Milano de Siquirres sigue esperando un acueducto ocho años después

Día por medio, el AyA reparte agua a cada una de las casas de Milano, El Cairo, La Francia y Luisiana de Siquirres. La

Día por medio, el AyA reparte agua a cada una de las casas de Milano, El Cairo, La Francia y Luisiana de Siquirres. La inversión le ha costado al AyA más de ¢1.400 millones durante los últimos ocho años. (Foto: Katya Alvarado)

Son casi ocho años desde que la pitoreta de la cisterna se convirtió, de día por medio, en el despertador del pueblo, casi 2.900 días desde que el agua que sale del grifo no se puede tomar, porque los químicos de la empresa piñera lo contaminaron todo.

En Milano de Siquirres ya se acostumbraron a que el agua para tomar les llega por la calle lastrada, mientras construyen el nuevo acueducto que hace tanto tiempo les prometieron y para el que tan poca ayuda han recibido.

La finca “La Babilonia”, de la empresa Del Monte, sigue como el gran dilema para este pequeño pueblo, pues todos saben que la piñera fue la responsable de dejarlos sin agua, pero no quieren que se vaya porque también los dejaría sin trabajo.

En el pueblo cercano de El Cairo ya se pueden ver adelantos de lo que será el nuevo acueducto, mientras que en Milano corren para ahorrar ¢6,8 millones para comprar el lote que albergará el nuevo tanque de captación.

El Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) ha invertido más de ¢1.400 millones durante todo este tiempo, para mantener la distribución de agua a las más de 6000 personas afectadas en cuatro comunidades, monto que de sobra hubiese alcanzado para construir cinco acueductos.

CANSADOS

Cuando UNIVERSIDAD visitó vez la comunidad de Milano en el 2009, el “ritual de la cisterna” parecía convocar a todos los vecinos, que al oír la pitoreta salían de inmediato con sus recipientes para guardar el agua que consumirían por dos días.

Seis años después la cisterna del AyA sigue pasando, pero son pocos los que la esperan. Los galones hacen fila a la orilla del camino para ser llenados y cada quién sale por los suyos en cuanto sus quehaceres, o su ánimo, lo permitan.

Igual que en el 2009, los habitantes de Milano dicen estar cansados, pero ya no tienen el enojo de hace unos años y solo queda una agotada resignación, mientras esperan que el nuevo acueducto se convierta en realidad.

A sus 93 años, don Ramón Sánchez sale a paso lento por el galón que le acaban de llenar. Pese a su lucidez y buena memoria, ya perdió la cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que les dijeron que el agua de la tubería no se podía tomar por la contaminación.

Su esposa, Élida Ávalos, se queja de tener que pagar ¢5.325 colones cada mes a la Asociación Administradora del Acueducto (Asada) de Milano, por un agua que no puede tomar y que, según dice, le causa resequedad y picazón en la piel si la usa para bañarse.

Lo que Élida y muchos de los pobladores de Milano parecen no tener claro, es que de su cuota mensual sale el dinero que la Asada ha utilizado y que debe ahorrar para completar las compras, permisos y expropiaciones para tener un nuevo acueducto.

Xinia Briceño, presidenta de la Asada, explica que han sido muchos los trámites realizados y estudios que pagar, pese a que se supone que AyA tenía presupuestado el dinero para el acueducto desde hace siete años (ver entrevista).

La presidenta ejecutiva de AyA, Yamileth Astorga, reconoce que todo el proceso ha sido muy lento, y asegura que en su gestión ha procurado un mayor acercamiento con las Asadas en todo el país, pues siempre han estado solas.

Astorga puntualizó que entidades como AyA y las propias Asadas, solo disponen de los fondos que obtienen por concepto de la tarifa de la distribución del agua, por lo que salvo que haya una donación, se debe recurrir a préstamos para financiar obras como un nuevo acueducto, lo que obliga a las Asadas a aportar también sus propios recursos.

“En el caso de El Cairo, hubo una donación y fondos de Asignaciones Familiares que se le están trasladando  para la construcción. En el caso de Milano, podemos apoyarlos desde el punto de vista jurídico, técnico, pero solo si tenemos una donación podemos trasladarla a ellos para invertirlo”, hizo ver.

“Es impresionante que sea todo tan lento. Estamos buscando la forma de acelerar las cosas, pero tristemente todo es lentísimo. Un ciclo para un proyecto para AyA dura 8 años; es muy triste pero es la realidad”, lamentó la presidenta ejecutiva.

¿Y LA PIÑERA?

Mientras la Asada de Milano corre a juntar el dinero que necesita para construir su acueducto, Xinia Briceño sostiene que la empresa Del Monte solo hizo un aporte mínimo de ¢400.000 y cedió un derecho de paso para el acueducto, pese a ser la responsable de que el agua esté contaminada con agroquímicos.

UNIVERSIDAD intentó conocer el criterio de dicha empresa sobre la situación actual de las comunidades afectadas por la contaminación del agua con Bromacil, para lo cual se enviaron por correo electrónico una serie de preguntas al director de relaciones corporativas, Luis Enrique Gómez, luego de intentar localizarlo por teléfono.

Las preguntas enviadas, y no contestadas al cierre de esta edición son las siguientes:

1. Los últimos análisis de aguas realizados a la naciente y acueducto de Milano de Siquirres, realizadas por el Centro de Investigaciones en Contaminación Ambiental de la Universidad de Costa Rica el año anterior, revelan una «presencia constante» del químico bromacil en el agua, aún 8 años después de los incidentes que obligaron a limitar el consumo de agua en la Asada de esta comunidad. ¿Aún aplica su empresa el químico bromacil en la finca La Babilonia?, ¿cómo se puede explicar la presencia aún del químico en el agua?

2. ¿Ha colaborado la empresa en las labores de saneamiento de las fuentes de agua contaminadas? ¿Pagó la empresa por los daños ambientales causados? ¿Piensa la empresa compensar a las comunidades afectadas de alguna forma? ¿Qué responsabilidades asume la empresa por este caso, que ahora será expuesto por las comunidades ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?



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