Relleno sanitario de la empresa Ebi: Contradicciones de técnicos extienden vida del basurero en La Carpio

A pocos metros de distancia, coinciden los camiones que acondicionan la celda 7 con la maquinaria que extrae el material del tajo. (Foto: Katya

A pocos metros de distancia, coinciden los camiones que acondicionan la celda 7 con la maquinaria que extrae el material del tajo. (Foto: Katya Alvarado)

Ebi Berthier, empresa que administra el Parque de Tecnología Ambiental Uruka, inició el uso de la celda 7 –el último espacio disponible para recibir basura–, cuando falta poco para que cumpla 15 años de ser vecino de La Carpio, un asentamiento en el distrito josefino de La Uruca.

Mientras esto sucede, la Setena resolvió que el relleno sanitario necesita un nuevo permiso ambiental de operación para depositar basura en la celda 7, pero la Comisión Plena de esa entidad avaló el funcionamiento del área. A la vez, el Ministerio de Salud pidió aclarar dudas, pero la información aportada por Setena no las despejó.

Para permitir la operación del relleno sanitario de La Carpio se necesita espacio, ya sea a lo ancho o a lo alto; si esa condición no se cumple, la vida útil del depósito de desechos llega a su fin. La basura que ingresa a la propiedad administrada por la empresa Ebi Berthier de Costa Rica se acumula desde el año 2000 y forma una montaña que, de acuerdo con el permiso de operación, le es permitido alcanzar hasta los 983 metros sobre el nivel del mar.

En 2013, ese techo máximo estuvo por alcanzarse; no obstante los vaivenes del procesamiento de los desechos han permitido que aún no se llegue a esa altura. Incluso, reportes del Ministerio de Salud establecen que la montaña se compactó en vez de crecer.

Para evitar que el tope de la altura limite el trabajo que realiza Ebi, la empresa ya inició el depósito de basura en la denominada celda 7, una finca adyacente a la montaña de desechos tratados, donde ya desde marzo anterior se inició el proceso de depósito.

El encargado de operaciones del relleno sanitario, Osvaldo Quesada, lo manifestó así en una visita realizada por UNIVERSIDAD a la Carpio. Quesada incluso aseguró que, desde hace poco más de cuatro meses, comenzó a acumularse basura en ese espacio; en la actualidad, se calcula que ya se amontonan al menos 100 000 toneladas.

UN POCO DE AIRE A LOS DESECHOS

La finca pertenece a Ebi y tiene disponibles casi cuatro hectáreas que, según estimaciones de la misma empresa, podrían permitir que durante al menos cinco años más se sigan depositando desechos en el distrito josefino.

Durante la administración del expresidente Oscar Arias Sánchez, la propiedad obtuvo a través de la Dirección de Geología y Minas del Ministerio de Ambiente y Energía una concesión para la extracción de material rocoso. La actividad extractiva fue desarrollada por la empresa Dama y Alfil S.A.; ahora, poco a poco, Ebi acondiciona el espacio para expandir el relleno sanitario de la Carpio.

Para permitir que la sociedad de origen canadiense continúe con su actividad, no hay claridad en instituciones como la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) de la existencia de un estudio de impacto ambiental que respalde la operación del relleno en dicha finca.

Así lo deja ver un informe técnico del Departamento de Evaluación Ambiental de la Setena, emitido a principios de año, que determinó que la finca contaba solamente con viabilidad ambiental para el proyecto de Tajo, pero al proponerse en esa área una actividad diferente a la originalmente planteada era pertinente “un nuevo estudio y caracterización del entorno”.

Esto lo concluye el informe DEA-0008-2014 de la Setena, firmado por el director de dicho departamento, el ingeniero Pablo Bermúdez, quien agrega al final que con el nuevo estudio se determinarán las condiciones prevalecientes del terreno luego de ejecutar la explotación del tajo.

Posteriormente, en abril, la Comisión Plena de la Setena solicita al Departamento de Evaluación Ambiental modificar su criterio técnico. Incluso en mayo, el desarrollador del proyecto envía una nota a la Setena donde pide la rectificación de Setena al considerar que el criterio emitido afecta a la sociedad anónima.

El oficio enviado por la empresa Ebi termina indicando, “de lo contrario me veré obligado a reclamar ante los Tribunales de Justicia la responsabilidad de los funcionarios que realizaron el informe con error manifiesto”.

Pese a la solicitud de la Comisión Plena de Setena, el Departamento de Evaluación Ambiental ratificó su postura inicial y consideró que la finca que Ebi pretende utilizar no cuenta con la evaluación ambiental requerida. La nota es firmada por la ingeniera forestal, Jhaury Pizarro, quien concluyó que la advertencia planteada por la empresa podría ser considerada como una amenaza a un funcionario público, que es penado con cárcel por el artículo 316 del Código Penal.

El criterio técnico de este departamento de la Setena no es compartido por el secretario general de la institución, Freddy Bolaños, quien respondió a UNIVERSIDAD que originalmente el proyecto contemplaba todas las fincas; por lo tanto, no era necesario ahora un nuevo estudio.

“El proyecto original sí contemplaba la totalidad de la propiedad”, apuntó Bolaños, quien agregó que el departamento de Control y Seguimiento será el encargado de verificar que el Plan de Gestión Ambiental se esté cumpliendo y que haya, además, un control de los posibles impactos que puedan surgir de la actividad. “En las visitas que se han hecho se pudo corroborar eso”, opinó Bolaños.

