Como si el PAC compitiera contra la nada, durante el recorrido de la ruta 243 que comunica playa Dominical con Pérez Zeledón fue normal ver pequeñas escuelas solamente con distintivos rojiamarillos; la escuela de Tinamaste fue un ejemplo. (Foto: Sergio Zúñiga)
Como un semáforo que pasa de verde a rojo, así se puede describir el ambiente electoral en un recorrido desde la zona sur del país hasta llegar a la capital el pasado 6 de abril, durante la segunda ronda electoral.
El pueblito alrededor de la escuela Flor de Bahía en Uvita, al sur del país, amaneció con un aire frío que contrastaba con el calor costero buscado por cientos de extranjeros que visitan sus playas y con el cual sus pobladores están acostumbrados a lidiar.
A lo que no están acostumbrados estos vecinos es a salir a votar dos veces en menos de un año por un candidato presidencial, ni a la ausencia de banderas verdiblancas o dirigentes “pericos” incitando a votar, cosa muy común en un cantón donde, el pasado 2 de febrero, Liberación Nacional lideró la preferencia de voto con un 30.46% sobre un PAC que entonces apenas alcanzó poco más de la mitad de ese porcentaje.
En las escuelitas rurales, la lucha del PAC parecía ser contra la nada, panorama que se repetía a lo largo de la ruta 243 que une a Dominical con Pérez Zeledón. Uno que otro carro con banderas rojiamarillas intentaba contagiar democracia en las carreteras.
¿Ya fuiste a votar por el “Muñecazo”?, pregunta a su compañero Virginia Muñoz, empleada de una soda kilómetros antes de llegar al centro de Pérez Zeledón, refiriéndose con ese apodo al candidato Solís. Mientras con paciencia echa a freír cebolla picada en la sartén para preparar un huevo revuelto, comenta la necesidad de un cambio de gobierno.
Cerca de las 10 de la mañana, el centro de Pérez Zeledón parecía dormido. En este pueblo observamos el primer toldo del PLN, donde la actual diputada liberacionista Xinia Espinoza, con gorra y camiseta de “Johnny Araya Presidente” se camuflaba como una dirigente más e invitaba a votar verde a quien volviera a ver el toldo frente al Liceo Unesco en San Isidro del General.
“Hay gente que cree que porque no tenemos un líder el partido no puede seguir adelante, aquí estamos demostrando que sí vamos a dar la lucha”, comenta esperanzada la diputada, quien presumió que había “centenas” de voluntarios “pericos” solo en el cantón peceteño.
La carretera recorre entre curvas el Cerro de la Muerte y el Empalme donde las elecciones no bajan ni un grado de temperatura al frío que generalmente se siente allí.
En un poyo del parque de Santa María de Dota, justo frente a la calle ancha que da a la Escuela República de Bolivia, doña Blanca Umaña recuerda la diferencia de esta fiesta electoral al pasado 2 de febrero, pues en su cantón es común que los bullangueros sean los liberacionistas y en ese momento se guardaron en la casa.
El mismo ambiente se replicaba en los pueblos vecinos a lo largo de la empinada carretera que une toda la zona de Los Santos.
ALLÁ EN “LA LUCHA”
¿Sabe dónde puedo encontrar a una persona liberacionista aquí en La Lucha?, pregunto a una trabajadora de la finca “La Lucha Sin Fin”, cuartel estratégico de la guerra civil del 48 y donde yacen los restos del caudillo José “Pepe” Figueres Ferrer.
“Diay es que ahorita los liberacionistas son los señores más mayores, y saber dónde están, aquí todos se volcaron al PAC”, responde la joven luego de pensar la respuesta unos segundos.
Los alrededores de esta finca, actualmente administrada por hijos del caudillo, efectivamente guardaron el verde y blanco como un hermoso recuerdo de lo que fue el PLN fundado por don Pepe, pero de ahí a votar por Araya hay mucho trecho.
Probablemente la única muestra liberacionista en las escuelas alrededor de esta finca se dio con la visita del expresidente José María Figueres Olsen, quien llegó en horas de la mañana a votar en la escuela de San Cristóbal Sur de Desamparados, con una caravana liberacionista.
Transcurría la tarde y conforme recorríamos los pueblos de El Rosario, La Fila, Tarbaca y Aserrí la fiesta comenzaba a calentar poco a poco hasta llegar a San Juan de Dios de Desamparados, ahí los verdiblancos le hacían pique a los del PAC por quién atraía más votos.
Y como si fuera otro país, o como si se estuviera eligiendo un presidente para el Valle Central, en el centro de la ciudad de San José la gente sí se unía a una fiesta. La algarabía se sentía cada vez más, conforme nos acercábamos al sector de Montes de Oca, donde hervía una masa de alegría que esperaba al próximo presidente electo.