Al estudiar las diversas características de cualquier nación latinoamericana, no podemos olvidarnos del hecho que a partir del fin de la primera guerra mundial, comenzaron a surgir gobiernos de tipo demagógico y populista en todo el continente.
La depresión parece que acentuó eso, pues las promesas de salir de ella, cundían, más no su cumplimiento. La segunda guerra mundial nos trajo el igualitarismo, pues el latino se alió con un Estados Unidos en pie de lucha, como compañero inseparable y leal. Recuerdo esa época y especialmente la posguerra.
América Latina era un Estados Unidos en vías de desarrollo. Aún no alcanzaba la meta, mas luchaba arduamente para hacerlo. Los gobiernos comenzaron a denotar mayores y mayores grados de populismo y demagogia. Fueron creando sistemas de remuneración salarial, más no sistemas de cultura ni de historia latinoamericana. Ya entrando a la guerra fría, América Latina fue enlistada una vez más en la lucha antisoviética. Terminada la guerra fría, fue en gran parte abandonada por su viejo aliado. Ya estaríamos en los 25 años de capitalismo no regulado en que lo empresarial comenzó a tomar auge sobre las democracias cívicas.
Los Estados solidarios de antes comenzaron a derrumbarse y el amigo aliado de otros años, se convirtió en tantas corporaciones, que muchas veces venían a corromper nuestros suelos y nuestros políticos. Venían en los años 90, prometiendo un “mundo feliz” que nunca se llegó a cumplir. Mas si dejó en su secuela, una privatización de lo solidario y de lo protectivo de años anteriores. Todo esto acompañado por reformas populistas de remuneraciones salariales que permitían que nuestro pueblo gastase cada vez más en lo innecesario, mientras que medicinas, comidas, gastos escolares, transporte y ropa subían en costo de vida,
Se llegó a crear el “salvaje salarial”. Y el problema es que el populismo, que refuerza el consumismo y el igualitarismo, en que no hay dimensión humana verdadera, no logran crear historia, ni civilización ni tampoco cultura latinoamericana. Son parte de un antidesarrollo, en que la nada prolifera a medida en que el obrero y el campesino, el intelectual y el profesional, se hunden en deudas crediticias. Es natural que las generaciones de “cabezas huecas” proliferen, sin consigna vital, sin vocación ontológica y carentes del don de propósito de la existencia.
Puede ser que el síndrome de “cabeza hueca” sea consecuencia de los horarios de reforzamiento de los programas de “mundo feliz”. Horarios, que con la crisis económica ya no se pueden cumplir. Al no cumplirse, retiran sus señales de seguridad, elaboradas en los años 90. Las señales de seguridad son las luces verdes que llegamos a aprender en la vida y que nos dicen que podemos proceder con otra fase de respuestas aprendidas. Al retirar el programa de “mundo feliz”, encontramos con terror, que en las ferias del agricultor, un limón dulce y un cas, cuestan ahora ¢125 cada uno. Uno de los problemas con las retiradas de las señales de seguridad, es que la tasa de emisión de respuestas del aprendizaje baja y a veces se paraliza.
Los niveles cada vez más ascendentes en el costo de vida, equivalen en el humano, a dicha retirada de las señales de seguridad del programa de los 90. Generalmente van acompañados por reformas populistas, que actúan como tantos opiáceos para la psicología popular. Cuando baja la tasa de emisión de respuestas aprendidas o se paraliza, tenemos síndromes como amotivaciones, cansancio, insomnio y disminución en la efectividad del trabajo. También pueden ocurrir pleitos en lo laboral y hostilidad interpersonal y familiar. Las reformas opiáceas, luchan por disminuir esas averías en la psicología popular, al proliferar ajustes solamente salariales y no ajustes culturales que nos devuelvan nuestro derecho de ser civilizados.
Lástima que cada vez que se da un ajuste remunerativo, el costo de vida sube misteriosamente, poco después. Es como si el programa del “mundo feliz” comenzase a emerger por lo que siempre fue, a saber, una monstruosidad para inducir a las diversas clases sociales a ser aun más consumistas y dependientes de créditos bancarios. Los efectos en América Latina son nefastos, y un último reporte de CNN, indica que millones de miembros de la clase media han de descender este año, a personas que viven con solamente cuatro dólares diarios.
El programa de “mundo feliz” de las corporaciones se está resquebrajando. Creo que los Estados Unidos posiblemente, saldrá de esa crisis, aunque no sé si América Latina podrá sobrevivir. El futuro de una hiperpobreza latinoamericana se nos acerca. Con ello la violencia, la miseria masiva y el narcotráfico Podemos ahora imaginar, cómo ese “mundo feliz” estaba aún entonces gobernado, en parte por los carteles de drogas. Al resquebrajarse, sale todo eso a la superficie hoy.