Es consecuencia de la minería, afirman algunos: Vecinos de Miramar sufren por carestía de agua

Pasar hasta 12 horas sin agua, es algo común desde marzo pasado para habitantes de la comunidad de Miramar de Puntarenas, quienes en algunos

El desabastecimiento de agua ha puesto en aprietos a los vecinos de la comunidad puntarenense de Miramar.

Pasar hasta 12 horas sin agua, es algo común desde marzo pasado para habitantes de la comunidad de Miramar de Puntarenas, quienes en algunos casos atribuyen la carestía a problemas en la distribución municipal del líquido, y otros lo ven como una consecuencia de los cambios en las fuentes, que se dieron como producto de la operación de la mina de oro a cielo abierto Bellavista.

Sea cual sea la verdadera razón del problema, las personas de los barrios que ocupan la parte más alta de esta localidad, son los que sufren con mayor rigor la ausencia del necesario líquido en sus viviendas.

Guillermo Alfaro Ugalde, vecino del barrio El Guapinol, narró que es común que el agua falte de 8 de la mañana a 8 de la noche, por lo que cuando hay tienen que guardarla en ollas y cualquier otro recipiente disponible.

Alfaro Ugalde opina que los problemas de abastecimiento se originaron con los cambios de fuentes de agua que se dieron con la operación de la mina, pues antes de eso no había tanto faltante.
Su vecina y dueña del abastecedor El Higuerón, Dary Carmona Vindas, recordó que desde enero pasado el agua en Miramar “la sectorean”; es decir, la Municipalidad hace racionamientos por sectores, por lo que es frecuente que la corten a las 7:30 de la  mañana y todavía a las 11 de la noche no haya retornado.
Sin embargo, la comerciante atribuye la escasez a una mala captación en sus fuentes en las partes altas, en donde posee una finca y allí sí hay agua e incluso se desborda de los tanques que la captan.
Carmona Vindas desestimó que las modificaciones de fuentes hechas por la mina Bellavista, hayan provocado el insuficiente abastecimiento, pues la fuente La Vega que sustituyó a otras dos cerradas (Montezuma I y II) aporta ahora más agua al acueducto.
Mientras tanto, Zelmira Suárez Anchía, del barrio Los Jocotes, tampoco tiene una idea precisa de por qué falta el líquido todos los días, con excepción de los domingos y desde principios de año.
Ninguna de estas personas tenía una explicación por parte el ayuntamiento, ya sea porque alegan dificultades para poder reunirse con el alcalde Álvaro Jiménez, o porque por diversas razones no han querido hacer valer sus derechos como contribuyentes. 
Por otra parte, lugareños como Sonia Torres –del Comité Ambiental de Miramar- y Julio Müller –de la agrupación Miramar al Grano- no dudan en señalar que el responsable de la escasez de agua es el proyecto minero Bellavista –paralizado desde el 2007- junto con el acelerado desarrollo de proyectos inmobiliarios.
Por el contrario, el alcalde Álvaro Jiménez rechaza que la mina sea la causante de la escasez del agua, y más bien afirmó que “la crisis se nos vino por la sequía mundial”.

¿LOS EFECTOS DE LA MINA?

