Lo q aki escrivo se q sta mal scrito al pior stylo msj. En mi niñez aprendí a leer y escribir con recortes de letras y sílabas del periódico. El recuerdo de tan grata experiencia me hace reflexionar sobre la pérdida de valores en las actuales generaciones virtuales, en la pérdida de la natural motora fina y el cambio en el uso de las tijeras para manualidades por el recorte y pegue digital con solo el click de dos índices o dos pulgares.
A propósito del aniversario 45 del Semanario UNIVERSIDAD, “Órgano de la opinión universitaria”, como se lee en la primera edición del lunes 28 de setiembre de 1970, viene a mi memoria la idea de la importancia de contar con la prensa escrita. El mundo de hoy transcurre a tal velocidad que ya muchos no leen, no hay tiempo que “perder” en tomar entre las manos un impreso de cualquier formato y disfrutar del deleite de una buena lectura acompañada de una taza con buen café.
Cierto que la tecnología llegó para quedarse e imprime un cambio importante para enfrentar la constante aceleración del mundo en que vivimos. Como un púlsar el medio actual viaja en frecuencias que cada vez nos alejan más del origen de las cosas. Ya nadie se pregunta por qué existe esto o aquello, tal como lo mencionaron Isaac Asimov y Stephen W. Hawking “… dedicamos poco tiempo a pensar…”. Para la juventud ya casi todo está inventado o dado y son pocos los que se cuestionan algo y lamentablemente cada vez menos los que leen.
La lectura me enseñó siempre a conocer y abrir nuevos horizontes, a recrear realidades distantes de mi entorno, a despertar una imaginación inquieta, a deleitarme con el efecto de una sonrisa nacida de un texto, también a soltar alguna que otra lágrima, y a introducirme en la fantasía como “una historia sin fin”.
Del por qué la lectura, quizás pregunta necia para algunas mentes adormecidas. En el Semanario UNIVERSIDAD encontré una respuesta: “LEA, PIENSE, OPINE”; por eso suscríbase al Semanario UNIVERSIDAD.
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