Lo primero es lo primero. Felicidades a la señora Floribeth Mora por recuperar su salud y poder disfrutarla en compañía de su familia y de todos quienes la quieren bien y a quienes ella quiere. Y que la tenacidad de su fe religiosa la acompañe siempre dondequiera que esté.
Realizado lo primero, será bueno recordar dos dichos comunes: el primero es que toda escoba nueva barre bien. El segundo, muy común en la boca de famosos como Bill Clinton y Anabel González, es que estamos en una época de “buenos negocios compartidos”. Bueno, hay ya casi nuevo santo, Juan Pablo II, y el consagrado parece interesarse por lo que ocurre en Costa Rica. Y en esta tierra se necesitan milagros, desde luego, sin ignorar que en otros sitios también. Pecando de egoístas, se podría aprovechar la disposición de quien será un santo flamante hacia este pequeño sitio del planeta.
La lista siguiente de milagros solicitados no supone obligación ninguna para el santo. Tampoco establece prioridades. Él estará muy ocupado en sus primeros días y sería una falta de respeto imponerle tareas o sugerirle que algunas demandas tienen más urgencia que otras.Vamos con las humildes peticiones. Que sane a Justo Orozco. Simplemente eso, que lo sane. Si el milagro no resulta factible para las fuerzas sobrenaturales, que se convierta al catolicismo. El cambio no será maravilloso, pero de algo sirve.
Que la ciudadanía atienda con devoción las cadenas presidenciales de los domingos por la tarde-noche y se entere que tiene la presidenta más activa y capacitada del planeta, además de la mejor vestida en la galaxia. El peinado no tiene mayor importancia. El objetivo de este complejo milagro posee una secuela: que la ciudadanía sienta que puede elegir a otra dama para el cargo en fecha próxima… digamos para el 2098.
Que se repare el evidente cortocircuito entre la Virgen de Los Ángeles y su hija predilecta Laura Chinchilla. Existe algún desperfecto sin duda. La falla podría conducir a una explosión e incendio. Con respeto, tal vez una vacación para el obispo Ulloa podría ayudar en este caso.
Que el MOPT, CONAVI y la Comisión Nacional del Concesiones acierten al menos una vez en sus afanes. El logro puede ser pequeñillo. Decir con precisión el día del mes o la hora precisa (pueden darse un par de minutos de margen de error, nadie es perfecto). Para ARESEP y otras instituciones de bien común no se pide milagro alguno, pues los fieles entienden que ni una OTAN de santos conseguiría algo.
Los fieles reconocen que existe al menos un político honesto en el país, el señor Luis Fernando Mendoza. Así lo declaró él en un periódico del sábado 6 de julio del 2013. Aquí se pide a Juan Pablo II que para fin de siglo, y ojalá antes, existan al menos 12 políticos honestos, como los apóstoles, y para que puedan conformar un equipo de fútbol. Los fieles ofrecen donarles el balón.
Este es sumamente sentido. Que el hijo dilecto de la señora Olsen recobre su muy débil memoria, se mantenga como experto en todo en sus asesorías cósmicas y olvide su ansia por ser de nuevo presidente de Costa Rica. ¡Por favor, San Juan Pablo! ¡Ten piedad de nosotros!
Que la Sele consiga un promedio de 5 goles a favor en cada juego del Mundial de Brasil. De no recibirlos podría encargarse San Pinto.
Que la Caja Costarricense de Seguro Social sea la institución que requieren las necesidades de prevención, cuidado y salud de todos los costarricenses y avecindados en esta tierra. Y que su servicio resulte tan eficiente y tan humano que ejercer privadamente la medicina ya no resulte ni necesario ni negocio.
Sobre la petición que viene los fieles entienden que toca la doctrina y que por ello resulta delicada. Pero igual plantean: que ningún arzobispo, incluyendo el que se retira dentro de poco, ni autoridad católica, declare que un milagro de Juan Pablo II es señal “contra la fecundación in vitro” (LN: 6/7/2013). Aunque no sea la intención, suena a oportunismo barato y deja la impresión que las parejas que en Costa Rica desean tener hijos con este método son personas depravadas, malvadas, ruines y no hijos de Dios (como todos los seres humanos) y costarricenses decentes. El milagro real sería aquí que todos existamos respetando los valores y acciones de otros siempre y cuando no constituyan delito.
Está enterado el santo. Se le desea firmeza y prosperidad en su nuevo empleo.