UN TAJO CON BASURA

Las conclusiones del Secretario General de la Setena no despejan dudas en el Ministerio de Salud, institución que debe darle seguimiento a la operación del relleno.

En abril anterior, el Área Rectora de Salud del Carmen, Merced y Uruca inspeccionó el relleno sanitario con el fin de atender una denuncia por la utilización de la celda 7. Roberto Montero, de Regulación de Salud de dicha Área Rectora, certificó que en el espacio sí había depósito de basura.

Posteriormente, la Dirección Regional elevó a Setena las dudas sobre la operación de la finca anexa al relleno. Guillermo Flores, director de la Región Central Sur, espera desde mayo pasado que la secretaría evacue las dudas.

Aún sin respuesta, Flores emitió una nueva solicitud de información en julio anterior, donde indica a la Setena que en el expediente no se evidencia la autorización de ninguna celda 7, y que en ese espacio solamente cuenta con autorización el tajo denominado El Encierro.

“En forma inmediata, se procede a corregir el presente y demás oficios relacionados”, indica el oficio DARS-CMU-249-2014.

Contradictoriamente, funcionarios de la Sección de Inspección de la Municipalidad de San José visitaron la finca de Ebi en la Carpio; en un informe rendido ante la Sala Constitucional en mayo pasado, concluyeron que la celda 7 no está siendo utilizada para recibir basura.

Norman Sequeira, coordinador de Relaciones Públicas comunales de Ebi, considera que la empresa cumple con todos los requisitos necesarios para operar, “de lo contrario el relleno estaría clausurado”, concluye el funcionario de Ebi.

La agitación en las calles del precario de la Carpio aumenta conforme avanza la mañana. Poco más de un kilómetro separa la entrada del precario con uno de los vecinos más constantes de la zona: el relleno sanitario, administrado por Ebi Berthier desde hace más de una década.

Para el mediodía, el ingreso de camiones congestiona la calle en mal estado del caserío. A la Uruca llegan diariamente poco más de 1000 toneladas de basura de municipalidades como Escazú, Tibás, Alajuela, San José, Belén y Puriscal.

El relleno se mantiene operando a la espera de que las contradicciones dentro de la Setena despejen las dudas que surgen entorno al permiso de operación de la finca adyacente al depósito de desechos en la Carpio.


Norman Sequeira:

“En términos operativos, el relleno es uno solo”

¿Qué es la denominada celda 7?

–Yo no sé dónde salió el cuento de una ampliación de la celda 7, como si el relleno sanitario estuviera diseñado de una forma y a nosotros se nos ocurrió meter una celda 7. Eso no es cierto, el diseño original incluye esa celda. Nunca ha estado afuera.

¿Por qué ha habido una separación?

–Cuando se empezó a trabajar esa parte, se descubrió que había un manto rocoso, o sea, un tajo; entonces, se tuvo que hacer toda la tramitología para obtener los permisos y, así, extraer el material. Una vez que se saca ese material teníamos que rellenar, como estaba previsto, con basura. Vino una discusión y se metió una serie de recursos, pero que la última Setena los rechazó. Lo último que se dijo era que se mantenía el acuerdo original que es que esa parte del terreno se puede utilizar como originalmente estaba previsto. Esto es desde el 2005, hace nueve años.

Esa finca no estaría dentro del plano original del relleno.

–En términos operativos, el relleno es uno solo; puede ser que desde el punto de vista registral haya división de fincas como efectivamente lo hay. Ese relleno se conforma de tres fincas que tienen sus permisos en regla.

¿El permiso ambiental originalmente abarca todas las fincas?

–Todas estaban incluidas. No hay que sacar ningún permiso, solo se sacó un permiso especial para operar el tajo.

¿Opera la celda 7 como relleno en la actualidad?

–Es que solo una parte específica de la celda 7 era utilizada para la extracción de material. La otra parte no tuvo problemas y es con la que trabajamos. La celda 7 es la última parte que tenemos para ingresar residuos. Desde el punto de vista operacional, es un área más de trabajo, no tiene ninguna relevancia desde puntos de vista legales o técnicos porque se opera con la metodología general. No tiene ninguna condición especial.

¿Hace cuanto funciona?

–Es que como tal la celda 7 no opera, lo que está funcionando es parte de la celda 6 que tiene una porción dentro de esa finca.

¿La celda 7 como tal?

–Todavía no, porque faltan algunos trabajos y aún hay espacio en la otra celda, pero ya está casi lista. En cualquier momento puede recibir residuos. No tenemos ningún problema. Como política de la empresa siempre tenemos una previsión por cualquier eventualidad.

¿La extracción de material cambia las condiciones del estudio de impacto ambiental original?

–No, el estudio se hace basado según las condiciones propias de la actividad. La parte sustantiva de la actividad nuestra no se ve afectada, simplemente hay una modificación.

¿Podría decirse que hay un cambio en el uso de suelo?

–Para nada, el uso de suelo siempre es uno y no cambia.

¿La utilización del terreno como tajo, garantiza que el terreno sigue apto para el relleno?

–No es utilización del terreno como tajo, había una condición específica y se aplicó una técnica de trabajo pero eso no significa que nosotros estemos desviando nuestra actividad, el negocio nuestro es darle tratamiento al residuo. Esa porción de tierra ocupaba un tratamiento, y gente especializada lo hizo.

¿Amplía la vida útil del relleno?

–El cierre técnico previsto se mantiene para unos cinco años más.


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