Siempre entrañable Joan Manuel Serrat

Joan Manuel Serrat, nació en Barcelona un 27 de diciembre de 1943, por lo que este año cumple 60. Ha acompañado y deslumbrado a

Joan Manuel Serrat, nació en Barcelona un 27 de diciembre de 1943, por lo que este año cumple 60. Ha acompañado y deslumbrado a tres generaciones con sus poemas y canciones, en cuatro décadas de trabajo ininterrumpido.

El próximo mes estará en Costa Rica, uno de sus queridos escenarios latinoamerincanos. Su primera visita fue hace 30 años. Desde entonces procura andar por aquí al menos cada dos años.

De origen sencillo, hijo de un obrero catalán y una aragonesa que viajó a Barcelona para trabajar como doméstica después de la guerra civil, Joan Manuel se crió como un chiquillo de barrio en Poble Sec. Después de clases, la calle para correr, jugar bola con los amigos y andar las calles hasta que oscureciera.

Cuando terminó la educación técnica secundaria, empezó con la guitarra, mientras cursaba los primeros años de Ciencias Agrícolas.

Pronto apareció su talento, marcado por una forma sencilla, sincera y clara de cantar y una actitud intensa ante la vida.

Sus primeras canciones son en catalán y pronto se une al movimiento de la Nueva Canción, que reivindicaba, dentro de la dictadura, las canciones y tradiciones catalanas.

Serrat es un hombre jovial, de carácter sereno, con gran sentido del humor, respetuoso pero regido por la sinceridad. Su enorme sensiblidad le provoca una intolerancia absoluta con la injusticia, lo cual ha marcado su forma de hacer y de vivir.

Honesto consigo mismo y sincero con los demás, su talento y sensibilidad lo han llevado a componer y escribir una obra poética y musical que lo marcan como un referente.

Hombre comprometido, digno y coherente, gusta de analizarse concienzudamente.

Su gran poeta es Antonio Machado, con quien comparte ese ser bueno en el buen sentido de la palabra.

Hoy, el muchacho que cantaba Penélope, La fiesta o Mediterráneo es un hombre que no deja su arte, que no abandona los escenarios y vuelve, como el titiritero de su vieja canción, a traer la voz de sus relfexiones.

Joan Manuel Serrat, con su metro 72 y cerca de 70 kilos, escaso pelo y una sonrisa que baila con su mirada de sabiduría, recuerdo a George Brassens, precisamente uno de los grandes cantantes que lo inspiró en los inicios de su carrera.

Aunque en Costa Rica, como en casi toda Latinoamérica, tiene un público que le es fiel, buena parte de esos seguidores no conocen una parte esencial de su obra, es decir, sus canciones en catalán.

Como homenaje y para acercar a los lectores a otras de las bellas páginas que ha escrito Serrat, presentamos la traducción de algunas de sus canciones que abarcan desde las primeras composiciones hasta grabaciones relativamente recientes.

Para muchos Joan Manuel Serrat será como un amigo que, por su actitud coherente, nunca nos ha fallado.

 

 

 

Ahora que tengo 20 años

 

Ahora que tengo veinte años,

ahora que aún tengo fuerzas,

que no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre.

Ahora que me siento capaz

de cantar si otro canta.

Hoy que aún tengo voz

y aún puedo creer en dioses…

Quiero cantar a las piedras, a la tierra, al agua,

al trigo y al camino, que voy pisando.

A la noche, al cielo, a este mar tan nuestro,

y al viento que por la mañana viene a besarme el rostro.

Quiero alzar la voz por una tempestad,

por un rayo de sol,

o por el ruiseñor

que ha de cantar al atardecer.

Ahora que tengo veinte años,

ahora que aún tengo fuerzas,

que no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre.

Ahora que tengo veinte años,

hoy que el corazón se me dispara,

por un instante de amar,

o al ver un niño llorar…

Quiero cantar al amor. Al primero. Al último.

Al que te hace padecer. Al que vives un día.

Quiero llorar con los que están solos,

y sin ningún amor van pasando por el mundo.

Quiero alzar la voz, para cantar a los hombres

que han nacido de pie,

que viven de pie,

y que de pie mueren.

Quiero y quiero y quiero cantar.

Hoy que aún tengo voz.

Quién sabe si podré mañana.

Pero hoy sólo tengo veinte años.

Hoy aún tengo fuerzas,

y no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre…

 

 

 

 

 

Cuando duermo veo claro

 

Cuando llueve bailo solo,

visto algas, oro y escama,

lienzo de mar agitado

y algo de cielo escarlata,

un pájaro hace cabriolas

y echa ramas una mata,

el caserón del pirata

es un ancho girasol.

Cuando llueve bailo solo,

visto algas, oro y escama.

Cuando río estoy giboso

en la charca de la era,

me atavío de hombre antiguo

y acoso a la masovera,

y entre pinar y maraña

plantifico mi bandera;

con punzón de coser sacos

mato al monstruo que no nombro.

Cuando río estoy giboso

en la charca de la era.

