las desilusiones anidan las promesas demagógicas incumplidas, por ejemplo el gobierno ofreció en campaña crear más puestos de trabajo, y ahora hay 31.000 personas más a las filas de desempleados arrojando una suma de 220.000 desempleados. Se ofreció realizar una mayor inversión en zonas rurales y se cercenaron más de ¢2 000 millones en escuelas rurales ensanchando la brecha entre el campo y la ciudad. Los diputados se recetan vacaciones cuando quieren pero arremeten contra las vacaciones de los trabajadores establecidas en las convenciones colectivas de trabajo. Se incorpora en la Universidad el lenguaje correspondiente con las políticas neoliberales, para ello se realizan evaluaciones para lograr eficiencia, es decir competitividad en condiciones desiguales. Entendemos las razones que están llevando a las autoridades universitarias a tomar medidas que no compartimos, pues a nuestro juicio Costa Rica debe invertir más en educación superior, ello es vital para cumplir con la misión esbozada en el artículo 3 del Estatuto Orgánico:

“La Universidad de Costa Rica debe contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante una política dirigida a la consecución de una justicia social, de equidad, del desarrollo integral, de la libertad plena y de la total independencia de nuestro pueblo”.

En estos momentos cruciales los universitarios no podemos vacilar ante las tareas que debe asumir la comunidad universitaria y dejarnos engañar o presionar por intereses oscuros sería traicionar el espíritu universitario.

 

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