Danzas tradicionales coreanas revelan la armonía del justo medio

Una puntada hecha a mano en el vestuario de seda del bailarín y maestro coreano Lee Chul-Jin es parte vital de la armoniosa energía con que el artista hilvana su trabajo dancístico y pedagógico.

Equilibrada y sin excesos: danza en el justo medio. Así explica Chul-Jin el sentido estético y filosófico confucionista de las coreografías de Tres colores de Corea, que interpretará en el Teatro Popular Melico Salazar, este miércoles 2 de setiembre, a partir de las 7 p.m.

La presentación del espectáculo comprende una de las actividades que Chul-Jin lleva a cabo en nuestro país, por invitación de la Cátedra de Estudios de Corea y el Este Asiático, en el marco de la celebración de los 75 años de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Con el fin de difundir el arte de su país, durante agosto y setiembre Chul-Jin ofrece talleres en Danza Universitaria y la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR, e impartirá una conferencia sobre la estética de las danzas tradicionales coreanas en el auditorio de la Facultad de Bellas Artes, el martes 8 de setiembre, a las 7 p.m.

En Tres colores de Corea, el bailarín interpretará tres danzas tradicionales consideradas las más representativas del país, cada una con un carácter singular que expresa su propio “color”. La música es creada con percusión, instrumentos de cuerda y flautas de bambú; aunque se toca en vivo de manera improvisada en comunicación con los bailarines, para esta ocasión no fue posible que la agrupación acompañara al maestro.

La primera obra es “La danza de la gran paz (Taepyeongmu)”, un ejemplo de patrones populares en el repertorio de la danza clásica que muestran cómo una danza cortesana era, en su origen, una oración para la paz y la prosperidad nacional.

Los estilos coreográficos de las danzas chamánicas fueron adaptados a comienzos del siglo XX por el gran maestro Han Seongjun, quien imprimió nueva vida al Taepyeongmu, al convertirlo en una danza escénica.

La segunda coreografía es “La danza de la liberación espiritual (Salpuri)”, expresión que inicialmente formaba parte de rituales chamánicos para la expulsión de males profundos, residentes dentro de una persona o en una casa. Estas ceremonias se adaptaron para ser presentadas en un escenario por su gran belleza.

Por último, en “La Danza del monje (Seungmu)”, el artista interpreta al religioso que trata de liberar su espíritu al soltar y contener la energía, lo que imprime en sus movimientos un matiz de pasión erótica con la devoción pura a Buda.

De acuerdo con Chul-Jin, dentro de las características de la técnica de las danzas tradicionales es muy importante la actitud del bailarín. “No debo pensar tanto en cómo me veo, sino estar concentrado en mi interioridad, concentrarme en mí mismo para compartir este estado con el público”, detalló.

El maestro Chul-Jin es bailarín, productor y director artístico. Ha sido profesor visitante en las Universidades de Londres, Inglaterra y Sydney (Australia), y ha presentado alrededor de 100 funciones por año en diversos países. Actualmente, opera varios teatros en Seúl y organiza festivales por medio de los diversos grupos culturales en los que participa.

Como muestra del intercambio entre la cultura costarricense y la coreana, además del espectáculo Tres colores de Corea, la función de este miércoles en el Teatro Melico Salazar incluye un extracto de la obra Inercia, de Danza Universitaria, bajo la dirección del coreógrafo Gustavo Vargas.