Cuando duermo veo claro,

loco de un dulce veneno,

con perlas en cada mano

vivo dentro de una concha;

soy la fuente de un barranco

y soy cubil de una fiera,

–o la luna que se afina

al morir tras la ladera.

Cuando duermo veo claro,

loco por esa dulce medicina.

 

 

 

 

Llanto al mar

 

Cuna de vida,

caminos de sueños,

puente de culturas

(¡ay, quién lo diría…!)

ha sido el mar.

Miradlo hecho un basurero.

Miradlo ir y venir sin parar.

Parece mentira

que en su vientre

se hiciera la vida.

¡Ay, quién lo diría

sin rubor!

Miradlo hecho un basurero,

herido de muerte.

De la manera

que lo desvalijan

y lo envenenan,

¡ay, quién lo diría

que nos da el pan!

Miradlo hecho un basurero.

Miradlo ir y venir sin parar.

¿Dónde están los sabios

y los poderosos

que se nombran

(¡ay, quién lo diría!)

conservadores?

Miradlo hecho un basurero,

herido de muerte.

Cuánta abundancia,

cuánta belleza,

cuánta energía

(¡ay, quién lo diría!)

echada a perder.

Por ignorancia, por imprudencia,

por inconsciencia y por mala leche.

¡Yo que quería

que me enterrasen

entre la playa

(¡ay, quién lo diría!)

y el firmamento!

Y seremos nosotros

(¡ay, quién lo diría!)

los que te enterremos.

 

 

 

La tieta

 

La despertará el viento de un golpe en los postigos.

Es tan larga y ancha la cama… Y están frías las sábanas.

Con los ojos medio cerrados buscará otra mano

sin encontrar ninguna, como ayer, como mañana.

Su soledad es el amante fiel

que conoce su cuerpo pliegue a pliegue, palmo a palmo…

Escuchará el maullido de un gato castrado y viejo

que en sus rodillas duerme las largas noches de invierno.

Hay un misal dormido encima de la mesilla de noche

y un vaso de agua medio vacío cuando se levanta «la tieta».

Un espejo resquebrajado le dirá: «Te haces mayor.

¡Cómo ha pasado el tiempo! ¡Cómo han volado los años!

¡Cómo se han perdido por las calles los sueños de juventud!

¡Cómo se arruga la piel, cómo se hunden los ojos!…»

La portera, a su paso, dibujará una sonrisa:

es el orgullo de quien tiene alguien que le caliente la cama.

Cada día lo mismo: coger el autobús

para trabajar en el despacho de un abogado gandul

con quien en otro tiempo ella se hacía la estrecha.

De eso hace tanto tiempo… Ni lo recuerda «la tieta».

La que siempre tiene un plato cuando llega Navidad.

La que no quiere nadie si un buen día cae enferma.

La que no tiene más hijos que los hijos de sus hermanos.

La que dice: «Todo va bien». La que dice: «¡Qué más da!»

Y el Domingo de Ramos le comprará a su ahijado

un palmón largo y blanco y un par de calcetines

y en la iglesia los dos harán lo que hace el cura

y alabarán a Jesús que entra en Jerusalén…

Le dará veinte duritos para abrir una libreta:

hay que ahorrar el dinero, como siempre hizo «la tieta».

Y un día se ha de morir, más o menos como todos.

Se la llevará una gripe al agujero profundo.

Entonces ya habrá pagado el nicho y el ataúd,

los salmos de los sacerdotes, las misas de difuntos

y las flores que acompañarán su entierro;

son cosas que a menudo las olvida la gente,

y son tan bonitas las flores con crespones negros colgando

y detrás unos amigos, descubiertos hace un instante

y una esquela que dice… «Ha muerto la señorita…

…descanse en paz. AMÉN»… Y olvidaremos a «la tieta».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Padre

 

 

Padre

Dígame qué

le han hecho al río

que ya no canta.

Resbala

como un pez

muerto bajo un palmo

de espuma blanca.

Padre

que el río ya no es el río.

Padre

antes de que llegue el verano

esconda todo lo que esté vivo.

Padre

dígame qué

le han hecho al bosque

que ya no hay árboles.

En invierno

no tendremos fuego

ni en verano sombra

donde resguardarnos.

Padre

que el bosque ya no es el bosque.

Padre

antes de que oscurezca

guarde la vida en la despensa.

Sin leña y sin peces, padre

tendremos que quemar la barca,

labrar el trigo entre las ruinas, padre,

y cerrar con tres cerrojos la casa

y decía usted…

Padre

si no hay pinos

no habrá piñones,

ni gusanos, ni pájaros.

Padre

donde no hay flores

no se dan las abejas,

ni la cera, ni la miel.

Padre

que el campo ya no es el campo.

Padre

mañana del cielo lloverá sangre.

El viento lo canta llorando.

Padre

ya están aquí…

Monstruos de carne

con gusanos de hierro.

Padre

no, no tenga miedo,

y dígales que no,

que yo los espero.

Padre

que están matando la tierra.

Padre

Deje usted de llorar

que nos han declarado la guerra.

