Carlos Mejía Godoy con su acordeón y Dionisio Cabal con la guitarra ‘descargarán’ un repertorio musical para fortalecer la hermandad entre Nicaragua y Costa Rica. (Foto: cortesía de María Enrique Guardia Yglesias)

Medio siglo de carrera vienen a celebrar a Costa Rica el cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina. En el lado sur del río San Juan, se juntarán con su amigo y cómplice musical Dionisio Cabal y el grupo La Cruceta.

El público podrá disfrutar de dos conciertos, en cuales el 6×8 de los sones y los tambitos −entre otros ritmos− marcarán el pulso de canciones muy queridas por los amantes de su música alegre y, a la vez, reflexiva.

El Semanario UNIVERSIDAD conversó con Mejía Godoy y con Cabal sobre los detalles del concierto, sobre su música y sobre la hermandad y la historia que une a Costa Rica y Nicaragua.

Vuelve a este país a celebrar sus 50 años de carrera musical, en un teatro que lo acogió con gran cariño en los años ochenta.

−Mejía Godoy: Para mí es un privilegio, como ha sido siempre, fundir las voces de dos hermanos de la patria centroamericana, que nos conocemos desde hace muchos años. Hemos consolidado esa amistad, esa fraternidad, en la preocupación de la armonía entre nuestros pueblos. Afortunadamente, tanto Dionisio como yo sintonizamos por esos valores, haciendo a un lado toda la politiquería que surge en determinados momentos alrededor de cuestiones limítrofes, por ejemplo. Encima de todo eso, está el amor de Nicaragua y Costa Rica, unidos a través de la historia.

El espectáculo Riberas de un mismo canto ¿responde a esa fraternidad entre dos pueblos vecinos?

−Cabal: Yo diría que, aún aplicando el modelo más abstracto, sería imposible pensar en un río que tenga una sola ribera. De la misma manera es imposible pensar en que los destinos de nuestros pueblos pueda separarse, es el mismo. Lo que ocurre con el cauce del río, ocurre con nuestros pueblos que son hermanos, que además de ser limítrofes compartimos la misma fe, el mismo idioma, la misma cultura del maíz, la misma historia, problemas fundamentales que tuvimos que resolver de manera conjunta. Entonces, no podemos llamarnos otra cosa que no sea hermanos.

 ¿Cómo surge la idea de hacer este concierto?

−Mejía Godoy: La iniciativa surgió de doña Queca (María Enriqueta Guardia Yglesias), que sabe de nuestra amistad de muchísimos años. Nos juntamos de nuevo sintiendo ese ritmo que nos une especialmente a los centroamericanos, que es el 6×8 (el ritmo del son y del tambito). Siempre digo que cuando el cardiólogo me hace el ecocardiograma, el 6×8 aparece también ahí registrado, y esto es algo más que una metáfora. Actuar de nuevo en el Teatro Nacional −porque ya lo había hecho en los años 80− es una emoción increíble, es un verdadero regalo de la vida.

¿Cuál es el repertorio que trae? ¿Serán canciones de su acervo musical, composiciones nuevas?

−Mejía Godoy: El público siempre tiene sus referentes, que vienen sonando desde los años 70 y 80. Es imposible subir al escenario sin cantar canciones picarescas, como “La Tula Cuecho” y “Don Clodomiro el ñajo”, que siempre las van a pedir. También vamos a tocar algo de nuestra “Misa campesina”, así como del canto étnico, de la Cantata a Sandino y de “Cantos del Sifar”. Pero más allá de ese repertorio, hay una experiencia nueva, porque se unió a nuestro grupo el violinista Jeffrey Rubens y Raúl Martínez, flautista graduado en la Escuela de Música de la Universidad de Costa Rica, que para nosotros representa el toque clásico. Eso nos invita a remozar algunos temas. Es decir, tenemos bastante material para recorrer esos hitos que se fueron dando en este proceso, desde la época de los 70, cuando nos iniciamos como trovadores.

¿Y el repertorio de Dionisio Cabal y La Cruceta?
−Cabal: Nosotros aprovecharemos para interpretar algunos cantos tradicionales que nunca hemos hecho en un escenario, me refiero con La Cruceta. Compartiremos con Carlos y los de Palacagüina algo de su material original, y ¿recordás que me habías hecho la promesa, Carlos, que si yo canto “La mujer de Lot” vos le hacés el prólogo con el poema “Beso para la mujer de Lot (de Carlos Martínez Rivas), como lo hicimos una vez de una manera espontánea? Haremos un par de canciones de la obra “Libertad de una guitarra”, y del último proyecto musical que se llama “Corazón abierto”, que son canciones de amor; un disco que me ha resultado muy difícil, pues lo he trabajado por casi 8 o 9 años, y al fin le voy encontrando la forma.

El pensador y escritor nicaragüense Pablo Antonio Cuadra habla sobre las diferencias entre los costarricenses y los nicaragüenses, con rasgos opuestos, pero que al final generan una síntesis.
−Mejía Godoy: Todos estamos de acuerdo. El pensamiento de Pablo Antonio Cuadra fue siempre incluyente, así como ha habido gente que ha escrito para excluir. Él tenía un especial cariño por Costa Rica y siempre señaló eso. Es bueno recordar que en la guerra de 1856, estuvimos unidos Costa Rica y Nicaragua. No hubiéramos hecho nada, no hubiéramos hecho mucho si no hubiera sido por el empeño y la tenacidad, la audacia y la dignidad de nuestros hermanos costarricenses; por eso, cuando yo escribí el “Mural sonoro a los héroes de la Patria”, me sentí felicísimo de poder hacer una canción para Juan Santamaría, inspirado en la Guaria Morada. Esa canción también la vamos a interpretar ese día.

Ambas riberas

Qué: Riberas de un mismo canto, concierto de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina (Nicaragua) y Dionisio Cabal y el grupo La Cruceta (Costa Rica).

Dónde, cuándo y a qué hora: Teatro Nacional, jueves 14, 8 p.m. y Sala Garbo, sábado 16 de agosto, 7:45 p.m.

Precio de las entradas: ¢7500 y ¢10 000.

Reservaciones: Cel. 8994-4987.

Más información: Tel. 22221034.