¿Dónde quedó el país de la acogida y del Premio Nobel?

Corrían los años 40, el país se iba a complicar con una desafortunada pero Guerra Civil, que al final depararía una catarsis social

Corrían los años 40, el país se iba a complicar con una desafortunada pero Guerra Civil, que al final depararía una catarsis social que daría pie a las principales reformas del siglo XX y alguna de ellas, aunque maltrechas, nos alcanzan hasta nuestros días. En medio que el país en esa década fue asolado por la pobreza, por la desigualdad, por una institucionalidad política endeble, nos llegaron decenas de migrantes judíos provenientes de diversos países europeos principalmente de Polonia.
Para los aproximadamente seiscientos mil ciudadanos, no les importó que los señores celebraran sus ritos religiosos durante el Sabat y que los caballeros acostumbraran ponerse sobre todo los sábados un gorrito negro parecido a uno que se ponían nuestros obispos. Conforme el horror de los campos de exterminio se consolidaba en la Europa Central, nos iban llegando “polacos” que se fueron ganando un nombre y abriendo un espacio en nuestra sociedad costarricense, hoy muchos de ellos han sido ministros de Estado, directores de bancos, y diputados, incluso.
Costa Rica para esa década quedó como Justa entre las Naciones por realizar esa acogida, después de ello se vino la Guerra Civil. ¿Pero por qué en el 2015 la situación no es igual?
El presidente del país más feliz del mundo, con una gran fama extendida por la Selección de Brasil de 2014, da razones muy pobres y vagas que demuestran una gran superficialidad y pusilanimidad política ante la Comunidad internacional, cuando esta ocupa unión y hechos, que a la postre derivaría en países que acojan a los refugiados de Siria.
Un presidente que se ha ufana ser especialista en materia de relaciones internacionales, me pregunto por qué si la ONU daba fondos, acompañamientos para la acogida de refugiados, Costa Rica acepta tener un rol escondido, pasivo y volviendo la cara al mundo.
Un país donde uno de sus hijos ganó el Premio Nobel de la Paz, un país que ha sido parte del Consejo de Seguridad de la ONU y que tiene muchísima fama en el turismo, no es capaz de solicitar acoger un millar de sirios, o al menos cientos de ellos.
Definitivamente que cuando esta tragedia termine y se sienten responsabilidades, tristemente nuestro país tendrá que asumir la suya. Brillará por su ausencia, por su desidia a tenderle la mano a una gente que tiene el mismo derecho de vivir tranquila que nosotros. Cuán enriquecida se hubiese puesto nuestra Sabana, si una familia de esas donde las mujeres usan velo negro, con niños sirios compartiendo una boca de cordero con alguno de nuestros infantes.
La forma como se quitó el tiro el presidente es la que ya nos tiene acostumbrados este gobierno: tirarle la pelota a otros: “Como en Uruguay no estuvieron augusto”… Entonces, lo “porecitos” ticos no tienen capacidad de acogida. Acaso, no hay gimnasios o albergues de la Comisión de Emergencia para acoger, les pesará mucho compartir un gallito de papa con un sirio.
No, don Luis Guillermo, no subestime las posibilidades ni la amistad de nuestro pueblo, cuando el juicio de la Historia nos juzgue por no tender la mano a nuestros hermanos sirios, usted y sus ministros de Estado deberán cargar con más fuerza esta falta a la solidaridad.

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