El puesto de información del PAC recibió cientos de personas a lo largo del día, en clara diferencia del toldo liberacionista que no fue tan visitado por los adeptos al PLN. (Foto: Geanina Sáenz)
En tres mesas escrutadas ante la presencia del Semanario UNIVERSIDAD, el Partido Acción Ciudadana (PAC) obtuvo una abrumadora mayoría de votos.
Un revoloteo de muchachos y muchachas que conversan y se ríen, vestidos con el uniforme de los Guías y Scouts de Costa Rica, recibe a los votantes en la paradójica Escuela José Figueres Ferrer en Sabanilla de Montes de Oca. Son las 6:40 a.m., y aún no calienta el día, tampoco las elecciones.
El distrito visitado le dio el gane a Luis Guillermo Solís del PAC en la primera ronda, con un 58 % a favor, frente a un 22 % para el candidato Johnny Araya, del Partido Liberación Nacional (PLN), la diferencia más abultada a favor del PAC en todo el país.
Esta misma tendencia se nota conforme avanza la jornada, pues una gran parte de los ciudadanos consulta su número de mesa en el puesto de información rojiamarillo. El toldo liberacionista es una isla casi desierta en donde un dúo resignado espera pacientemente sus adeptos.
Don Wagner Umaña Alfaro, entusiasta líder de los Scouts, da la bienvenida a los variopintos votantes. Cuenta que se levantó a las 4 de la mañana, desayunó “algo”, para luego reunirse con la tropa de adolescentes que lo acompaña en “la tarea patriótica”, dice, de hacer voluntariado para este domingo 6 de abril.
“Es la buena acción del día para muchos de ellos”, expresa con orgullo, a quien el semblante le resplandece, aun cuando el cansancio asome con el transcurso de las horas, y se refleje en sus ojeras y párpados caídos.
A las 8:40 hace su aparición el exdiputado y exjefe de fracción del PAC Alberto Salom, y uno de los responsables de haber invitado a Luis Guillermo Solís a luchar por la presidencia. Con una camiseta blanca de su partido y unas cómodas sandalias, camina entre la gente saludando con amplia sonrisa. Luego de votar manifiesta que “los signos están clarísimos, pues los costarricenses se han decantado por un cambio, lo desean”. Sin embargo, vaticina que el gran desafío sería el abstencionismo, que le dio la razón, con más del 43%.
Luego de la misa de las 10 a.m. en la iglesia de San Ramón Nonato, cuyas campanas suenan roncas en varios momentos a lo largo del día, la afluencia de votantes aumenta considerablemente. Periodistas de diferentes medios delatan, sin decir palabra, que está por llegar el excandidato a la presidencia y actual diputado del Frente Amplio, José María Villalta Flores, quien arriba casi una hora después, mientras el sol arrecia en un cielo parcialmente nublado. Los colegas, como moscas, lo seguimos sin poder ingresar al recinto, pues un delegado del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) se interpone entre nosotros y la puerta.
Finalmente, a la entrada de la Figueres Ferrer, se improvisa una conferencia de prensa. A Villalta, tercer lugar en la elección del 2 de febrero, con el 17% de los votos, se le ve relajado y risueño, seguro, ahora sin nada que perder. En sus declaraciones le pide a la nueva administración dos cosas: “que pare la robadora que nos tiene cansados y que gobierne para las grandes mayorías”.
Con la salida de las otras liturgias, a las 11 a.m. y a las 4 p.m. de nuevo aumenta la oleada de electores. De la escuela entran y salen cientos de personas, calentando, por fin, el ambiente, aunque las nubes grises y densas amenacen con una descarga de agua. A pesar de la agitación, de las banderas, de los pitos de los carros y de las carreras de los voluntarios del PAC, del PLN, del TSE y de los Scouts, el corte a esa hora no es tan halagüeño: ha votado el 58 % del padrón del centro de votación, consistente en 19 mesas con un promedio de 550 personas por cada una.
Apostado en un rincón, a la par del toldo verdiblanco, Roberto Sandoval Carpio, militante liberacionista, tiene el rostro sombrío. Afirma con resentimiento que Araya “abandonó el barco y como político cometió un gran error”. Para el dirigente “no es cierto el llamado a la unidad nacional, se retiró porque iba a perder. Y si el partido no quiere que le pase lo del PUSC (Partido Unidad Social Cristiana) tiene que retomar su estructura política. Hay cierto sector que no tiene que estar ahí”.
Contrasta su realismo con la alegría desbordante de Alina Trejos Soley, quien viajó durante 5 horas desde Nosara, en Guanacaste, para llegar al filo de las 5:30 p.m. y elegir a Solís. “Vengo feliz de ver tanta bandera del PAC, en las escuelas y en la carretera. Yo venía pitando desde allá, pero nadie más lo hacía hasta que entré a San José”.
Al ser las seis en punto, el grupo de Scouts saluda la bandera de Costa Rica, terminando sus labores. Don Wagner expresa su satisfacción porque la gente tomó conciencia de su deber cívico, pero admite que esperaba más electores. “Yo les digo a las personas: si no van a votar por un color, vayan, aunque sea que lo dejen en blanco o nulo, porque debemos tomar en cuenta que si no lo hacemos vamos a perder esta democracia que tenemos”, opina.
Es de noche y el portón de la escuela se cierra. Adentro quedan los fiscales de mesa de los partidos y del TSE, concentrados y en silencio, con el delicado ritual de contar una a una las papeletas, una y otra vez. El resultado de la Junta Electoral 1684 es un 60 % de los votos para Solís y un 11 % para Araya.
