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“Con Luis Guillermo pueden pasar dos cosas: que continúe en el Gobierno con el ángel político protector, que nadie conoce pero que se sabe que está allí, o que fracase. Porque solamente así pudo haber logrado lo que logró […] Si tiene éxito, podría hacer cosas maravillosas”.
Quién habla es un hombre con vasta experiencia política, exdiputado, exembajador, excandidato presidencial y viejo militante del Partido Liberación Nacional (PLN), Enrique Obregón.
UNIVERSIDAD quiso conocer su opinión sobre el proceso electoral que acaba de culminar.
¿Será capaz el nuevo presidente de lograr una unión positiva para gobernar?
— Si lo logra, trascenderá los niveles de un político normal para ocupar la categoría de un estadista.
En su opinión, en las circunstancias en que le toca gobernar a Solís, con minoría en la Asamblea Legislativa, “solamente podrá hacerlo con un gran pacto de todos los sectores políticos y de la producción nacional, para perfilar y llevar a cabo cuatro o cinco grandes proyectos que se necesitan realizar en este país”.
¿Cuáles son estos proyectos?
— Primero que todo, cómo vamos a seguir permitiendo que exista un millón de personas con hambre en este país.
DEMOCRACIA ES SERVICIO
Según Obregón, Costa Rica ya enfrentó con éxito desafíos parecidos.
“Volvamos a hacerlo —propone—. Tenemos los bancos para hacerlo. Dejemos de estar pensando que nuestros bancos tienen que ser competitivos, que para ser competitivos necesitamos un gerente que gane 16 millones de colones al mes. ¡El dirigente de un banco del Estado no es un banquero!”, afirma.
“Cuando a mí me dicen que hay que tener un Gobierno competitivo, yo respondo: La democracia no es competencia, la democracia es servicio y nada tiene que ver el servicio democrático con el negocio. José Figueres nacionalizó la banca para fortalecer una clase media que, con el tiempo, terminara con la pobreza. Y facilitó y creó el crédito social.
“No hay nada de competencia, no hay nada de negocio. Es como si dijéramos que la enseñanza en Costa Rica es una ruina porque no produce ganancias económicas, que el construir carreteras y ferrocarriles es una barbaridad porque no produce ganancias, que electrificar a un país es una tragedia porque no produce ganancias.
Todo lo que se haga en democracia es servicio que no produce ganancias económicas inmediatas, pero es la base, el sustento, de toda la organización económica y social para el futuro”.
LA DERROTA
Aquí comienza el debate sobre la visión del militante socialdemócrata que vivió de cerca las transformaciones del viejo Figueres —hace ya más de 60 años— y vive los desafíos actuales.
¿Por qué perdió Liberación Nacional (PLN) de forma tan abrumadora?
— Hay razones históricas normales en el funcionamiento de un partido político. Es una ley de sociología: todo partido en el poder envejece, se desvía de sus objetivos originales y se corrompe. Porque el ejercicio del poder, en Costa Rica y en todas partes del mundo, en dictadura o en democracia, tiende a corromper.
¿Influyó el abandono de la ideología socialdemócrata?
— El sector dirigente del PLN fue dejando por el camino sus banderas, olvidándose de sus principios, de que la democracia es el Gobierno para los pobres y no el Gobierno para los ricos.
Este es un fenómeno universal, no es imputable exclusivamente al PLN. Hay influencias poderosas en el mundo, desde hace unos 40 años, para destruir todo Gobierno de tendencia social, para consolidar Gobiernos de tendencia mercantil. Para eso tienen armas poderosas, para inclinar las balanzas hacia esa tendencia que no tiene que ver nada con los principios ni los objetivos de la democracia”.
RESULTADO ELECTORAL
“El resultado electoral —dice Enrique Obregón— tiene que ver con todo eso que hemos hablado aquí. El pueblo no acepta el desvío, ni ideológico ni moral, y lucha, dentro de sus condiciones, para impedir que esa costumbre se mantenga. Cuando se habla de ‘cambio’, que es lo que hemos visto en este proceso electoral, hay que preguntarse cuál es la dimensión que del cambio tiene el pueblo.
“Es posible que estemos en presencia de dos tipos de cambio: el primero es derrotar la agrupación política que ha causado desviaciones ideológicas y morales. Es el cambio de partido, que ya se ha producido, y tal vez un cambio de ideología, para evitar que se continúen manteniendo las malas costumbres administrativas.
“Hay otro cambio al que nadie quiere referirse. Hay un sector del pueblo que está pensando ‘queremos un Gobierno formado por el pueblo y que gobierne para el pueblo’. Entonces, el primer mensaje que está dando el pueblo es que los que estaban gobernando dejen de gobernar. Lo otro es gobernar pacíficamente, con humildad, a un pueblo que sólo está pidiendo que el que gobierne no robe, ni viaje, ni viva en la pachanga internacional y que se dedique a unirse con su pueblo para solucionarle sus necesidades”.
ALGO INCREÍBLE
Para Obregón, no hay en la historia política del país un triunfo electoral para presidente de la República con una mayoría tan abultada como el que ha obtenido Luis Guillermo Solís. “Ni siquiera don Pepe Figueres, en el 53, se le acerca”, recuerda.
“¡Es que el 78% es algo increíble! ¡Pero sucedió! Ha sucedido por circunstancias muy particulares. No es cierto que el 78% de los electores apoye el Partido Acción Ciudadana. La circunstancia de ese apoyo es totalmente coyuntural”.
En su opinión, lo que puede marcar la tendencia son los votos obtenidos por cada partido para diputados. “Allí es donde podemos conocer un poco mejor el peso electoral de cada uno”.
Pero “se da el caso de un presidente electo por una mayoría abrumadora que, a la vez, tiene un sector legislativo abrumadoramente minoritario. Que el PAC tenga 13 diputados es casi ridículo.
“Si un presidente no tiene poder en la Asamblea Legislativa, definitivamente no tiene poder. El panorama que se presenta es de si se puede gobernar en estas circunstancias. También será un fenómeno interesante observar cómo es posible que un presidente electo por el 78% del electorado no pueda gobernar, porque no tiene poder”.
ALIANZA
En esas circunstancias, estimó Obregón, la única solución sería una alianza con el PLN. “Con frecuencia se da este fenómeno, pero en proporciones mucho menores, que el partido de oposición le gana en diputados al de Gobierno por uno o dos diputados. Cuando la diferencia es así, la situación es manejable, sobre todo si existe un tercer partido con diputados. Pero cuando la diferencia es tan grande, necesita muchísimos diputados para poder gobernar”.
En la circunstancia actual, agregó, “Liberación Nacional, unido con el PAC en la Asamblea para aprobar ciertos proyectos de importancia para el país, sería la única forma en que el PAC podría gobernar”.
¿Por qué?, se pregunta, ¿cuál es la alternativa? asociarse con los partidos minoritarios. “Esto se ha dado, pero el problema es que está la posibilidad de que el partido que tuvo los menores votos, por esa circunstancia de que nadie tiene la mayoría, puede poner condiciones y hasta fijar rumbos gubernamentales”, advirtió.
Cuando esa situación se da, “se distorsiona toda orientación filosófica y política de la democracia porque, casualmente, la democracia es el gobierno de la mayoría y no puede permitirse que gobierne una minoría”.
