¿La señora ministra toma medidas para que esto no suceda en su ministerio? Ella afirma que “los salarios no van para abajo”; pero, agrega, podría suceder en el caso de algunas de las inequidades que existen; qué bueno que lo reconoce. ¿Por qué no empieza por la alta burocracia de su ministerio?
El proyecto propone igualar las anualidades, a la baja, del 5.5% al 2.56%, y mete una cuña de división, entre trabajadores profesionales y no profesionales, para debilitarlos; en cuanto a las convenciones, en la práctica se anulan y, se obliga a una renegociación; los pluses, disponibilidad y dedicación exclusiva se consideran nada más que expectativas de derechos; el proyecto pretende que, cuando se renegocie la convención colectiva, se ajuste a los términos de esta eventual ley, lo cual sería un camisa de fuerza para los trabajadores. La cesantía también se ajusta a la baja, a 8 años.
La ministra admite que es una reforma del Estado y se trata “de una cirugía mayor, a la autonomía”, y señala “solo en materia salarial”, para consolarnos (atención trabajadores del ICE, de los bancos del Estado y del INS).
Los alegatos para fundamentar el proyecto, se refuerzan con el trabajo hecho por el Poder Judicial, específicamente la Sala 2, en cuanto a la anulación de las conquistas adquiridas, al amparo de las convenciones colectivas y, de nuevo, ladina e hipócritamente, la ministra se rasga las vestiduras, porque los trabajadores no protestaron; es evidente que su credibilidad cae muy bajo; asimismo con cinismo, declara que este proyecto es de interés nacional, además que “hay coincidencia con algunos sindicatos, en estos temas”; el proyecto no pude ser de interés nacional, porque perjudica a los trabajadores, que son la mayoría del país; es para beneficiar a los patronos que mantienen la alianza del capital transnacional con la oligarquía; se necesitaría que los trabajadores entraran en un grado total de esquizofrenia para no verlo así; claro, que el proyecto lo intenta, confundiendo, desorientando, distrayendo, dando confites a grupos de trabajadores, como los de los bancos del Estado, los del ICE y el INS, para dividir, debilitar y frustrar; pero estos trabajadores, si no los han llevado a la esquizofrenia, entenderán que correrán la misma suerte, si no se defienden, unidos a otros sectores, porque de no hacerlo así, mañana vendrán por ellos.