Una prestigiosa cadena hotelera internacional, con planes de construir un lujoso hotel de 25 pisos en donde hoy está el Parque Central de San José, solo espera que se abra el camino legal para su proyecto. La Municipalidad de San José, propietaria del inmueble solo tiene que lograr los respectivos permisos para realizar la venta directa del terreno, inscrito dicho sea de paso, como terreno apto para construir, mientras que la empresa turística se compromete a ubicar un terreno alternativo donde construir un moderno quiosco y sembrar una docena de árboles nativos que atraigan pajaritos del valle central.
Según la alcaldía capitalina, elementos a favor del extraordinario proyecto sería avanzar hacia el repoblamiento del casco central de la ciudad y sustituir el quiosco regalado una vez por el dictador Somoza, por uno financiado por los mismos costarricenses, al tiempo que San José tendría un nuevo atractivo turístico que sin duda dejará grandes beneficios a los habitantes.Por el momento, se hacen esfuerzos de carácter político para que, de acuerdo con la inscripción registral del terreno, no se le vaya a considerar como un bien de dominio público con fines de utilidad general, característicos de los llamados bienes demaniales. Ello por cuanto, de lograr este objetivo, no tendría que enviarse un justificado proyecto de ley que sería conocido por la Asamblea Legislativa, pues según el asistente de la alcaldía, ello podría dar al traste con tan futurista desarrollo urbanístico.
De lograrse dicho objetivo, según la asesoría legal del ente capitalino, se solicitaría a la Contraloría General de la República el aval para realizar cuanto antes la venta directa a partir de un avalúo hecho por la misma gerencia municipal. Venta que se haría, según sus declaraciones, antes de que algún que otro ciudadano argumente que el Parque Central es un lugar que forma parte de la idiosincrasia del josefino, de su historia, de su paisaje, de su mismo ser, como sería de prever en vista de que siempre hay gente que se opone al desarrollo.
Como usted amigo lector se habrá dado cuenta, la anterior historia es virtual, un ensayo hipotético, tal vez inconcebible. Pero como tiene mucha similitud con lo que se planteó insistente y fallidamente para el Cementerio Calvo de parte de la alcaldía y concejo municipal de San José, quisimos llamar la atención acerca de los alcances del macabro proyecto que tanto revuelo ha provocado.
La Procuraduría le dijo al alcalde de San José que cementerios como el de Obreros son bienes demaniales por naturaleza, bienes de dominio público. El Tribunal Contencioso le recordó que un camposanto se considera como un bien demanial, y que el Reglamento General de Cementerios señala que ellos son inalienables y no podrán ser suprimidos. Por otro lado, la Sala Primera aclaró en sentencia del presente año, que la simple inscripción registral de un cementerio no genera por sí misma una afectación a la demanialidad.
Y como entierro del macabro proyecto, finalmente, la Sala Constitucional, al resolver recurso de amparo de doña Vilma Sánchez, le ordenó al alcalde de San José restaurar el destruido camposanto, sacar los escombros traídos de la avenida 3, derribar la tapia recién construida al interior del sacro lugar, anular la inscripción registral tramitada por una notaria muy especial, anular el acuerdo del Concejo autorizando la venta directa de buena parte del cementerio y también anular el cambio de suelo aprobado por un Ministerio de Salud complaciente.