Después de las elecciones, ¿quién es el ganador?

Los resultados electorales de la primera ronda (¡esperaremos el partido de ida!) son halagüeños para el pueblo costarricense y para quienes anhelábamos un renacer

Los resultados electorales de la primera ronda (¡esperaremos el partido de ida!) son halagüeños para el pueblo costarricense y para quienes anhelábamos un renacer de la conciencia nacional.

La crisis del Estado benefactor y la contrarreforma neoliberal, han desestructurado el sistema de seguridad social y un modelo basado en la solidaridad, haciendo retroceder el régimen de representación política, es decir, de partidos e instituciones. En otras palabras, demolieron el inédito pacto social de los 40 del siglo pasado, que nos permitió, hasta bien entrados los 80, una relativa paz social y estabilidad socioeconómica. Todo ello enmarañado en una red de intoxicación especulativa e ideológica, vigilancia ciudadana, adoctrinamiento de sectas religiosas y esotéricas, aculturación, y relaciones sociales descarnadas por la competitividad y la criminalización de la protesta social.

Pero la jornada electoral del 2 de febrero nos indica cambios esperanzadores: el bipartidismo y sus sociedades politiqueras hace aguas. Así, el nuevo espectro político destaca la presencia del PAC como retador circunstancial del grupo que ha gobernado en los últimos años (PLN neoliberal), y del Frente Amplio (FA) como organización política emergente instalada como tercera fuerza electoral, al saltar de 1 a 9 curules parlamentarias, sorteando una virulenta campaña de los grupos más conservadores (liberacionistas, liberticidas, PUSC, y a veces hasta el mismo PAC), de empresarios y de los más retrógrados medios de comunicación comerciales. La pérdida de confianza del PLN en el electorado, se expresa en una merma sustancial de influencia en todo el país. Por lo demás, es notable el derrumbe de las opciones políticas más retrógradas y oportunistas como el ML y el PASE.

En ese inesperado panorama, el verdadero vencedor, sin duda, es el Frente Amplio. Este joven y vigoroso partido ha enfrentado las políticas neoliberales del PLN, ya desde la solitaria curul de su candidato en la Asamblea Legislativa, o en la lucha comunal y callejera contra la privatización del agua, la salud, la educación, las descaradas concesiones de obra pública, la minería a cielo abierto, la defensa de los pequeños productores y una clara línea de coherencia entre lo que se pregona y lo que se hace. La duplicidad institucional de un Estado escindido por la gran empresa privada nacional y transnacional, al lado de la corrupción generalizada, ha encontrado en el FA a un pequeño David difícil de doblegar. A ello debe su crecimiento y su popularidad.

Ciertamente, la campaña del miedo desatada por los mismos que la impusieron en el 2007 en contra del NO al TLC en el referéndum, hizo que al menos un 10% de simpatizantes se trasladara del FA al PAC en la semana previa a los comicios, aumentando el caudal electoral del segundo y dándole el triunfo ante el alicaído PLN. Dicho en otras palabras, indirectamente la campaña del miedo favoreció al PAC. Por lo demás, en muchas personas caló la falacia de la falta de experiencia por la juventud de José María Villalta, candidato del FA. De otra manera, no se entendería el repunte final del PAC ni el desgaste final del FA.

Por otra parte, hay que comprender que en la segunda ronda, el partido de ida, la lucha será entre liberacionistas: por un lado el PLN neoliberal (Alvarez Desanti et al.) y por otro el más moderado y mojigato (Otón Solís et al.).  La diferencia consiste en que el primero nos recuerda a los hermanos Arias y el descalabro de su gobierno junto al de la señora que nos desgobierna, y el segundo recauda el voto de los indignados y de algunos sectores progresistas provenientes de la auténtica socialdemocracia, la otrora izquierda y el genuino socialcristianismo. Pero ambos partidos (PLN y PAC) provienen de la misma cepa figuerista/oduberista/caracista, y, en menor medida, caldero/comunista/socialista, tratándose del PAC.

De tal suerte que el verdadero vencedor de esta contienda ha sido el Frente Amplio, no solo porque pasó de 1 a 9 diputados y ocupó un digno tercer lugar, sino porque se consolida como una fuerza política antisistema, cuyo norte es mayor democracia y justicia social, vinculada orgánicamente a los sectores populares/comunales, ecologistas, al empresariado nacional patriótico, al pequeño productor, a grupos de lucha por la diversidad, y a intelectuales y estudiantes conscientes de su papel en la coyuntura histórica que nos ocupa. Es un partido en construcción que augura nuevos y buenos tiempos para el país, en tanto se asuma como tal y sepa aprovechar el apoyo popular logrado, especialmente en regiones periféricas de la geografía nacional.

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