Jesús, siempre judío

En su artículo del 20 de mayo de 2015 (“Una mujer pagana evangeliza a Jesús”), don Miguel Picado cree que el amor de Jesús

En su artículo del 20 de mayo de 2015 (“Una mujer pagana evangeliza a Jesús”), don Miguel Picado cree que el amor de Jesús sí fue universal en respuesta a mi artículo «Jesús y el amor universal» (Opinión, 6/5/2015). Don Miguel ofrece un versículo (Mc 7,26) a favor de su tesis y, posteriormente, la teología de Pablo. Y funda su interpretación en varios supuestos que, desde la investigación crítica, son insostenibles. Veamos.

1.Ninguno de los evangelios canónicos narra secuencialmente la vida de Jesús; no son una biografía, sino más bien interpretaciones teológicas (deshistorizadas y desjudaizadas) tardías sobre Jesús por parte de las comunidades creyentes. Esta lectura es la paulina (Pablo no fue discípulo ni conoció a Jesús, pero fue judío toda su vida), que convirtió a Jesús en el «Cristo celestial» de la fe. En los evangelios no hay una evolución y, en lenguaje teológico, tampoco se muestra una conversión de Jesús en su judaísmo.

2.Estudiosos del judaísmo (G. Vermes, H. Schonfield) han mostrado claramente que para los fariseos y rabinos los galileos, incluido Jesús, eran, además de patanes, religiosamente incultos (Jn 7,41, Misná [Nedarim] 5,5, entre otros), pero, en lo esencial, todos consideraban que la salvación venía de su Dios y del cumplimiento de la Torá. Los galileos se daban el lujo de ciertas licencias (infracciones religiosas) como ayudar en sábado, sentarse a comer con publicanos y prostitutas, etc., sin salirse del judaísmo, no obstante que ser «galileo» fuera sinónimo de chusma maldita y sin ley. Resulta falsa la argumentación de Picado cuando afirma “Así resquebraja el nacionalismo israelita y se abre a lo universal”, pues la única manera de afirmar esto es invisibilizar el Nuevo Testamento; por ejemplo, el título punzante de la causa condenatoria de Jesús como “el rey de los judíos” (Mc 15,26; Lc 23,38; Mt 27,37; Jn 19,19, por criterio de atestación múltiple) aparece como calificación legal del condenado a muerte, denotando que la crucifixión fue por sedición, no por blasfemia, en el contexto de mesianismo apocalíptico (judío y, por ende, nacionalista), de por sí antirromano, y de inspiración macabea. Paralelamente, el autor del artículo en cuestión no analizó ninguno de los textos griegos de la perícopa propuesta (Cf. Mt 5,44 y Lc 6,27; Mc 7,27 y Mt 15, 26; Mc 7,28 y Mt 15,27) que confirman (por el criterio de atestación múltiple y de dificultad) el ausente amor universal de Jesús. Además, justamente lo ofensivo del lenguaje de Jesús (en no pocas ocasiones), según la investigación crítica (por el criterio de dificultad), muestra su línea poco universal.

3.La curación/milagro de la hija de la mujer sirofenicia (Mc 7,26) no es signo de amor universal. Los milagros no son falsables porque no son históricos y, además, no tienen carácter probatorio. Es más, no todos los días suceden milagros y, los que se dicen que suceden, son exageradamente distanciados. Si nos atenemos a las curaciones/milagros, este Dios resultaría poco democrático -y hasta ocioso-: le cumple los milagros a muy pocos. (Sólo un detalle: las cifras, en Lourdes, por ejemplo, después de siglo y medio de peregrinación con 80 mil visitas por año, solamente registran 66 milagros, lo cual prueba muy poco y hace dudar de la seriedad del enunciado.)

4.Pablo puso los fundamentos ideológicos que tardíamente, sobre todo por obra de sus seguidores, llevarían a la fundación del cristianismo. Se siente judío y desea vivir su judaísmo en el Mesías de Israel, tiene sus “concepciones personales sobre Jesús” (el Padre le revela privadamente sus concepciones sobre del Hijo). Hacer uso de Pablo para defender la igualdad es inconsistente, pues invisibiliza el hecho que Pablo está hablando de Cristo como cabeza y su comunidad creyente como cuerpo, en clara referencia al cuerpo místico (utopía paulina) de Cristo, pero, en las relaciones sociales de la época, las diferencias continuaban hasta la segunda venida (!) de Cristo.

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