En las últimas décadas, hemos sido espectadores de grandes movimientos en pro de los Derechos Humanos, acciones traídas a nosotros a través de los nuevos actores de la escena internacional, los medios de comunicación masiva; después de la caída del muro de Berlín la información se ha vuelto más accesible para todo el mundo, los sucesos se pueden ver justo en el momento que están ocurriendo; medios tales como la televisión, la radio o Internet, son protagonistas en la lucha de los derechos civiles. El llamado a la calle ahora no se hace por medio de anticipadas luchas, ahora tan solo basta con crear un evento en «Facebook» para transmitirlo en todo el planeta en pocos minutos; los medios de comunicación son moldeadores del actuar colectivo, el contenido de la información está determinado en buena parte por el periodista o equipo de periodistas, quienes trabajan bajo un mandato, orden que está determinada por ciertos factores definidos por intereses; este aumento de información que nos proporcionan las nuevas tecnologías da lugar a un gran desconcierto, ya que recibimos una gran cantidad de información de forma caótica, desordenada y muchas veces contradictoria. En pleno siglo XXI, la lucha realizada a través de los años por muchos personas, se ve reflejada a través de una pantalla plana, ya sea desde la comodidad de la casa, o en plena lucha en las calles, y los responsables de sus divulgaciones no siempre logran que lleguen en forma objetiva, un error al que se está llegando, tanto las empresas emisoras como el Estado, y su papel protagónico en esta lucha de nunca acabar, es la relación que tiene uno con el otro.
¿Son los medios de comunicación un mal necesario? Hoy en día los niños son tempranamente expuestos a estos sin ningún tipo de filtro, y sin la posibilidad de poder clasificarla de acuerdo con la madurez del niño; el manejo que hace con la información brindada no siempre es la correcta; el reportaje dado y la forma en que es transmitida es muy dócil y a la vez volátil según sean las intenciones de quien lo emita. El Estado debe vigilar el uso, manejo y administración de los medios de comunicación, tales como la prensa, cinematografía, radio, televisión y satélites de comunicación; el derecho a la información establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos tiene gran responsabilidad con la sociedad; la información brindada por estos medios debe estar completamente seleccionada para comunicar a todos por igual.
En el derrame de sangre en la lucha por los derechos de todos no siempre se logra informar a toda la sociedad de la misma manera, siempre existen distintos puntos de vista, siempre ocurrirán desavenencias en el camino hacia la verdad; es aquí donde la lucha hacia la libertad y la defensa de los derechos de todos sigue desafiando las grandes hegemonías entre los medios de comunicación. Bien decía el gran Foucault: «Hay que cesar de describir siempre los efectos de poder en términos negativos… de hecho, el poder produce, produce realidad, produce ámbitos de objetos y rituales de verdad».
