Niños autistas y con asperger recibirán ayuda terapéutica con el uso de robots, gracias a un proyecto del Laboratorio de Investigación en Reconocimiento de Patrones y Sistemas Inteligentes (PRIS Lab, por sus siglas en inglés) de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En el proyecto también se involucró recientemente la Escuela de Psicología, así como profesionales en terapia física, computación, mecánica, entre otros.
Los robots NAO, fabricados por la compañía francesa Aldebaran Robotics, rondan los $15.000 cada uno y cuentan con aplicaciones como reconocimiento de voz y de rostro, micrófono, parlantes, dos cámaras, además de contar con un mecanismo que permite utilizar el robot de manera educativa.
El proyecto aún se encuentra en etapa de exploración, pero la idea es implementarlo cuanto antes. “Por eso fue que buscamos a estos colaboradores”, aseguró Francisco Siles, director del PRIS Lab.
La iniciativa se pondrá a prueba con niños del Centro Nacional de Educación Especial Fernando Centeno Güell. El primer acercamiento se realizó el pasado 12 de mayo, con el fin de analizar las posibilidades, el entorno y probar escenarios para, de esta forma, tener un impacto en la sociedad.
“La idea de los robots es no solamente hacer la investigación (…) sino también llevarlo a la comunidad, a la sociedad de manera directa”, comentó Siles.
Según el director, el primer paso es que el terapeuta se capacite en el uso del robot, que programe las rutinas necesarias en las que el robot ejecute tareas específicas, como pasar un objeto o hacer un movimiento determinado. De esta forma, el siguiente paso es montar una rutina permanente y repetitiva e, incluso, hacer que el robot entable una conversación con el niño.
De acuerdo con Siles, estos niños presentan problemas en la parte de comunicación social, por lo que tal vez no responda a lo que un adulto le solicite. La intención es que el robot, que parece un juguete, logre una mayor confianza en el niño, al no sentirse amenazado y que así, paulatinamente, el menor vaya explorando la posibilidad de compartir con otro agente.
“Lo que andamos buscando es un escenario de aplicación concreta, que sea útil para la sociedad y que nos permita, además, resolver los problemas específicos técnicos, que requiere un robot para poder desempeñarse”, agregó.
La idea se venía manejando previamente en conjunto con el área de Terapia Física, pues en algunas tesis de esta carrera existía la inquietud de probar el tratamiento en niños autistas mediante otros métodos, ya que podrían verse intimidados por un adulto terapeuta.
Siles considera que la robótica puede aportar aplicaciones muy directas para la cotidianidad de los humanos, y no siempre significa desplazamiento de empleo, sino que es una forma de incrementar la productividad y mejorar la calidad de vida.
Además, resaltó que esta iniciativa es única en el país y Centroamérica. Por parte del PRIS Lab están colaborando unas 40 personas aproximadamente y se cuenta con un total de 10 robots NAO.
Psicología
Para Teresita Ramellini, directora de la Escuela de Psicología, la principal dificultad para niños y niñas con autismo y asperger es relacionarse con el ambiente social, además de que sufren ansiedad por causa de cambios –aunque sean mínimos– en su entorno.
“En los niños y las niñas autistas y con asperger, básicamente el eje de su problema es la dificultad para interactuar”, dijo Ramellini, quien agregó que generalmente son niños con mucho potencial intelectual, pero que esa misma dificultad de interacción no les permite desarrollarlo por completo.
Asimismo, destacó la aplicación que se le puede dar a estos robots, con el fin de promover en el niño la interacción con los demás.
“Se ha visto que estos dispositivos ayudan mucho a que niños, niñas y adolescentes puedan vincularse con algo externo; aunque no es una persona, produce interacción”, comentó. Además, “un dispositivo externo ayuda a desconectarlos de ese ensimismamiento que tienen”, acotó.
La Directora aplaudió la iniciativa de darle un uso más social a estos dispositivos y no quedarse nada más en aprender a programar los robots. Desde la Escuela están muy entusiasmados con la participación en el proyecto, al que se unen desde este semestre, aseguró.
Se está conformando un grupo de personas que investigan sobre trastornos del desarrollo y procesos cognitivos, y en la primera etapa del proyecto también llevarán estudiantes para que participen.
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