Los inconformes

Otra apaleada más, pero esta vez no les llovió solo a los estudiantes, también nuestros viejos (¿adultos mayores suena más bonito?) llevaron su parte.

Otra apaleada más, pero esta vez no les llovió solo a los estudiantes, también nuestros viejos (¿adultos mayores suena más bonito?) llevaron su parte. Esto parece un Déjà vu. Remembranza del gobierno de los Arias, ¿o es la cola del gobierno de los Arias? Yo no le veo diferencia. Ambos, propiciadores de garrotes. Incluso, diputados “inmunes” perdieron su inmunidad frente a los antojos de los monos. De cualquier modo, esto no me toma por sorpresa. Me indigna y me llena de rabia, pero no me sorprende.

El 8 de noviembre de 2012, cientos de inconformes tuvieron la osadía de cuestionar las repercusiones actuales del manejo que los gobiernos de turno han hecho con la salud pública, representada en la Caja Costarricense del Seguro Social.

Los Inconformes se han tirado a defender la salud pública nacional, de la que los mismos policías se benefician –aunque estos parecen ignorarlo. Los Inconformes están en pie para luchar contra la transformación de los hospitales públicos en privados. Los Inconformes saben quiénes de sus antiguos y actuales gobernantes son grandes inversionistas del magno negocio de la salud privada de los hospitales-hotel, a los que solo podrán ir los ricos y jamás los pobres policías ignorantes, que no saben por qué garrotean a los manifestantes; ellos solo obedecen órdenes. No están ahí para cuidar al pueblo, sino para controlarlo. La fuerza pública está entrenada para proteger a los gobernantes de sus súbditos. Digo esto porque no todos lo saben. Aquellos que creen en la tal “democracia costarricense”, lo ignoran al suponer que ejercen la democracia cuando van a votar por sus opresores. Hay que recordar que, cuando un pueblo tan dormido como este se levanta, es porque necesariamente tiene la razón por encima de quienes les gobierna. De todo esto, aunque ‘Radio Temblor’ (medio alternativo del Colectivo Voces Ecológicas) nos obsequie su buen y sugestivo video sobre lo acontecido ese día, y que les recomiendo ver en la siguiente dirección web (http://www.youtube.com/watch?v=yqMy4qdJVY8), se equivoca cuando lo titula “Costa Rica: Camino a un estado represor…” Lamentablemente, Costa Rica “no va” hacia ahí. Como se dice: “el futuro es ya”. ¡Ya estamos inmersos en una Costa Rica represiva!, ¿o es que debemos esperar a que nos maten para poder llamarle así?

Primera impresión:

Al recibir tan nauseabunda noticia, busqué con escepticismo lo que presentaban los medios oficiales, pero todavía no era la hora de las noticias, así que fantaseé: “¡la televisora de la UCR sí debe estar pasando la arremetida militar contra los  inconformes”! Decepción. Burla. La televisora pasaba un programa juvenil de la música popular del Imperio. Música en inglés para educar.

Tres apuntes:

Primero: Sin medios de difusión eficaces al alcance de los inconformes, seguiremos perpetuando la caída constante en la derrota. Por lo que repito: ¡La UCR debe dejar, de una vez por todas, de seguir pagando anuncios en los diarios oficiales de los conformes! ¡Debe  invertir en la proyección nacional total (no únicamente vallecentralista) de su visión de mundo! Debe equipar mejor sus atrasados medios de difusión. Debe poner a sus periodistas a la orden de los acontecimientos en los que participe la comunidad universitaria. Desde hace mucho me pregunto: ¿qué tan legítimos son los  intereses  de la autoridad universitaria, de seguir pagando espacios en los diarios oficiales de los gobernantes, cuando por otro lado “nuestros” medios de difusión funcionan con  las uñas y con plataformas obsoletas?

Segundo: ¿Los Inconformes no querían que el Estado Policial de Chinchilla les apaleara? ¿Pero qué esperaban de un Estado Represor que todo lo prohíbe?: Ley de derechos de autor; ley mordaza; ley antifumadores (hasta en los bares –como si fueran sitios de alabanza a la Virgen- se prohíbe un espacio único para los que se quieran envenenar libremente).  Pronto vendrá una ley contra la ironía, por la que quizás seré castigado, ¡por dicha no saben lo que en clases decimos aquellos que hemos matado a dios!

Tercero: Tal vez el lado positivo de tanta prohibición, de tanta represión y de tanta humillación, conduzca a los inconformes –gracias a las apaleadas recibidas- a tomar acciones radicales, para que de una vez por todas, la dinámica del miedo se revierta. El pueblo no debería  tenerle miedo al gobierno. ¡Son los gobernantes quienes deberían  temerles a los inconformes!

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