El presupuesto nacional es el instrumento financiero, elaborado por el Ministerio de Hacienda, compuesto por partidas de ingresos fiscales (provenientes de los impuestos) que son destinados y asignados a financiar los diversos gastos del gobierno central, para la atención de sus programas, tales como: educación, salud, transportes, seguridad, ciencia y tecnología, pago de préstamos y otros gastos, que realizan las distintas entidades de gobierno (ministerios) y otras entidades.
El presupuesto del año 2015 asciende a ¢7.9 billones, un 19.7% más de aumento con relación al año 2014, conteniendo un déficit fiscal (gastos totales mayores a ingresos totales) del 6.7% del PIB. Por otra parte, no todos los ingresos son corrientes (sanos, que provienen de impuestos), sino que el 47% de los ingresos totales, provienen de préstamos (endeudamiento por bonos).Por lo tanto, la situación fiscal es crítica, grave, ya que el déficit se viene arrastrando y en continuo aumento (mal crónico),desde años atrás, por lo que requiere la atención inmediata del Gobierno de la republica, para atacarlo por el lado de los gastos públicos, de tal manera que: se recorte todo gasto innecesario e improductivo, controlar el uso eficiente de ellos, evaluar los impactos de cada gasto, reasignar montos entre partidas de gasto productivo y establecer nuevas leyes que fusionen instituciones y eliminen duplicación de programas de gobierno.
Por el lado de los ingresos, implementar nuevas acciones para el cobro eficiente de los actuales impuestos, para mejorar la recaudación de ingresos sanos, acompañados de una reforma fiscal de nuevos impuestos, que minimicen el impacto a los sectores pobres (IVA diferenciado) y cobren a aquellas sectores que hoy día no están gravados (renta global, mundial, exenciones).
De no disminuir el déficit fiscal del 6.7% a un 3-4%, para los próximos años, las consecuencias para el país serían graves, ya que la inflación se estaría situando por encima del 10% (mayor de dos dígitos), la pobreza aumentaría por encima del 22% y la inequidad (índice de Gini aumentaría cerca del 0.6).
Los resultados finales serían una pérdida de bienestar de los costarricenses, pero en mayor medida de los sectores vulnerables del país, con una exposición negativa de Costa Rica, ante los organismos y otros actores financieros internacionales.
Los retos del actual gobierno y de la Asamblea Legislativa, están en promover reformas, de políticas públicas destinadas a incentivar, promover e innovar la producción nacional (PIB), de fomento de la inversión nacional y extranjera privada, en investigación y desarrollo y promoviendo una gestión pública eficiente, eficaz, transparente y de rendición de cuentas, para un buen gobierno, que profundice la democracia del Costa Rica y mejore el nivel de vida de los costarricenses.
Una de las áreas prioritarias y relevantes dentro del presupuesto nacional, tiene que ver con mejorar los niveles de la calidad de la educación (capital humano) y la infraestructura física del país (alianzas público-privadas), para aumentar el índice de productividad y competitividad del país, en el comercio internacional.
Una reforma innovadora del presupuesto sería pegar sus aumentos de un año a otro, en el mismo porcentaje que aumenta el PIB real, así como ponerle un límite del 30% (endeudamiento público) al financiamiento por medio de bonos.
Finalmente, un cambio cualitativo y cuantitativo que debería promover la actual administración, sería la participación de la ciudadanía en la elaboración, ejecución y control del presupuesto nacional, por medio de la creación de auditorías ciudadanas y de un índice de transparencia en las instituciones del sector público.