Humanismo y versatilidad en Edgar Zúñiga

De la pintura figurativa a la abstracta o de la piedra al metal, el artista costarricense Edgar Zúñiga se ha caracterizado por la gran versatilidad

De la pintura figurativa a la abstracta o de la piedra al metal, el artista costarricense Edgar Zúñiga se ha caracterizado por la gran versatilidad que marca su obra, y esa esencia en su creación la recoge el libro que la semana pasada publicó la Editorial de la Universidad de Costa Rica (UCR).

La esencia humanista de una creación versátil, impreso a color, con numerosas fotografías y textos, hace un recorrido por la vasta producción de este artista alajuelense, que también acaba de inaugurar unas esculturas contiguas a la Escuela de Arquitectura, en el campus de la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.

Ya en el título del libro, admite Zúñiga, se recogen dos vertientes siempre presentes en su producción: su compromiso con el humanismo y la versatilidad que marca sus diversas creaciones, porque a él “no le gusta repetirse”.

El trabajo de conformación de la obra contó con el aporte de Daniela Martínez, a quien le correspondió el diseño, que procura una interactividad con el lector (véase nota aparte).

Dicho libro forma parte de la conmemoración de los 75 años de creación de la UCR y es una iniciativa de la Vicerrectoría de Acción Social, en coordinación con la editorial de esta casa de enseñanza.

“Queríamos que el libro fuera dinámico y no un simple catálogo sobre mi obra”, explicó Zúñiga, quien en su taller en Alajuela siempre está desarrollando diferentes proyectos; esto confirma su vocación de artista, que empezó a gestarse cuando tan solo tenía 16 años, influenciado, sobre todo, por su padre Manuel Zúñiga Rodríguez, muy conocido en el país por su obra religiosa en la Catedral de San José, la iglesia de La Merced y la Basílica de los Ángeles, entre otras.

“El eje estético del libro es la versatilidad de mi obra. Estoy muy satisfecho con el resultado que se logró”, dijo.

La mayoría de las fotografías que aparecen en el volumen son de Zúñiga y cuatro, de Martínez. El artista, recordó que tiene la costumbre desde hace mucho tiempo de documentar los diferentes procesos en sus distintas creaciones, y ello facilitó en gran parte el trabajo.

“La primera selección que hice fue de 2.000 fotografías, pero, claro, tuve que ir disminuyendo la cantidad hasta escoger las que se pueden apreciar en el libro”, detalló.

UNA BIOGRAFÍA

Si un lector decide adentrarse en la lectura de La esencia humanista de una creación verdadera sin tener mucha información sobre Zúñiga, tras su recorrido podrá encontrarse al final del camino con una noción bastante clara de la filosofía y los desafíos que han delineado la larga trayectoria del artista, que hoy sigue tan activo como hace 30 años.

Escultura, pintura y poemas se mezclan en este libro, donde el creador les rinde, de paso, un homenaje a su padre y a su madre, Consuelo Jiménez, pionera en el país en la fabricación de pasitos navideños con una gran calidad y a una escala comercial.

“Pretendíamos que el libro fuera para un público amplio, tanto para niños como para estudiantes de secundaria o de universidad; por eso se buscó que fuera interactivo, con el fin de facilitar esa lectura”, comentó.

A Zúñiga, quien tiene gusto por la historia, le agradó la idea del libro, porque de esa forma las personas que se interesen por su obra dispondrán de un documento que recoge y resume gran parte de sus creaciones, a lo largo ya de medio siglo de vida artística.

Y tanto se implicó en el libro que en él no solo aparece como el centro de esa creación, sino que hizo una labor de coeditor, al convertirse en una especie de “autocurador” de su producción.

“En el libro queda claro el tipo de artista que soy. En mi opinión hay dos clases de artistas: los que trabajan con base en un concepto escultórico y lo repiten una y otra vez, lo cual es muy válido; pero, en mi caso, me gusta diversificarme; por eso, cuando veo que me estoy repitiendo sé que debo buscar un nuevo concepto”.

Explorar, imponerse desafíos, creaciones distintas: sobre esas huellas es que le gusta trabajar a él; ese ideal, esa poética, es la que marca y enrumba su creación.

En el libro, por ejemplo, aparecen unas “máquinas escultóricas” que comenzó a crear hace diez años y que todavía no ha expuesto, porque no tiene prisas y está a la espera del momento oportuno.

Esas máquinas fueron inspiradas en su afán de retarse en sus creaciones, por esa necesidad del artista de estar innovándose. Una visita a Italia, donde se encontró con algunas máquinas de Leonardo Da Vinci, lo terminó de afirmar en su idea.

“En el libro aparecen las fotos de las máquinas. Primero que ellas, me surgió la idea −allá en los 90− de trabajar con horcones antiguos y de cómo generar un ensamble entre un horcón y otro. Después de que toqué las máquinas de Da Vinci me emocioné mucho, porque yo estaba trabajando entonces con objetos tridimensionales”.

Hombre claro en sus ideas, en su camino de artista; en su taller, Zúñiga materializa uno a uno sus proyectos, siempre con el reto de no repetirse y de que la versatilidad y la luz del humanismo guíen su obra.

Diez largos meses

El trabajo de armar el libro La esencia humanista de una creación versátil le demoró a su autor −Edgar Zúñiga− y a la diseñadora de la obra −Daniela Martínez− diez meses de ardua labor.

La abundante obra y la abundante documentación de que disponía el artista por un lado facilitaron la obra, pero por otro implicó un gran reto, expresó Martínez.

Por ser el libro de un creador –en todo el sentido de la palabra–, el reto era elaborar un libro que no fuera simplemente un catálogo; por eso, añadió, optaron por un estilo interactivo.

En el volumen, por ende, se puede apreciar todo el proceso creativo por el que pasa la obra de Zúñiga, desde los bocetos a las piezas finales, tanto en escultura como en pintura. “No queríamos que fuera el típico libro de imágenes, con un diseño muy cuadrado. No. Queríamos algo dinámico y tengo la satisfacción de que lo conseguimos”, acotó.

A su parecer, el reto fue lograr ese sentido expresivo “página por página” y a fuerza que refleja esa aspiración. “Pretendíamos también alejarnos de lo bidimensional, muy común en los libros de arte”, expresó.

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