Cabe recordar que -al igual que en la actualidad la minería a cielo abierto en Crucitas es cuestionada- la operación de la mina Bellavista sobre la cuenca del río Ciruelas enfrentó férrea oposición de algunos sectores de Miramar, sobre todo ante el eventual riesgo de contaminación por cianuro de las fuentes de agua.
A pesar de que la empresa minera canadiense Glencairn Corp. había ofrecido trabajar con las tecnologías más modernas y había asegurado contundentemente que usarían geomembranas irrompibles para evitar que la contaminación de los suelos llegara a las fuentes de agua, el tiempo se encargó de demostrar que eso no era cierto.
En octubre del 2007, las fuertes lluvias socavaron las terrazas construidas para la explotación aurífera y los deslizamientos terminaron por romper la geomembrana y destruir varias edificaciones y equipos de los planteles.
Al final, la empresa cerró sus operaciones y se marchó del país. En la actualidad, aquel  proyecto minero está en manos de otra firma canadiense: B2 Gold, que según su página en Internet lleva a cabo una “fase 2” y una auditoría ambiental de cierre de ese complejo, aunque la compañía realiza investigaciones tendientes a una reapertura, con  utilización de diferentes tecnologías mineras.
Como una muestra de que la crisis por el agua en Miramar se ha acentuado, Sonia Torres recordó que en este año ninguno de los tanques de captación que comprende el acueducto mostró rebalse; esto ocurre cuando los depósitos se llenan en algún momento y por lo tanto el agua se desborda. A la gente le han vendido la idea de que el problema es de distribución, pero también hay crisis porque no hay suficiente agua, acotó.
Al profundizar acerca de las limitaciones del líquido que enfrentan en la comunidad, la ambientalista enumeró las que a su parecer son las principales causas: malos cálculos a la hora de proyectar el crecimiento de la población, la sequía, la deforestación, y la desconexión –por la operación de la mina- de dos fuentes que abastecían al pueblo desde 1957. Torres precisó que las fuentes Montezuma I y II fueron desconectadas ante el riesgo de que la mina Bellavista las contaminara con cianuro; estas últimas eran muy estables, ya fuera en la época de lluvias o en el verano.
En su lugar, la empresa minera construyó una tubería desde la fuente bajo su concesión La Vega, que en teoría iba a aportar 20 litros por segundo y que al final solo surtió 2 litros por segundo.
“Ese es uno de los malos negocios que hizo el Alcalde y el Concejo Municipal, porque no fueron vigilantes de que los acuerdos tomados con la empresa minera se respetaran”, cuestionó Torres.
Otro factor que en su opinión incide en la carestía del agua y que es respaldado por Julio Müller, es la aprobación de diversos proyectos habitacionales, tanto de interés social como desarrollos inmobiliarios.
Según lo expone Müller en un volante de Miramar al Grano: “Me preocupa que alrededor de Miramar se ofrecen más de 1500 propiedades en el mercado inmobiliario. Son fincas filiales en lujosos proyectos turístico-habitacionales”.
Para él, a la fuente La Vega se le atribuyó un alto caudal, con el fin de justificar la desconexión de las fuentes Montezuma I y II, y en la actualidad se usa ese supuesto alto volumen de agua para darle viabilidad a la conexión de las nuevas urbanizaciones.
Con miras a enfrentar mejor los problemas de abastecimiento, Müller propone encargar a ingenieros de universidades estatales que midan los caudales de las fuentes, decretar una moratoria en el suministro a nuevos proyectos, y someter a consideración de la comunidad un plan regulador.
Sonia Torres avaló la necesidad de que instancias externas de la comunidad les ayuden a determinar no solo la cantidad de agua disponible con miras a una mejor planificación de su uso, sino también la calidad, dado que no se sabe si está contaminada por elementos químicos provenientes de la mina.
En este sentido, la coordinadora del Programa Institucional de Gestión Ambiental Integral (Pro-GAI) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Yamileth Astorga, dijo que el pasado 10 de abril recibió una solicitud planteada por vecinos de Miramar, en la cual solicitaban colaboración para hacer un aforo de las fuentes de agua.
Astorga se comprometió a gestionar la ayuda técnica que permita atender la necesidad de dicha población y alegó que no disponen de recursos humanos ni materiales para hacer una evaluación de la calidad de esas aguas.

“SEQUÍA MUNDIAL”

Al referirse a la problemática del agua en su comunidad, el alcalde Álvaro Jiménez aseveró que “la crisis se nos vino justamente por la sequía mundial, nosotros no nos escapamos de la situación que vive el mundo en materia de abastecimiento de este preciado líquido”.
De acuerdo con Jiménez, “lo que hemos hecho en estos días es sectorear el agua, especialmente en los días más críticos –después de semana santa y hasta finales de abril-pedimos que no regaran las plazas de deportes, y fuimos a hacer conciencia en las escuelas y colegios, para que no hubiera desperdicio”.
Desde el año 2003 que ocupa el cargo de alcalde, nunca habían tenido una crisis de agua como la de este año, que duró no más que unos 22 días, aseguró.
Para que no se repita la situación el próximo año, anunció que construyeron un tanque de almacenamiento de 500 metros cúbicos para Miramar y dos más para otras comunidades.
Sumado a lo anterior, hacen gestiones ante los organismos respectivos, para que le den a la Municipalidad algunas concesiones más de agua, tendientes a atender la demanda.
Jiménez negó que el ayuntamiento haya dado más permisos para nuevos desarrollos inmobiliarios. “Más bien hemos sido vigilantes, cuidadosos, de que cuando llega un empresario, lo primero que le hemos dicho es aquí hay problemas con el agua y la municipalidad es la que la administra. Vamos a continuar siendo absolutamente celosos y vigilantes en este sentido”.
El funcionario descartó tajantemente que la mina Bellavista haya provocado impactos sobre las fuentes de agua que abastecen a Miramar, en vista de que “toda la actividad minera estaba muy por debajo de las nacientes. Entonces, lo que nos dicen los técnicos es que no es posible que la actividad minera afectara el abastecimiento”.
**Respecto de la fuente La Vega, sostiene que la empresa minera aporta la totalidad de los 20 litros por segundo que produce al acueducto municipal y no se deja nada para su uso.
De igual manera, garantizó que hay “permanentes” evaluaciones de la calidad del agua, por parte de esa municipalidad, de la empresa minera, de Acueductos y Alcantarillas, y la Secretaría Técnica Nacional Ambiental.

 

 

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