Acaba de aparecer la primera reimpresión de Introducción a la bioéticaun libro del filósofo Antonio Marlasca, editado originalmente en el año 2001 por los Cuadernos Prometeo del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional.
El libro se compone de cinco capítulos y un epílogo. El primer capítulo está dedicado a presentar los principios morales constitutivos, los orígenes conceptuales, y los alcances teóricos y prácticos de la bioética. El segundo capítulo aborda algunos dilemas antropológicos. De manera especial, intenta esclarecer ese asunto difícil que es el estatuto antropológico de un embrión. Insatisfecho con los criterios puramente biológicos o con los criterios exclusivamente culturales, Marlasca opta por deslindar y defender una tercera opción: la persona humana potencial.
Este concepto designa una suerte de ontología progresivasegún la cual nuestras obligaciones morales y jurídicas no pueden ser las mismas frente a una célula viva, un feto de seis meses o un recién nacido. Los capítulos tercero, cuarto y quinto están dedicados a los temas de las tecnologías reproductivas, la eugenesia y la eutanasia.
El “epílogo para costarricenses” analiza algunos problemas y textos jurídicos relacionados con los temas bioéticos en Costa Rica. En este libro, Marlasca analiza cuidadosamente las tesis y los argumentos más significativos de los debates morales que se dan en el ámbito de la bioética. Su enorme erudición contribuye al esclarecimiento de términos, conceptos y teorías presentes en dichos debates.
Pero, más allá de esa contribución analítica, este es un texto esclarecedor para quienes han de enfrentar ciertas clases de dilemas morales en su oficio y en su vida diaria.
Tiene la virtud de dibujar muy bien los problemas morales en juego, así como los cursos alternativos de acción que pueden ser seguidos. Pero no se encuentra uno en este texto con sermones, consejos, ni llamados morales sostenidos por creencias religiosas fuertes. Si existe una constante consideración del horizonte teológico católico eso es debido a la importancia de ese horizonte en la historia de la bioética.
Marlasca tiene el cuidado y la elegancia de no pontificar ni de convertirse en un consejero. Reconstruye críticamente los difíciles casos morales que a diario han de ser enfrentados por las personas comunes, por los profesionales médicos, los investigadores y las instituciones, y luego enuncia las posibilidades de elección. Nada más. Son los actores morales, en medio de sus horizontes y circunstancias de vida, a menudo dramáticas, quienes han de decidir soberanamente. Este pequeño libro, con un título modesto, logra reconstruir los complejos escenarios en medio de los cuales hemos de tomar decisiones dramáticas respecto de nuestro cuerpo, nuestras enfermedades, nuestra vida y nuestra muerte, y permite así reconocer en el discurso filosófico una herramienta analítica, teórica y práctica inestimable.
Marlasca muestra una especial sensibilidad y un conocimiento de las orientaciones principales de las teorías éticas contemporáneas. Además es notable su elegancia espiritual. Cuando objeta un argumento o un razonamiento lo hace con un enorme respeto de quienes lo sustentan. No hay soberbia ni esa triste y empobrecedora pretensión de mostrar la propia inteligencia mostrando cuán equivocados están los otros. Debido a la calidad de su escritura, al manejo actualizado de fuentes y datos, así como por la calidad de las razones y argumentos expuestos, este libro constituye un texto útil para fines pedagógicos universitarios. Puesto que seguramente esta reimpresión se agotará tan pronto como su primera edición, convendría ir preparando una segunda edición actualizada que, en sus materiales y en su belleza formal, haga justicia a la calidad de los contenidos de este libro.