Ir para allá

Es poco probable que el humor ciudadano vaya por ese ligero rumbo. Si Laura Chinchilla hubiese realizado un buen gobierno, la votación de Araya

El recién electo diputado Antonio Álvarez Desanti, jefe de campaña de la candidatura de Johnny Araya, fue quien puso en circulación el verso que narra que el fracaso de la candidatura del PLN se debió al continuismo: “… el pueblo no quería que siguiera el continuismo de Liberación Nacional” (LN: 06/03/2014).Por supuesto, “el continuismo”, causa única de la derrota política (no necesariamente electoral porque una trama de fraudes puede poner en Zapote a Araya quien ya declaró que aceptaría un mandato “ciudadano”), el dicho de Álvarez, resulta sólidamente indeterminado. En su versión más burra, significa ‘tres administraciones seguidas del PLN’. La ciudadanía, entre esteta y voluble, querría “apearse” a los liberacionistas. Se inclinaría por otras caras.

Es poco probable que el humor ciudadano vaya por ese ligero rumbo. Si Laura Chinchilla hubiese realizado un buen gobierno, la votación de Araya habría resultado otra, pese a los errores de campaña, para nada atribuibles al continuismo rudo. En cambio, si ‘repudiar el continuismo’ contiene variaciones, o rupturas, con los criterios neoliberales que han sostenido decisiones estratégicas de los últimos gobiernos “liberacionistas”, en especial el del hijo dilecto de la señora Olsen, el reelecto Óscar Arias y Laura Chinchilla, entonces la expresión adquiere un contenido más preciso. Un factor del derrumbe del Movimiento Libertario y su único líder es que sus iniciales banderas privatizantes y las pretendidas alianzas con corporaciones les fueron arrebatadas por oligarcas y tecnócratas que dicen llamarse “liberacionistas”. De ello han resultado la carretera a Caldera y a San Ramón, la agonía de la CCSS, el predecible ingreso a un estado de coma del ICE, la dramática disfuncionalidad de la educación pública. La expansión de la franja entre quienes tienen en exceso y quienes reciben poco o nada. ¿Alguien mide, además de padecer, el deterioro de la existencia cotidiana?  Sume la ausencia de diálogo político porque si se tiene la verdad en el bolsillo no se requiere escuchar a nadie. Se exceptúa a empresas bien posicionadas en la acumulación global. Quienes mejor condensan este rostro guerrero y antidemocrático de los sedicentes liberacionistas son los Arias brothers. Obviamente no están solos. Johnny Araya remitía al punto susurrando que el PLN se había ‘desviado de su inspiración original’. Sin dar nombres, por aquello de no perder sufragios y ganar apoyos. No consiguió ninguna de las dos cosas.

Para Costa Rica el esquema neoliberal en su versión neoligárquica y “liberacionista” traza el camino de su centroamericanización. Es factible imaginar que la ciudadanía, en especial los jóvenes, resiente su degüello y entiende por quién doblan las campanas. Aunque el giro provenga de un poeta metafísico.

Si a los negociados “legales” que contiene el neoliberalismo se añaden la corrupción y venalidad, el amiguismo e ineficacia y puerilidad en la gestión pública, entonces el letrero de “¡Fuera el continuismo!” llegó tarde. Tal vez se encargó a algún jerarca del MOPT. Si aquí se debe elegir rostros, la elección es ardua. ¡Son tantos y tan majestuosos sus atestados! Mencionemos asuntos aún abiertos: la Trocha Patriótica o Fronteriza. El extraño avión facilitador de viajes presidenciales que supone renuncias pero no rupturas con amigos. La fracción legislativa que conduce al rechazo constitucional una necesaria nueva ley impositiva. Privilegiar un rostro en la muchedumbre es casi imposible. ¿Eduardo Doryan? Sería injusto. Quizás el hombre nunca supo lo que hacía. Mejor algún innombrable diputado.

En un ángulo más vistoso, Óscar Arias niega que el gobierno de Laura sea continuista. Lo valora afrenta. Y como se sabe, antes de él nunca nadie gobernó. Con veredicto de Premio Nobel la tesis de Álvarez se deshace.

De modo que si un conjunto de fraudes no lo derrota, o deslegitima, el PAC y Luis Guillermo Solís ya saben qué no debería proseguir: modelo económico-político-cultural altanero y desagregador, anticostarricense. Mediocridad e ineptitud en la administración pública. Corrupción y venalidad. Impudicia. Por supuesto no son extirpables en cuatro años porque se dan miasmas hasta en el campo propio. Pero es factible dar señales de que se va para allá. Y la ciudadanía debe emocionarse soñando y apoyando que se camine, banderas alzadas y cantos, para allá.

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