¡El menor esfuerzo y a buen precio!

¡Muy bien! Ante una necesidad que la UCR no había podido subsanar, aquella Universidad ofreció una solución que sin duda ayudó a muchas personas

En el año 2000, la Universidad San Juan de la Cruz ofrecía un programa de Licenciatura en Administración de Empresas con énfasis en Gestión y Servicios de la Información, programa que abrió la oportunidad de ingreso a bachilleres de la carrera de Archivística de la UCR, que para entonces no contaba aún con un programa de licenciatura.

¡Muy bien! Ante una necesidad que la UCR no había podido subsanar, aquella Universidad ofreció una solución que sin duda ayudó a muchas personas a crecer profesionalmente. Valga señalar que dicho título es reconocido por el Servicio Civil.

Actualmente, la UCR imparte la carrera de Licenciatura en Archivística, que fue debidamente aprobada por la Vicerrectoría de Docencia después de un serio y riguroso estudio, de amplios debates y discusiones realizados por la Sección de Archivística de la Escuela de Historia, estrictamente apegada a los procedimientos institucionales para la creación de planes de estudio. Este programa empezó a regir en el I ciclo de 2004; desde entonces a la fecha lo hemos cursado aproximadamente 50 estudiantes, de los cuales 16 ya presentaron su trabajo final de graduación y obtuvieron su título de licenciatura, 10 tienen proyecto aprobado por la Comisión de Trabajos Finales de Graduación y 24 no hemos hecho el intento de presentarlo.
Hoy, la Universidad San Juan de la Cruz está dando la posibilidad de que quienes han egresado de la Licenciatura en Archivística de la UCR y que aún no han presentado su trabajo final de graduación, obtengan el título de Licenciatura en Administración de Empresas con énfasis en Gestión y Servicios de la Información por la módica suma de ¢600.000 que incluyen el pago de: un seminario de tres meses que abarca los temas de las materias del plan de estudios, preparación para las pruebas de grado, la matrícula, las materias, las pruebas de grado, y el derecho de título. Una verdadera ganga, ¿no?, bueno, aunque no incluye que los vacíos de conocimiento serán llenados por ósmosis en el momento de efectuar el pago.
Tengo información de que algunos colegas ingresaron a dicho programa. Me pregunto ¿qué pasa?, porque tan cuestionables son las facilidades de la Universidad San Juan de la Cruz, como la actitud de mis compañeros, como la pasividad de la Sección de Archivística de la UCR, ante la baja promoción de sus egresados y que impávida ve cómo su inversión en la formación de profesionales de calidad es capitalizada por una universidad privada, que sin gastar un cinco, aumenta sus indicadores de eficiencia y recoge una importante cantidad de dinero.
Normalmente, gente que estudia en una universidad privada una carrera con el grado de licenciatura, ingresa luego al Sistema de Estudios de Posgrado de la UCR como una forma inequívoca de enriquecer su currículum y competir con las mejores condiciones en el ámbito laboral. En la historia que les cuento sucede exactamente lo contrario, porque la que aprovecha las bondades académicas de la UCR es una universidad privada, que evidentemente ni equipara ni mejora las condiciones para que quienes acceden a su programa, en tan solo tres meses desarrollen las competencias que les permitan desempeñarse con propiedad y seguridad en los puestos que les esperan.
Parece obvio el interés de aprovechar esta oferta. Si dicho título es reconocido por el Servicio Civil, el ascenso o la recalificación laboral están a la vuelta de la esquina y los ¢600.000 no tardarán en recuperarse. Se pone en juego aquí un problema ético profesional, como en su momento lo fueron los sonados biombos de la CCSS.
Creo que esta situación obliga a mis estimables colegas a pensar si es ética su forma de acceder a ese título académico y a los posibles frutos que pueda darles y a la Sección de Archivística a tomar medidas certeras que colaboren con sus estudiantes rezagados y que promuevan su graduación en el corto plazo.
Con mi cuestionamiento no quiero pecar de titulista y tampoco pretendo satanizar a las universidades privadas, pero sí quiero apelar a la ética que como profesionales de la información debe caracterizarnos y contribuir con un cambio de actitud para que este país mejore, y también, a la responsabilidad pedagógica de mi querida alma máter de implementar estrategias de formación que garanticen la graduación estudiantil y que esta sea una meta posible para la mayoría de las personas que eligen la Archivística para desarrollarse profesional y laboralmente.

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