La Selección Nacional hizo una presentación indecorosa y decepcionante en San Pedro Sula, la noche que cayó 1-0 frente a Honduras. (Foto: http://fedefutbolcr.com)
El viernes 11 de octubre era un día de fiesta para los costarricenses; en la noche jugaba la Selección Nacional en San Pedro Sula contra la de Honduras y desde buena mañana el país se inundó de camisetas rojas a todo lo ancho y largo de su territorio.
Perduraba en la retina y corazones de los seguidores de la Sele la noche mágica en que se destrozaron a Estados Unidos en un Estadio Nacional a reventar y vuelto un manicomio con los goles de Johnny Acosta, Celso Borges y Joel Campbell, que dejaron abiertas las puertas de la clasificación al Mundial en Brasil, amarrada pocos días después con un empate en Jamaica.
El partido de la revancha, donde los cuatro millones de ticos deseábamos “sacarnos el clavo” por lo acontecido en Denver, resultó memorable, por el resultado de 3-1 a favor y por la presentación mágica de los discípulos de Jorge Luis Pinto, quienes entraron como leones hambrientos al terreno de juego y ya en nueve minutos habían metido dos goles en el marco estadounidense.
Después llegó la clasificación a Brasil y tras una breve pausa, el calendario señaló los dos últimos juegos de la eliminatoria, contra Honduras ese viernes 11 y frente a México, este martes 15. Como la Selección Nacional es el equipo de todos, pues todos queríamos un cierre digno, con buen fútbol, con presentaciones decorosas, sobre todo por la condición ya lograda de ser un equipo mundialista. Había que ir a Honduras y jugar como mundialistas, pero nada de eso sucedió y al margen de lo que pudo pasar frente a México (el cierre de edición impide comentarlo), la pobre presentación de la Tricolor en San Pedro Sula, dejó un sinsabor en la boca de los ticos que solo un triunfo espectacular ante los mexicanos, quizá lograría borrar.
PRESENTACIÓN INDECOROSA
Un equipo de fútbol que no hace un remate directo al marco contrario, jamás puede ganar un partido.
Costa Rica no le hizo un remate directo al portero hondureño Noel Valladares en 90 minutos, señal más que evidente que el propósito prioritario ordenado por el técnico Jorge Luis Pinto a sus dirigidos fue el de aguantar el partido.
Si bien es cierto Costa Rica no tenía ninguna urgencia de ir al ataque, pues ya estaba clasificado y el gasto debió correr a cargo de los anfitriones, la desidia, la pereza, el desgano, el jugar sin alma y sin coraje −todo lo contrario al partido vibrante y viril que se le hizo a Estados Unidos− dejó las puertas abiertas para un sin número de especulaciones, que llegaron incluso al punto de afirmar que los ticos se dejaron ganar para perjudicar a México.
Más morbo se le echó a la olla especulativa, cuando se le recordó al mundo que los entrenadores de Costa Rica y Honduras eran colombianos, grandes amigos y que se podía pactar −sin hablarlo− un resultado que le diera a los catrachos de Luis Fernando Suárez las llaves del Mundial en Brasil.
Un periodista mexicano se dejó decir, en un programa de la televisión azteca, que en el único gol del partido anotado por Bengston, el portero costarricense Keylor Navas se lanzó al lado contrario del remate a propósito.
Ahora, dejando de lado rumores, falsedades, pactos imaginativos y demás yerbas −derivadas en su mayoría por la frustración que viven los seguidores de otros seleccionados que aún no se clasifican al Mundial, como es el caso de los mexicanos−, sí fue cierto que esa presentación raquítica del seleccionado en Honduras, indignó a la fanaticada costarricense y rompió de nuevo y de tajo el idilio con el señor entrenador.
Quizá lo único que se puede rescatar de esa pobre presentación de Costa Rica en Honduras −donde se jugó a la defensiva, con apatía, sin buscar el gol, atrincherado el equipo en retaguardia con un desgano que trasladó impotencia, ira y frustración a los miles de seguidores de la Tricolor−, es que la reacción negativa y muy molesta de los aficionados y la prensa deportiva nacional en contra del técnico Pinto −a quien se señala con dedo acusador por tan pobre rendimiento−, hace pensar que si Costa Rica va a jugar así en el Mundial, mejor que no vaya.
Después de degustar presentaciones dignas, decorosas, honestas como el partido que se le hizo a México en el Estadio Azteca en esta misma eliminatoria y sobre todo ese postre cargado de miel que se saboreó hincando a los Estados Unidos, ya los seguidores de la Sele no admiten otro tipo de accionar. Qué se pierda, pero jugando.
Conociendo las preferencias tácticas de Jorge Luis Pinto por los sistemas defensivos y después de este desaguisado en Honduras, cunde el temor y la preocupación de que Costa Rica viaje al Mundial en Brasil a jugar con el bus metido en el marco de Keylor Navas y eso no es del agrado de ningún aficionado al fútbol costarricense.
Pinto envió una señal negativa al entorno del seleccionado con esa presentación tan decepcionante en San Pedro Sula; no sabemos qué pasó frente a México, pero si no se dio un vuelco redondo y contundente en el accionar de la Tricolor, lloverá metralla y crítica ácida al trabajo del director técnico, en los momentos previos de la Copa del Mundo.
