Entre reuniones, trámites, reclamos y atender a su familia, Xinia Briceño ha sido el incansable bastión en la lucha para que el pueblo de Milano de Siquirres tenga un nuevo acueducto.
Como presidenta de la Asada de Milano, ha sido testigo de primera línea de cada una de las órdenes y promesas incumplidas durante los 12 años, desde que se confirmó la contaminación de las fuentes de aguas que alimentan a su pueblo.En el 2009 usted nos había comentado que habían aprobado un presupuesto de AyA para construir el acueducto.
−Está aprobado, existe el dinero, se ha ido a superávit. Lo que han hecho es que el AyA ha hecho la solicitud de que se mantenga el dinero para poder utilizarlo, pero ya llevamos unos seis años de estar en esas.
¿Además de eso qué falta?
−El estudio técnico ya está hecho. Tengo entendido que el estudio de impacto ambiental de SETENA falta, porque ya se hizo el estudio hidrogeológico.
Mientras tanto siguen con la cisterna…
−Mientras tanto todo sigue igual. La gente recoge agua, hay personas que no recogen agua, hemos estado mandando comunicados porque en los últimos análisis aparece que hay siempre altas concentraciones de bromacil y como cinco químicos nuevos, que no aparecían anteriormente.
Desde hace tiempo dijimos que era mejor que nos dijeran que costeáramos el camión cisterna: que nosotros metíamos el agua a la comunidad y que nos reconstruyeran el acueducto. ¡Ya nos hubieran construido tres acueductos con lo que han gastado!
¿Y esos resultados de laboratorio del CICA-UCR que significan (ver nota aparte)?
−Es bastante, porque se supone que no debería de aparecer como en los análisis anteriores. Ha habido hasta 5.8 (microgramos por litro) en el agua. ¿Qué van a hacer? Aquí son alrededor de 6.000 familias que se están bañando todos los días, que están tocando el químico por los poros.
La gente del pueblo nos dice que les da mucha picazón por el agua.
−A mí también me da alergia. Antes no la tenía. Será sugestión mía. Pero, ¿va a ser sugestión de toda la comunidad? No puede ser que todos padezcamos de dolores musculares, dolores de cabeza. No puede ser que en unas dos, tres casas, hay varios abortos.
Tras ocho años el químico bromacil aún aparece en el agua de Milano
Casi ocho años después de que el Ministerio de Salud prohibió aplicar el herbicida bromacil en la zona de Milano de Siquirres, el químico continúa apareciendo en los análisis de residuos de plaguicidas efectuados por el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) de la UCR.
En el último informe emitido el 28 de agosto del 2014 por el laboratorio de la UCR, los grados de bromacil en una muestra de agua oscilaban entre los 2.1 y 3,6 microgramos por litro. Se trata de cifras mayores a los 0,6 microgramos por litro, cifra usualmente considerada como el punto máximo para el consumo humano en algunos países. Naciones europeas como Suecia y Eslovenia prohíben el uso de este agroquímico.
Alexander Salas, director regional de la zona de Salud Huetar Norte, señala que los estudios efectuados por el Ministerio de Salud coinciden en la aparición del herbicida.
“Hemos venido haciendo análisis de monitoreo, que nos arrojan la detección de residuos de bromacil en estos acueductos. Hubo un impase de, por lo menos, unos seis meses que nos salían negativos, pero últimamente nos ha salido de nuevo con niveles de 2, 2,5 microgramos por decilitro de bromacil; nos revela que está saliendo de nuevo”.
Pese a ello, Salas rescató que en las revisiones efectuadas a la compañía piñera Del Monte y otras fincas cercanas, no se ha logrado obtener ningún indicio de la reutilización del químico.
“De acuerdo con los estudios hidrogeológicos que se han podido desarrollar, aparentemente es un producto muy persistente en el suelo y que, producto de eso, sigue apareciendo”, indicó.
El funcionario también rescató que el país no cuenta con reglamentos específicos, que dicten cuáles son los parámetros permitidos de agroquímicos en el agua para consumo humano. Este es otro de los inconvenientes que subraya en el análisis del fenómeno de la localidad limonense.
“Si usáramos las normas de Estados Unidos estaríamos muy por debajo de lo permitido, pero con las normas europeas, estaríamos casi en el margen”, destacó.
ALERGIAS EN LA POBLACIÓN
La picazón y aparición de alergias en la piel de los habitantes de Milano es frecuente, según relatan los propios vecinos de la zona. Las casi 6.000 personas que residen en la zona utilizan el agua contaminada para bañarse, lavar su ropa y realizar otras tareas domésticas.
Pese a ello, el director regional del Ministerio de Salud descarta alguna correlación entre las enfermedades alegadas por los habitantes y el uso del agua contaminada con bromacil.
“La gente aqueja cosas y se lo achaca al estar utilizando el agua del acueducto contaminado con bromacil, pero esas no son las causas. Son dermatomicosis, psoriasis, enfermedades de transmisión genética, como el Síndrome de Down; ellos lo achacan a eso, pero no existe una correlación siquiera cercana a que sea producto de eso”, señaló.
El bromacil es un compuesto químico regularmente utilizado para eliminar malezas y en cantidades tóxicas está relacionado con la aparición de cáncer en riñones y tiroides.
Comunidades expondrán problemas de contaminación ante CIDH
Representantes de las comunidades afectadas por la contaminación del agua con el químico bromacil se verán las caras con el Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el próximo 20 de marzo en la ciudad de Washington D.C.
Las comunidades de Milano, El Cairo, La Francia y Luisiana de Siquirres, informarán a la Comisión sobre lo acontecido desde hace 12 años, cuando se determinó que las fuentes de agua de sus acueductos fueron contaminadas por bromacil, un químico utilizado por la empresa Del Monte en su plantación de piña en la finca “La Babilonia”.
La presidenta de la Asada de Milano, Xinia Briceño, será una de las asistentes a esta audiencia, en la que buscarán sentar un precedente por los daños que ha sufrido su comunidad.
“Esto no es una denuncia, es una audiencia donde queremos llegar a un acuerdo y lo que se quiere pedir es que se cumpla con lo que dice nuestra Constitución Política: el que daña, debe pagar. No pagamos nosotros, no paga el Estado, paga el que daña”, afirmó Briceño.
Junto a Briceño, también estará la dirigente comunal Erlinda Quesada, un representante del Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales (Cedarena) y representantes de una organización defensora de los derechos humanos.
Para Briceño, la comunidad es la que ha cargado sobre sí el costo de la contaminación, pues han tenido que incrementar las tarifas que cobra el acueducto, para emprender las obras de construcción de una nueva fuente de agua potable.
“La gente que se ha visto doblemente afectada, porque son víctimas de la contaminación y son víctimas de que tenemos que pagar para poder tener una agua limpia. Eso no ha sido justo para la comunidad y queremos visualizarlo”, apuntó Briceño.
En el 2009, el Informe Estado de la Nación registró que la distribución de agua por cisterna le costaba al AyA un promedio de $27.000 mensuales, por lo que al cumplirse 8 años desde que se suspendió el consumo del agua del acueducto, la entidad estatal habría gastado más de ¢1.400 millones.
