Las sanciones como garantía

Hablamos de un mundo, porque se trata de una gran familia, las hay de todos los colores y sabores. Intentaremos a lo largo de

Iniciamos este vistazo por el mundo que rodea a las sanciones, por definir de qué hablamos con esto: las sanciones se definen como un castigo, y los motivos de estos pueden ser, por ejemplo, el incumplimiento del orden establecido, una falta de comportamiento, o bien, cometer un acto ilegal.

Hablamos de un mundo, porque se trata de una gran familia, las hay de todos los colores y sabores. Intentaremos a lo largo de este punto de vista, ejemplificar la realidad que nos envuelve a los costarricenses en estos casos y considerar a las sanciones como una garantía o al menos respaldo.

Actualmente, es motivo de discusión en nuestro país, la entrada en vigencia de una reforma fiscal; esto quiere decir, aumentar la carga tributaria y grabar de forma especial a casinos, cigarrillos, centros de llamadas, entre otros. El objetivo de esto es aumentar el ingreso corriente del Estado, y así mejorar la inversión en obras y proyectos como propulsores del desarrollo nacional.
Sanciones tributarias: Un informe reciente de la Contraloría General de la República revela que entre el año 1991 y 2007, la evasión fiscal del impuesto sobre la renta alcanzó un promedio del 70%. Escuchamos que el Sistema no está en capacidad de detectar las mayores irregularidades en el pago de tributos, además, que las sanciones son débiles y cuando logran estas relucir, pasan años para hacerse efectivas. Pensamos entonces: ¿quién se atrevería a evadir el pago de impuestos cuando la sanción sea algo así como 10 veces el monto adeudado? La solución podría nacer en fortalecer los mecanismos sancionatorios y no tantos aquellos que parecen no brillar.
Una sanción administrativa es típicamente relacionada con multas y estas sanciones son recientemente aplicadas de forma drástica en los temas ambientales. Imaginemos lo positivo de esto si las sanciones a la tala ilegal de árboles, la caza o al aleteo, fueran tan fuertes como su impacto. Quizás no serían muchos los pesqueros que visiten la Isla del Coco, si corren el riesgo de perder su embarcación decomisada por completo con la pesca ilegal y una multa adicional que supere quizás el valor navío.
Una estadística que nos alegra mucho: para las fiestas de Palmares del 2009, en unos de sus días de mayor concurrencia hubo tan sólo 4 detenciones a conductores ebrios; en el 2008 la cifra superaba los 200. Con la nueva ley son pocos los valientes que se arriesgan a que se les decomise el vehículo, además de una multa que muchos catalogan de irracional sin ver más allá,  el valor enorme que esto representa en términos de seguridad y disminución de accidentes en carretera.
Una sanción disciplinaria a baja escala se ubica en las boletas impuestas a estudiantes por faltas a las normas de conducta. Elevando el tono, encontramos las sanciones penales impuestas ante delitos probados. Cuesta ver que una persona caiga en el mismo error dos veces, o bien, que se arriesgue siquiera a una fuerte sanción; hablamos de 40 puntos menos en la nota o una condena carcelaria.
Las resoluciones de sanción civil buscan reparar el daño causado a personas físicas o jurídicas, siendo común el pago de indemnizaciones. Esta ¨garantía¨ podría ser ampliamente aplicada en protección de los consumidores nacionales, quienes se ven constantemente afectados por la deficiencia de los productos o servicios por los que invierten recursos. Después de seguir el debido proceso, las sanciones son difícilmente aplicadas o insignificantes. Si de sanciones laborales hablamos, con mayores medidas de control al desempeño y eficiencia en la ejecución de sanciones, disfrutaríamos los ticos de productos y servicios de la mejor calidad.
La sanción social: dícese de una mala mirada, pérdida de credibilidad, violencia y agresión. La sociedad, vista como un ser vivo que escucha, mira y siente, pasa la factura en todo sentido.
El discurso en el tema de sanciones pasa por la esperanza de un cambio de mentalidad, crear una nueva cultura, una nueva forma de ver las cosas. ¡Qué bueno sería poder contar con el respaldo de fuertes “garantías” contra las serias faltas! Ante esto, habría mucho de eso que se dice en Costa Rica,  que es mejor no jugársela y hacer las cosas bien. Después de un tiempo de cumplir con las leyes, o una sencilla forma de hacer las cosas con pensamiento solidario, estaremos en evidencia de un cambio de cultura y viviremos en el paraíso que muchos sueñan, donde las cosas son como son por bien y sin necesidad de castigos.

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