Prevén tensiones por mala gestión del agua

La situación hídrica en Costa Rica adquiere características alarmantes, concluyó el foro sobre conflictos hídricos relacionados con la gestión y consumo de agua y

La situación hídrica en Costa Rica adquiere características alarmantes, concluyó el foro sobre conflictos hídricos relacionados con la gestión y consumo de agua y el manejo de las aguas servidas en el país, realizado el pasado 5 y 6 de abril.

El encuentro fue organizado por el Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA)  en el auditorio del Tribunal Supremo de Elecciones, como parte de un ciclo que evalúa la situación del agua en los países de la región (ver recuadro “Atención urgente en problemas del agua”).

La afectación de los sistemas hídricos de Costa Rica por los monocultivos, en particular el de la piña, o por el desarrollo inmobiliario y el turismo, fueron parte de los temas analizados por expertos, académicos, representantes de comunidades y de empresas.

“La perspectiva de la situación hídrica en Costa Rica adquiere características alarmantes, ya que según las diversas versiones presentadas en el foro, existe una problemática generalizada, que afecta ecosistemas importantes en casi todas las regiones del país”, dijo Javier Bogantes, director del TLA.

Gran parte de estos impactos son causados por la falta de planificación del desarrollo, por proyectos de infraestructura o de desarrollo turístico. “Y si el Estado no actúa con la mayor celeridad, el país va a comenzar a perder su potencial hídrico, van a surgir crisis y tensiones por la mala gestión del agua”, previó Bogantes.

 

Por su parte, Laura Arias, representante del Consejo Regional de la Cuenca de Barva, se refirió a la contaminación que ha provocado la actividad piñera en el país y puso de ejemplo la situación que enfrentan miles de pobladores de El Cairo, La Francia y Milano de Siquirres, en la provincia de Limón, donde las fuentes de agua potable fueron contaminadas con agroquímicos, entre ellos bromasil, que es utilizado en los cultivos de piña.

Desde el 2007, las comunidades tienen que ser abastecidas de agua por camiones cisternas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).

“De cada tonelada de químico, más del 60% va al ambiente, se filtran a aguas subterráneas”, señaló Arias, al asegurar que la expansión de la actividad piñera beneficia a unos pocos. Las poblaciones sufren las consecuencias, las denuncias sobre contaminación no se atienden  y no se conoce que se hayan sentado responsabilidades en las acciones civiles y penales emprendidas, acotó.

Desde una perspectiva opuesta, Carlos Acevedo, de la Cámara de Productores de Piña, reconoció que en el pasado “algunas cosas no se hicieron bien” en la industria piñera, pero aseguró que la situación ha mejorado mucho.

Destacó el rápido crecimiento del cultivo -que pasó de 4.500 hectáreas a 45.000 en los últimos 14 años- y las decisiones que esa industria ha adoptado para cuidar el suelo y evitar la contaminación de suelos, de aguas superficiales y fuentes subterráneas.

El sector creó en el  2006 la Comisión socioambiental para la producción de la piña, con participación de productores, universidades y la Cámara de Agroquímicos Genéricos, entre otros, tras lo cual se elaboró una guía socioambiental para la producción de la piña.

Dicha guía establece un sistema de gestión socioambiental para la producción de esta fruta, el uso del agua en las fincas, el manejo y conservación de los suelos, y la protección forestal, entre otras medidas, señaló Acevedo.

El foro dejó en evidencia -en una mesa redonda en la que participaron representantes de la comunidad de Térraba- también, la precaria situación de los acueductos en los territorios indígenas.

La amenaza ambiental que representa para la  cuenca del río Térraba un proyecto hidroeléctrico que impulsa el Instituto Costarricense de Electricidad, fue una de las preocupaciones expuestas por los representantes.

Asimismo, se analizó la importancia del agua y la salud, y la problemática hídrica en regiones transfronterizas; se hizo hincapié en la necesidad de la cooperación internacional para un manejo integral de las cuencas, como en el caso del río San Juan.