 

 

 

 

Érase una vez

 

 

Érase una vez…

que salimos del huevo

con el oro de Moscú,

la paz a cuestas,

la flota en el muelle

y la lengua en el culo,

con los símbolos arrinconados,

el agua en la fuente,

las restricciones

y el hombre del saco.

Érase una vez…

que más que buenos o malos,

eran los míos y han sido los únicos.

Tiempos de estraperlo y tranvías,

gachas para cenar

y en la galería retrete y gallinero.

Tiempos de Una, Grande y Libre…

Metro Goldwyn Mayer…

Lo toma o lo deja…

Gomas y lavajes…

Quintero, León y Quiroga…

Mazapanes y sabañones…

Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón.

Érase una vez…

que temprano y malamente

lo supimos todo:

quiénes eran los Reyes,

de dónde vienen los niños

y qué come el lobo.

Todo mezclado con el Palé,

y la Formación del

Espíritu Nacional

y los primeros viernes de mes.

Señora Francis, ¿me entiende…?

con estos conocimientos,

¿qué podía esperarse de nosotros?

Si aún no sabemos, señora,

qué es lo que seremos cuando seamos mayores

los hijos de un tiempo,

los hijos de un país huérfano.

Hijos de Una, Grande y Libre…

Metro Goldwyn Mayer…

Lo toma o lo deja…

Gomas y lavajes…

Quintero, León y Quiroga…

Mazapanes y sabañones…

Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón.

 

 

Sería Fantástico

 

 

Sería fantástico

que andara equivocado

y que el water no estuviera ocupado.

Que hiciera un buen día

y que no nos engañaran en el peso.

Que San Pedro, pagándole, no cantara._

Sería fantástico

que nada fuera urgente.

No pasar nunca de largo y servir para algo.

Ir por la vida sin cumplidos

llamando a las cosas por sus nombre.

Cobrar en especies y sentirse bien tratado

y mearse de risa y dejar volar

la fantasía.

Sería todo un detalle,

todo un síntoma de urbanidad,

que no perdiesen siempre los mismos

y que heredasen los desheredados.

Sería fantástico

que ganara el mejor

y que la fuerza no fuera la razón.

Que se instalara en el barrio

el paraíso terrenal.

Que la ciencia fuera neutral.

Sería fantástico

no pasar por el embudo.

Que todo fuera como está mandado y nadie mandara.

Que llegara el día del sentido común.

Encontrarse como en casa en todas partes.

Poder ir distraído sin correr peligro.

Sería fantástico que todos fuéramos hijos de Dios.

Sería un buen detalle

y todo un gesto, por tu parte,

que coincidiéramos, te dejaras convencer

y fueras tal como yo te he imaginado.

 

 

 

 

 

 

 

Hace veinte años que tengo veinte años

 

 

Hace veinte años que tengo veinte años,

Veinte años y aún tengo fuerza,

y no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre.

Y aún me siento capaz

de cantar si otro canta.

Hoy que aún tengo fuerza

y aún puedo creer en dioses…

Quiero cantar a las piedras, a la tierra, al agua,

al trigo y al camino que voy pisando.

A la noche, al cielo, a este mar tan nuestro,

y al viento que por la mañana viene a besarme el rostro.

Quiero levantar la voz,

por una tempestad,

por un rayo de sol,

o por el ruiseñor

que ha de cantar al atardecer.

Hace veinte años que tengo veinte años,

Veinte años y aún tengo fuerza,

y no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre.

Hace veinte años que tengo veinte años,

y el corazón, aún, se me dispara,

por un instante de amar,

o al ver un niño llorar…

Quiero cantar al amor. Al primero. Al último.

Al que hace sufrir. Al que vives un día.

Quiero llorar con aquellos que se encuentran solos

y sin amor van pasando por el mundo.

Quiero levantar la voz,

para cantar a los hombres

que han nacido de pie,

que viven de pie,

y que de pie mueren.

Quiero y quiero y quiero cantar

hoy que aún tengo voz.

Quién sabe si podré mañana.

Hace veinte años que tengo veinte años,

Veinte años y aún tengo fuerza,

y no tengo el alma muerta,

y me siento hervir la sangre.

 

 

Palabras de amor

 

Ella me quiso tanto…

Yo la quiero todavia.

Juntos atravesamos

Una puerta cerrada.

Ella, como os lo podria decir,

Era todo mi mundo entonces,

Cuando en el hogar quemaban

Solo palabras de amor…

Palabras de amor sencillas y tiernas.

No sabiamos mas, teniamos quince años.

No habiamos tenido demasiado tiempo para aprenderlas,

Acababamos de despertar del sueño de los niños.

Teniamos suficiente con tres fases hechas

Que habiamos aprendido de antiguos comediantes

De historias de amor, sueño de poetas,

No sabiamos mas, teniamos quince años.

Ella quien sabe donde esta,

Ella quien sabe donde anda.

La perdi y nunca mas

He vuelto a encontrarla.

Pero a menudo, al oscurecer,

De lejos me llega una cancion.

Viejas notas, viejos acordes,

Viejas palabras de amor.

Palabras de amor sencillas y tiernas…

 

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