Los países integrantes de este bloque tienen un poder económico y político en toda la región de sus respectivos continentes, como son los casos de Brasil en América del Sur, China e India en Asia, Sudáfrica en África y Rusia en Europa Oriental. Por tal motivo, la reunión de estos países considerados en vías de desarrollo, lleva a que las grandes potencias demuestren preocupación frente a un cambio drástico hacia un nuevo orden económico mundial. Tal es el grado de nerviosismo, que al ser países que están compuestos por casi la mitad de la población del planeta y con una extensión de la superficie mundial muy concentrada− donde sus zonas son muy importantes en materia de recursos naturales y trabajo− pueden generar un cambio en la estabilidad económica creada por Estados Unidos y la Unión Europea en sí.
Una de las medidas que llevan a ese grado de nerviosismo es la creación del famoso Banco de Desarrollo fundado por los países del BRICS, considerado por muchos analistas internacionales una idea controversial, que busca en cierta medida oponerse al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Este nuevo Banco, planteado y creado por los países miembros del bloque, pretende fomentar aquellos países que tengan la iniciativa de concebir más riquezas, elaborar una reestructuración de las industrias y derivados, como la ampliación de las tecnologías. Considerándolo así, una manera de inducir a que no se pretenda lograr la ayuda de las grandes potencias, a países que busquen prosperar su economía y ver cómo pueden dar un giro en la historia económica del planeta.
El gran defecto de este bloque económico es que Brasil, China, India y Sudáfrica sufrieron con la colonización de las potencias occidentales. Después de siglos de dominación y explotación, es la hora exacta para que este grupo de países se apropiaran del comando de la historia y la economía mundial, implementando así una nueva consolidación de la dimensión real de las nuevas economías emergentes en la escena internacional. Podemos así afirmar que antes eran espectadores, que se convierten en actores por medio de acuerdos comerciales entre sí y con otros grupos.
Todos los miembros del BRICS, serán en un futuro los nuevos proveedores del mundo, al dominar la tecnología y sus servicios, como materias primas para la elaboración de manufacturas. Estas futuras nuevas potencias en poderío económico, provocaran furor y tomaran el poder de las “viejas potencias”, por lo que los países que conforman el G7 deberán buscar ampliar y mejorar sus mercados y modificar su política exterior, para enfrentarse o mantenerse en su lugar.
Es necesario y con mucha cautela, tomar en cuenta este nuevo bloque económico, debido a que han crecido de forma constante y rápida en el mundo. No se puede dejar de lado estos países, que a medida que crecen, los otros países van perdiendo minuto a minuto poder en el plano político, económico y militar. No significa que el mundo que se rige bajo un sistema capitalista mude, sino que cambiaría de manos el poder del planeta por un grupo de países capaz de sustentarlo.
