¡Nuevamente yo, don Henning! Muy obedientemente, como se debe supuestamente ser, dirigí mi consulta a la Maestría en Literatura Latinoamericana, preguntando lo que ya, hasta el cansancio, necesito aclarar, o sea, cuál es la conformación del Comité Asesor de Tesis, ya que lo dicho por la maestría no corresponde a lo estipulado legalmente.
Como usted también recordará ya tengo más de un año en esto y he sido burlado por las autoridades universitarias de la Vicerrectoría que usted dirige.
Así, con fecha del 27 de enero del 2010, en oficio PPL-009-010, el señor M.L. Alder Senior Grant, Director del Posgrado en Literatura, responde a mi carta del 14 de enero de 2010 (por lo menos esta vez fueron prontos en la respuesta), citando el artículo 18 (incisos g y ll) y el artículo 29 del Reglamento General del Sistema de Posgrado, que dicen lo que paso a citar:
Artículo 18, incisos g) y ll):
“Son funciones de la Comisión de Estudios de Posgrado de cada Programa: g. Aprobar los temas de tesis de grado y nombrar el Profesor Consejero de tesis y los profesores revisores. Esta aprobación deberá ser ratificada por el Decano del Sistema”. El inciso ll) reza así: “Velar por el cumplimiento de las disposiciones emanadas de su seno y hacer cumplir los reglamentos”.
Seguidamente cita, el señor Alder, el artículo 29 que dice: “Cada estudiante tendrá un Comité Asesor integrado por un Profesor Consejero y otros dos miembros del Programa, uno de los cuales deberá pertenecer a una especialidad diferente, pero afín, a la del estudiante. A juicio de la Comisión de Estudios de Posgrado del Programa, se puede incluir en el Comité Asesor, como Profesor Consejero, o como miembro, a un profesor de la Universidad de Costa Rica ajeno al Programa o a una persona ajena a la institución, pero que posea el grado académico y los méritos suficientes”.
De estos dos artículos, el señor Alder concluye que: “De acuerdo con lo que precede, se desprende que el grado académico de los miembros del Comité Asesor debe ser igual o superior a una maestría, como regla general”. ¡Vaya lógica! ¿De dónde concluye esto? Según Alder, esto es la regla general, pero no existe tal norma. El reglamento solo exige que el director de tesis sea del mismo grado. ¿Será que la burocracia universitaria olvida que aplicar normas que no existen es delito? Más aún cuando hay una norma positiva que regula en otro sentido.
Además, don Henning, en un acto de suprema ineficiencia, que a estas alturas considero una burla, don Alder remitió mi consulta al representante legal del Sistema de Estudios de Posgrado, quien ya había señalado que era el Director del Posgrado en Literatura, mi maestría, el que tiene la obligación de resolver. ¡Me han regresado al inicio!
No sé qué será mejor un ataque de ansiedad o esta burla institucional. Más allá de mi problema de ansiedad, ya esto roza la total falta de humanidad. Es realmente asqueroso ver el modo en que la Universidad de Costa Rica, a través de algunos profesores y de su burocracia, humilla, discrimina y lastima a su razón de ser, los estudiantes. Han olvidado que comen por nosotros.
¡Responda usted, don Henning! No puede ser que el proteger el Régimen Académico sea más importante que nosotros, los estudiantes. Yo sé que mucho docente de bajísima calidad asegura su vida escalando por un sistema corrupto, el Régimen Académico, pensado inicialmente para asegurar la calidad de la educación universitaria, pero hoy se usa para mantener el sistema de argollas. Pareciera que se quiere dejar la asesoría en tesis en manos de un pequeño grupo.
Mi tesis ya comprobó que no ha habido filólogo, en Costa Rica, capaz de asumir la relación de la física y la matemática con la filología. ¿Es eso motivo para que yo no pueda graduarme? ¡Responda a todos mis cuestionamientos, a todos por favor!
La sociedad y la naturaleza mi hicieron ansioso, pero a la vez me dieron una mente clara y profunda. Sin embargo, la Universidad de Costa Rica me castiga por mi mente. La ansiedad la hace creativa, profunda y racional. Ni mejor, ni peor que un humano “normal”, pero con derecho a desarrollar el área que en uno trabaja, al contrario de lo emocional, muy bien y mejor. ¡No a la discriminación, don Henning!