La crisis de representatividad de los partidos políticos es uno de los problemas cruciales de la democracia costarricense que el informe de los notables calla, según analistas del foro (Foto: archivo).
Expositores en una mesa redonda en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) expresaron la necesidad de plantear un enfoque alternativo al fondo ideológico y político de la ingobernabilidad y a las propuestas de la Comisión de Notables, que tienden a concentrar el poder y eliminar instancias de control institucional y ciudadano, en perjuicio de la participación democrática de los diversos grupos de la sociedad.
Estos y otros aspectos centraron las exposiciones hechas en la mesa redonda “La ingobernabilidad en Costa Rica: una visión crítica e independiente”, realizada el pasado 3 de abril en la sede central de la UNED en Sabanilla de Montes de Oca.
Como expositores participaron Ciska Raventós, socióloga, catedrática e investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica; Manuel Solís, filósofo, sociólogo e investigador de este mismo Instituto; Óscar Aguilar Bulgarelli, exdiputado, historiador y catedrático jubilado.
“Las universidades públicas están obligadas a abrir espacios alternativos y críticos más allá de lo que se dice desde las instancias de poder constituidas”, dijo Luis Paulino Vargas, economista y coordinador del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la UNED, quien ofició de moderador en la mesa redonda y que se puede ver en el sitio: Ondauned.com.
Vargas señaló que los medios le han dado una cobertura muy amplia al informe de la Comisión Presidencial sobre Gobernabilidad Democrática, y en cambio han sido mezquinos en darles espacio a otras visiones, por lo que esta mesa redonda fue un esfuerzo con el que se ha querido procurar que se escuchen otros puntos de vista sobre el tema.
Raventós consideró que aunque el informe de la Comisión presidencial sobre gobernabilidad democrática -dado a conocer en enero pasado- se titula “Propuestas para fortalecer la funcionalidad y calidad de la democracia costarricense”, en el documento en realidad casi no se habla de democracia, sino que son propuestas o recetas para el funcionamiento del Estado. De hecho solo el último capítulo tiene que ver con democracia en la medida que habla de las relaciones entre el Estado y la sociedad, el resto se refieren a la arquitectura político institucional del Estado, señaló.
“Estoy de acuerdo que a los poderes públicos les cuesta decidir en este momento, pero discrepo en que con recetas de toma de decisiones se pueda resolver el problema de tomar decisiones” en la sociedad costarricense, señaló Raventós. Insistió que el núcleo del informe es la presentación de recetas para poder tomar decisiones, y deliberadamente deja entre paréntesis cosas cruciales para poder resolver los problemas de la democracia costarricense.
Uno de esos elementos es que muchos de los problemas nacionales tienen su origen en aspectos ligados a valores y la visión de las personas.
Cada vez es más claro que en el país hay diferentes proyectos de sociedad, que gran parte de la ciudadanía no confía en los políticos y los partidos. Hay una severa crisis de representación, hay grupos de ciudadanos totalmente desafectos de la política y, por otro lado, la ciudadanía encuentra dificultades para participar y los partidos no funcionan como engranaje para canalizar hacia la Asamblea Legislativa los conflictos y diferencias que existen entre los grupos sociales, enumeró entre otros puntos Raventós.
Frente a esto, la propuesta de los notables “lo único que trata es de decir cómo volvemos al consenso, cómo evitamos que las minorías nos hagan difícil la toma de decisiones”, cuando en realidad deberían decir enhorabuena que estas minorías están elevando nuevas voces ciudadanas al parlamento, aunque sean limitadas en número, apuntó.
Retomando otro aspecto de la exposición de Raventós, Luis Paulino Vargas señaló que en medio de todo hay un proyecto hegemónico en el país, que tiene apoyo del poder económico y de ciertas figuras y poderes fácticos, que no tienen voluntad de establecer diálogos y consensos con otros sectores de la población. Parece que el proyecto de los notables refleja eso, y para ellos se trata de ejecutar las decisiones que según ellos deben tomarse, pero bajo una lógica en que no hay paso al diálogo y a la concesión para tomar en cuenta otros puntos de vista que no están siendo considerados.