Los impactos en los ecosistemas hídricos por causa del desarrollo inmobiliario y el turismo en la provincia de Guanacaste y en el Pacífico Sur, fue otro de los temas analizados.

El biólogo Jorge Lobo, de la Universidad de Costa Rica (UCR), expuso sobre las graves consecuencias que han tenido en los cauces de los ríos y el lecho marino costero, la deforestación, erosión de suelos y sedimentación provocadas por desarrollos inmobiliarios intensivos, en las partes altas de la Fila Costeña en Osa, Pacífico Sur.

IMPACTOS

Mientras tanto, Clemens Ruepert, investigador del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (UNA), expuso respecto a estudios que se han hecho acerca de contaminación con plaguicidas en suelos y cuerpos de agua, así como las vías por las que se propagan los contaminantes y los impactos ambientales que se han producido.

En la agricultura a gran escala, como el monocultivo, se usa cantidades considerables de plaguicidas para controlar las plagas, y se siguen utilizando productos que en otros países se han eliminado o están restringidos,  alertó el científico.

Como resultado de la agricultura intensiva y el uso de agroquímicos, los estudios han registrado pérdidas de hábitat, sedimentación en las áreas bajas, mortandad de peces y otros, enumeró entre otros aspectos.

Freddy Pacheco, biólogo y académico de la UNA, llamó la atención en torno a los problemas de abastecimiento de agua potable y el tratamiento de aguas servidas en la Gran Área Metropolitana.

Entre las causas de la escasez del vital líquido está el desperdicio y la falta de inversión en infraestructura, en lo que el país lleva un rezago de más de 25 años. Se debe tomar en cuenta que la escasez se agravará como efecto del cambio climático, una situación para la cual Costa Rica no está preparada, advirtió.

 


Atención urgente en problemas del agua

El encuentro que se realizó el 4 y el 5 de abril, forma parte de un ciclo de foros que ha venido celebrando el Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA) en América Latina, como el que tuvo lugar en noviembre pasado en Buenos Aires, Argentina, seguido de otros dos en El Salvador y en México, explicó Javier Bogantes, director del citado organismo.

Se ha hecho un diagnóstico general sobre la situación hídrica en algunos de los países de la región, y en el caso de Costa Rica, tras las audiencias que realizó el TLC en el  2000 y el 2004 sobre casos de problemas con el uso del agua, se consideró importante retomar el trabajo para conocer algunas problemáticas  a las que hay ponerles atención urgente, como es la de los monocultivos.

El tema de las piñeras –agregó- es uno de los que mayor debate provoca, y consideramos importante que la Cámara de Productores de Piña aceptara la invitación para discutir y dar sus sugerencias.

Otra temática que se abordó fue el enorme desarrollo turístico inmobiliario que se ha dado sobre todo en la provincia de Guanacaste, sin que existan -tanto para los empresarios como para las poblaciones- estudios específicos sobre la situación hídrica real, comentó.

La situación del humedal en la isla Calero -en la frontera con Nicaragua-, fue tratada en una mesa redonda sobre este tema, organizada por la Escuela de Biología de la UCR, que dirige Gustavo Gutiérrez.

Bogantes destacó la participación de representantes de instituciones públicas, la academia, y asociaciones administradoras de acueductos (ASADAS) de todo el país.

 En particular valoró la presencia de representantes del Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados y del Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (MINAET), quienes expusieron las políticas que tienen respecto al recurso hídrico y los ecosistemas hídricos.

El objetivo de estas discusiones es lograr una conjunción de aportes sobre el tema hídrico entre el Gobierno, la academia y la sociedad civil, puntualizó.

El TLA tiene en perspectiva la organización de una audiencia del agua en Argentina, y a finales del 2012 otra sobre conflictos y tensiones hídricas en Centroamérica.


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