El pasado 17 de septiembre, el ministro de Educación, Leonardo Garnier, publicó en La Nación un artículo titulado “Independencia y Educación”; en una de sus líneas dice textualmente “Vivir bien, exige una ética”.
Ya era en ese momento bastante irónico que un ministro que sobre sus espaldas existe un fallo en su contra de la Procuraduría de la Ética estuviese sermoneando sobre “ética”, cuando él mismo se ha negado repetidamente a renunciar a su puesto, pese a que durante toda su gestión ministerial los programas basados en Ética, Estética y Ciudadanía se convirtieron en su programa estrella.
Los sucesos en torno a los pagos efectuados a la firma PROCESOS de su “amiga” Florisabel Rodríguez, el contundente fallo de la Procuraduría de la Ética, que resulta suficiente condena moral para despojarlo de su ropaje como apóstol de la Ética y la Moral.Pero no contento con esto, el ministro luego de los congresos de la APSE y el SEC ha vuelto a la carga y como un Torquemada postmoderno, ha ordenado la apertura de miles de expedientes disciplinarios a docentes sospechosos de lo que según él es una enorme falta a la ética.
Olvida el ministro Garnier con qué moral puede arremeter contra docentes cuando él mismo ha burlado la ley que prohíbe la emisión de cartas de recomendación y que con esas cartas, su amiga fue por una millonaria consultoría en RECOPE. Según esto, es fácil deducir que si se enterara de que algún director de escuela emite una carta con sello, firma y membrete de la escuela, ahí sí procedería apertura de expediente disciplinario, pero en no su caso por su amistad con la presidenta donde el trato es otro.
Casualmente, ese mismo día el ministro Garnier exoneraba de toda responsabilidad a los jerarcas de FONABE que por 7 meses impidieron que 47 mil estudiantes recibieran sus becas, ya que para él dicho caso amerita solamente el olvido. ¿Será que en FONABE también hay amigos del ministro?
Estos son ejemplos de cómo las leyes en Costa Rica no se aplican por parejo; así fue en el caso de los funcionarios de Hacienda que denunciaron al principal promotor de impuestos y amigo de años de Garnier, a quien luego se reveló como evasor de impuestos, me refiero al exministro de Hacienda, Fernando Herrero y esposo de Florisabel de PROCESOS.
Cuando los denunciantes se merecían un reconocimiento, la Presidenta Firme y Honesta ordenó identificarlos para despedirlos, hasta presentaron un fracasado proyecto para lograr inmunidad perpetua, pero luego aprobaron en tiempo record una ley mordaza para que no se puedan revelar datos e informaciones políticas. No podemos olvidar que cuando se pidió la salida de Garnier y Liberman por los “amiguismos” denunciados, diputados opositores intentaron presionar la renuncia de este par de “etiquísimos” mediante el retraso del proyecto llamado “Eurobonos”, pero el grupo de poder que gobierna este país en el que están estos amigos ya bien conocidos manipularon a la opinión pública diciendo que ese retraso estaba ocasionando que la Tasa Básica Pasiva se mantuviera alta y que tan pronto se aprobara bajaría 2 puntos. Lo cierto fue que Garnier y Liberman han permanecido en sus puestos y la Tasa Básica Pasiva ha llegado casi al 11 % sin esperanzas de bajar. ¿Dónde quedó la Ética de no mentir al pueblo que los eligió? Esto parece no importarles, mientras hayan fondos para financiar campañas publicitarias del Gobierno pregonando datos que sabemos no son ciertos.
Si el ministro Garnier estuviese limpio de cualquier pecado entonces que tire las piedras que quiera, de lo contrario no tiene ninguna moral que lo autorice como profeta de la Ética en la función pública. El viejo adagio sigue vigente: “Nunca se deben tirar piedras a los techos de otros, cuando el propio es de vidrio”.