CABALLO DE TROYA
Manuel Solís analizó el uso que se le está dando a la palabra ingobernabilidad, como arma política e ideológica. Esas palabras y otras que la acompañan corresponden a una “nueva lengua” que se ha vuelto usual en la tecnocracia transnacional, que se entremezcla y superpone con una tecnocracia nacional que a su vez se entremezcla y se relaciona nuestra clase política.
Este lenguaje es un caballo de Troya que podría transportar procesos no democráticos apelando aparentemente a instituciones democráticas, en la medida que hay un desfase creciente entre el discurso y la legitimidad, que tiene relación con la forma que se ha ido transformando la base económica y social del país en los últimos 30 años, comentó.
Dijo que un dato crucial para poder discutir cualquier problema es que en este lapso de apertura y liberalización económica que se ha dado, el país se hizo un archipiélago desde el punto de vista económico, y eso ocurrió sin que se pudiera constituir una base productiva.
“Dejamos de ser una sociedad del café y no nos convertimos en una sociedad de la agroindustria, o una sociedad de los servicios, o de las finanzas, y ahora todo eso existe pero de una manera totalmente desarticulada”. El resultado de ese proceso es el aumento en el coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) y que seamos el país con la más alta tasa de población penal por número de habitantes en América, dos variables que se pueden relacionar.
Estamos en un debate de lo se ha logrado dentro de este proceso, en el cual la desarticulación y el discurso de la no gobernabilidad son dos caras de lo mismo, y entonces el problema pasa a ser ahora quién controla las instituciones de control. En este contexto es que nacen las propuestas de reformas a la Sala IV y un conjunto de documentos, en que lo fundamental es eliminar instancias de control, que son tanto instancias institucionales como de control ciudadano, dijo Solís en referencia al informe de los notables.
“TIRANÍA EN DEMOCRACIA”
Óscar Aguilar dijo que a propósito del documento escribió un libro que se titula “Del informe de los notables a la tiranía en democracia”, donde trata de demostrar que si bien en el informe no hay una referencia directa a la democracia, sí hay todo un lineamiento para la destrucción de la democracia tal y como la conocemos. Entre los ejemplos que mencionó para sostener que el informe es un paso hacia el autoritarismo, señaló la propuesta de eliminar el requisito del quórum para que pueda sesionar la Asamblea Legislativa, y que el tiempo para defender las mociones de fondo sobre un proyecto se reduzca a 20 minutos por bancada, lo que le parece absurdo.
Dice que está de acuerdo en que un diputado que ponga 1.500 mociones a un proyecto de ley para entrabar su aprobación es una acción antidemocrática, pero es absolutamente democrático y normal que un diputado ponga 30 o 50 mociones para mejorar un proyecto, y no está de acuerdo en irse al extremo de limitar los discursos a 20 minutos porque en ese tiempo es imposible argumentar.
Eso es una acción muy grave para la ciudadanía, porque la ciudadanía que no se entera de lo que se está discutiendo no puede reaccionar. Es esencial comprender para qué se está en el plenario legislativo y quién está ahí representado, dijo Bulgarelli. El diputado es el representante del soberano que es el pueblo, tiene que discutir y aprobar en nombre de este. Está ahí para exponer sus criterios a ese soberano que tiene pleno derecho a decir si el diputado está equivocado, pero en la asamblea del silencio que se propone eso no existe, señaló entre otros puntos Aguilar.
Si el llamado era a fortalecer la funcionalidad y la calidad de la democracia ¿por qué se olvidaron los notables de la reforma al artículo 9 de la Constitución Política?, a la que se le introdujo una palabra que dice que la democracia costarricense es participativa, cuestionó.
“En vez de obedecer ese artículo y hacer esta democracia una democracia de participación, nos llevan a la tiranía en democracia, porque ese es el interés que les ordenaron y lástima que ningún notable ha querido estar conmigo en ninguna mesa para decírselo en la cara, porque les ordenaron que este era el procedimiento a seguir para imponernos la tiranía en democracia”, sostuvo Aguilar.