A propósito del artículo “Los nicaragüenses, Costa Rica y doña Laura”

Con relación a los nicaragüenses, que representan el grueso de los extranjeros solicitando el permiso laboral, debo mencionar que no solamente nosotros los tratamos

Comparto las observaciones del señor Carlos Alberto Borbón Sartoresi en su artículo “Los nicaragüenses, Costa Rica y doña Laura”, pero debo decirle que todas esas tribulaciones no solo son padecidas por las personas nicaragüenses, porque la Dirección de Migración le hace la vida incómoda a cualquier ciudadano extranjero y que el problema no es la documentación que piden ni el trámite por realizar, sino la ineficiencia de todo el proceso, el costo económico y de tiempo, y la prepotencia, como usted dice, con la cual, por dicha no todos los empleados en las diferentes dependencias, tratan a los ciudadanos extranjeros. Supongo que es la única cuota de poder que pueden ejercer y la saben usar.

Con relación a los nicaragüenses, que representan el grueso de los extranjeros solicitando el permiso laboral, debo mencionar que no solamente nosotros los tratamos desconsideradamente. 

 

Para que el consulado nicaragüense les otorgue el comprobante de inscripción  y un carné que los identifica como ciudadanos de dicho país, tienen que llegar al consulado muy temprano, mucho antes de las 8 de la mañana y estar en fila largas horas para que les den una cita, que usualmente es para un mes después; el día de la cita tienen que llegar de nuevo muy temprano, mucho antes de las 8 a.m. y hacer de nuevo interminables filas, por largas horas, llevar la constancia de nacimiento sellada y certificada en Nicaragua y vuelta a sellar y certificar en Costa Rica; solamente este trámite representa dos días de trabajo perdidos, más los gastos de comida y los pasajes.

Pregunto, antes de estarnos causando problemas en la frontera, no sería más constructivo de parte del gobierno nicaragüense, gestionar con Costa Rica, algún acuerdo bilateral para facilitarles la vida a sus ciudadanos, digo, ya que miles de ellos están forzados a emigrar a este país para poder trabajar y vivir una vida más decente, ellos y sus familias al otro del río.

Pero sigamos, el certificado de nacimiento y la certificación de antecedentes penales en el país de origen (válida solamente por dos meses desde el momento de su emisión), con todos los sellos y certificaciones allá y aquí, mandados a traer, que es lo más expedito, cuestan alrededor de los $120; de otra forma, las personas deben enviar dinero a su familia para que procuren los documentos y se movilicen desde cualquier punto de Nicaragua hasta el consulado tico más cercano y, posteriormente, hasta Managua para certificar los documentos en la Cancillería, pagar el envío de los documentos a Costa Rica y llevarlos a nuestra Cancillería para volverlos a sellar y certificar; por lo menos otro medio día de trabajo perdido, gastos de pasaje y de comida; vayan sumando.

 Obtener el comprobante de huellas digitales requiere, de nuevo, llegar muy temprano en la mañana,  largas filas,  gastos de pasajes,  gastos de comida y  por lo menos medio día de trabajo perdido, en el mejor de los casos.

La carta del empleador, el comprobante de medios económicos del empleador y la copia de la cédula de identidad del empleador necesitan ser certificados por notario público, así como la fotocopia del pasaporte entero, incluyendo las hojas en blanco, sigan sumando.

El pasaporte debe estar visado ($30) y la visa, que es otorgada por un mes, debe estar válida en el momento de entregar los documentos en Migración; esto implica que las personas deben  desplazarse hasta Rivas para obtener el visado, por lo menos tres o cuatro días de trabajo perdidos, pago del pasaje de ida y además el tiquete de viaje en redondo, más hotel, más comida. ¿Necesitan calculadora? La certificación de antecedentes penales en Costa Rica es el único documento que ahora no necesitan conseguir, porque Migración obtiene la información directamente (¡aleluya!, podría tomarse como ejemplo para facilitar todo el proceso).

Todavía falta el gasto de fotografías, timbres, la fila en Migración para entregar los documentos antes del mediodía, gastos de pasajes, de comidas, por lo menos medio día de trabajo perdido  y muy importante, $200 de depósito. Unos quinientos dólares, sin contar los días de trabajo, cualquier bicoca. Luego, a esperar… dos, tres o más meses para obtener el permiso.

Y ya que estamos en asuntos migratorios, es interesante que Costa Rica, contrariamente a muchísimos países en el planeta, no otorgan visa de estudiante ni visa especial para investigadores y profesores visitantes antes de ingresar al país y todos, inclusive los de las universidades públicas, tienen que pasar por los mismos trámites, hacer la mismas filas interminables para obtener documentos, realizar los mismos gastos, perder el mismo tiempo y pasar las mismas tribulaciones porque Migración es incapaz de firmar convenios con las universidades para agilizar los trámites.

 ¡Qué envidia ser extranjero en este país!!!!

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