Una semana decisiva en Europa ante la crisis griega

El pasado lunes 22, proseguían las negociaciones del gobierno griego con sus acreedores, para prolongar el programa de rescate económico.

El pasado lunes 22, proseguían las negociaciones del gobierno griego con sus acreedores, para prolongar el programa de rescate económico.

Esta es la última semana para un arreglo de las diferencias entre Grecia y sus acreedores, pues el 30 de junio debe pagar $1.600 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI). Como no dispone de esos recursos, sin un nuevo préstamo, Grecia entraría en morosidad. Su salida de la eurozona sería, probablemente, inevitable, con consecuencias difíciles de imaginar para la economía europea.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, atribuyó “responsabilidad criminal” al Fondo Monetario Internacional (FMI) en la dramática situación de su país. “Ha llegado el momento de que las propuestas del FMI sean juzgadas, no solo por nosotros, sino, principalmente, por Europa”, dijo Tsipras ante los parlamentarios de su partido.

Con la insistencia del FMI en aplicar los programas de ajuste –expuso Tsipras–, parece “querer enviar un mensaje a Grecia y a los pueblos europeos de que un mandato popular no puede cambiar las cosas”.

De ese modo, hacía alusión al triunfo de Syriza en las pasadas elecciones, con un programa que ofrecía a los griegos una solución a la crisis distinta al programa de austeridad impuesto por el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, y aceptado por los gobiernos conservadores anteriores.

Ellos han querido, “sin duda, hacer una demostración de fuerza destinada a matar todo intento de poner fin a la austeridad”, comentó Tsipras.

“Las élites francoalemanas son las más duras dentro de Bruselas, porque a lo que más miedo tienen es a Syriza”, explicó el eurodiputado español Miguel Urbán (GUE/NGL-Podemos). “El objetivo es cargarse a Syriza, no la negociación. Por eso no ceden”, dijo Urbán, para quien España está “en el retrovisor” del neoliberalismo encabezado por el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble.

No habrá acuerdo entre el FMI y las instituciones europeas con el gobierno de izquierda griego, porque los conservadores que gobiernan Europa no pueden permitir que esto se extienda.

“Syriza, Syriza”, canta despacio Georgios Triandaflou, de 47 años, funcionario del Ministerio del Ambiente. Tsipras nos dio esperanza. Esto es lo que ya hemos ganado: tener esperanza. Yo sé que lo tienen tomado del cuello, que no podrá hacer todo lo que prometió. Pero él hará lo mejor para el pueblo, no para su interés personal como los políticos de los viejos partidos. Desde que ellos ya no están en el poder respiro mejor. Me siento libre”, citó Aline Leclerc, enviada especial de Le Monde a Atenas, en un artículo publicado el 18 de junio.

Ilegal e ilegítima

Mientras tanto, para el Comité por la verdad sobre la deuda −creado en abril pasado por el parlamento griego−, la deuda griega es “ilegal”, “ilegítima” y “odiosa”, expresó en un informe preliminar divulgado la semana pasada.

El Comité sostiene que la crisis griega tuvo su origen en una “explosión de la deuda privada”, alimentada por los bancos griegos y extranjeros instalados en el país. Sobre todo recordó que el gobierno socialista de George Papandreu transformó, en el 2009, una crisis bancaria de la deuda soberana, al integrar −con la complicidad de la agencia de estadísticas europea, Eurostat− “elementos que no deberían ser parte de los cálculos del déficit público ni de la deuda”. En opinión del Comité, la razón por la que hizo eso fue para alimentar la creencia de que Grecia era un país “manirroto”, que realizaba gastos excesivos.

El resultado fue el catastrófico “plan de rescate” del 2010. El FMI estaba totalmente consciente de las consecuencias sociales de las medidas impuestas a Grecia y del carácter insostenible de las “ayudas” otorgadas al país.

Dicho plan –asegura– estaba lleno de ilegales presiones. No podía, además, prestar a un país que no tenía capacidad de responder por esos préstamos.

El FMI y las instituciones europeas hicieron lo imposible para impedir que el gobierno griego reestructurara su deuda, mientras el Banco Central Europeo amenazaba con cortar el acceso de los bancos griegos a los recursos de liquidez de emergencia, indispensables para evitar una corrida bancaria en el país.

De igual manera, el documento critica el hecho de que solo el 10% de los fondos de rescate hayan ido a parar a manos del gobierno para hacer frente a sus gastos, mientras el 90% restante servía para pagar la deuda, principalmente a bancos alemanes y franceses, que alimentaron la escalada deudora, principalmente del sector privado griego.

“Corrida bancaria”

Por otra parte, una estrategia destinada a vaciar las cajas de la banca griega fue meticulosamente diseñada para sumar presión y poner de rodillas el gobierno de Tsipras, como reveló Romaric Godin en el diario francés La Tribune.

La ofensiva comenzó el pasado lunes 15, cuando el diario Süddeutsche Zeitung presentó un escenario similar al chipriota para Grecia.

Lo anterior, en referencia al programa aplicado al mercado bancario de la isla de Chipre, para enfrentar una crisis similar, que contempló el cierre de los bancos durante algunos días, el bloqueo de las cuentas y un control de salida de capitales.

Como consecuencia, el retiro de fondos de los bancos pasaron de los 200 millones de euros diarios a 400 millones el lunes, 700 millones el martes, hasta rozar los 1.000 millones el miércoles.

Ese miércoles, el exministro de Finanzas y presidente del Banco de Grecia (banco central griego), Yannis Stournaras, publicó un informe catastrófico sobre una eventual salida de la zona euro por parte de Grecia.

“Dramático”, “histórico”, “sin precedentes”, así calificó la prensa el informe de Stournaras. Un medio especuló que él podría ser el nuevo primer ministro de un gobierno de “unidad nacional”, si el actual gobierno cae como consecuencia de la crisis.

El consejo de gobernadores del Banco Central Europea acordó liberar solamente 1.100 millones de euros para los bancos griegos, en el marco del programa de liquidez de urgencia de la institución, lo que representa cerca de un tercio de lo necesario.

Al día siguiente, la directora general del FMI, la francesa Christine Lagarde, echó aceite al fuego al afirmar que no habrá período de gracia para Grecia si el 30 de junio no paga el tramo correspondiente de su deuda con esa institución por 1,6 mil millones de euros; una afirmación que Romaric Godin estima contraria a la historia y a los estatutos del FMI.

Este jueves 25 se reúne en Luxemburgo el Eurogrupo, integrado por los ministros de Finanzas de los 19 países de la zona euro. La agencia de noticias Reuters reveló una conversación entre el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, y el miembro del directorio del BCE, Benoît Cœuré, citando “funcionarios anónimos”. Según el cable, Dijsselbloem le pregunta a Cœuré si la banca griega podrá abrir el lunes próximo. “Mañana (viernes 19), sí”, responde. “El lunes (22), no sé”.

Como recordó James K. Galbraith en una columna publicada en American Prospect la semana pasada, “las cosas son muy diferentes para Ucrania”, país apoyado por Occidente en su enfrentamiento con Rusia. Al citar lo publicado por Zero Hedge, Galbraith recordó las palabras de Lagarde del 12 de junio que aseguraban que el FMI “podría prestar a Ucrania aunque el país no pudiera servir su deuda”.

El escenario está montado. Para ese mismo lunes 22 estaba prevista una reunión del Consejo Europeo, convocada por su presidente, Donald Tusk, con los jefes de Estado y de gobierno de los países de la zona euro, para decidir “al más alto nivel político” una posición frente a Grecia.

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