En la tradición marxista, repudiamos los métodos terroristas, las acciones aventureras y ultraizquierdistas, pues se convierten objetivamente en provocaciones, que tienden a confundir y desorganizar al movimiento social.
Sin embargo, una cosa muy distinta es sumarse a la comparsa y a la ola xenofóbica que promueve el imperialismo occidental y el sionismo, principal terrorista de la humanidad.
El atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo en Francia, sin duda alguna, merece el repudio de las personas revolucionarias del mundo, de todos aquellos que defendemos la libertad de expresión y los derechos democráticos, pero no por ello podemos tapar el sol con un dedo y caer en la trampa del operativo en curso de los medios de comunicación y la propaganda imperialista occidental y sionista que se ha activado -no por casualidad- ante este atentado sangriento en Francia, que le ha servido y le sirve en bandeja de plata, a ese cínico imperialismo para justificar y alentar el odio fascista y racista en la «opinión pública» contra los pueblos y la cultura islámica, atizando la hoguera de la guerra que sueñan con desatar contra Irán por el petróleo, en Ucrania por el gasoducto, y, por otro parte, sirve a Israel para intensificar su guerra de exterminio en Gaza y Cisjordania.No mejor opinión nos debe merecer el presidente ruso, exjefe de la KGB, Vladimir Putin que ha hecho otro tanto con el pueblo checheno, manifestando que la cultura eslava es incompatible con la «primitiva» cultura islámica (¡¡Horror de horrores!!).
Pero específicamente -Y ANTE TODO- comprendiendo que hay mucha gente buena, sensible e inocente que se ha sumado desinteresadamente a la campaña en las redes sociales de solidaridad con las víctimas del atentado contra la sede de la revista Charlie Hebdo, bajo el eslogan: «Yo soy Charlie Hebdo», «Todos y todas somos Charlie Hebdo», es preciso advertir que no sean carne de cañón de la hipocresía del imperialismo francés, del dizque «progre» «socialista» Hollande, el mismo que prohibió en París las manifestaciones de solidaridad con el heroico pueblo palestino, cuando sufría la bestial ofensiva nazi sionista de Netanyahu.
No caigamos en la trampa de los gobiernos y de los Estados imperialistas, en el caso del francés, con grandes intereses económicos en el Magreb; burguesía rapaz, colonialista, islamofóbica, racista, que hoy derrama lágrimas de cocodrilo ante el atentado provocador contra Charlie Hebdo, pues este le cae como anillo al dedo al sionismo imperialista. Me recuerda las lágrimas de cocodrilo del magnate petrolero George W. Bush y su vice Dick Chenney, viejos y encubiertos amigos de la archimillonaria familia saudita de Bin Laden y su «Frankestein»: Al Qaeda, ante los atentados terroristas del 11 de septiembre en USA, que -precisamente- constituyeron la mejor coartada para que el imperio yanki desatara las invasiones de Afganistán e Irak para adueñarse del petróleo y el negocio de la «reconstrucción» y el paramilitarismo (BLACK WATER) a sangre y fuego. ¿A ustedes no les parece más de los mismo?
¿Qué opinan?