Investigación artística y comunidad Metal en la UCR

La música no solo es “entretenimiento y ocio”, la música es una vía de pensamiento, una posibilidad de ser y estar en el mundo.

La música no solo es “entretenimiento y ocio”, la música es una vía de pensamiento, una posibilidad de ser y estar en el mundo. Por esta razón el espacio “trans-in-disciplinado” DEBATES SONOROS-UCR de la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica celebró este mes de mayo el ciclo “MayoMetal: pensamiento y creación de una comunidad subterránea”. En esta ocasión, “MayoMetal” reunió a miembros de la comunidad Metal de Costa Rica, alrededor del célebre concierto de “La Fosforera” (Mayo 1992), que dio pie a una importante polémica en el país, acerca de la vinculación de esta comunidad con ideas sobre “El Mal”, en una sociedad confesional como la costarricense.

El ciclo contó con la exposición “TurriatologyMetal”, inaugurada el 7 de mayo en el Museo Regional de la Sede Turrialba (abierta hasta el 7 de junio), y celebró un conservatorio y evento-sonoro en colaboración con DIASPÓRICASONORA en El Farolito Centro Cultural de España, el 20 de mayo, bajo la égida “Noise y Metal en disputa: una filosofía del mal”, sesión que contó con la participación del profesor de filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR), Alexander Tellez, Catalina Barrantes curadora de la Exposición “TurriatologyMetal”, primera en proponer una lectura del coleccionista Metal y su comunidad en un Museo de Costa Rica, y dos coleccionistas, miembros de la comunidad Metal de Costa Rica, Ever Canales y Leonel Mora. Al conversatorio siguió un evento con los artistas sonoros Ronald Bustamante, Alejandro Sánchez y la banda de Metal Bothrash. Estas actividades dan continuidad a las celebradas en mayo de 2014, en actividades como “Filosofía y Música en disputa: Noise”, en el marco de “MayoNoise”. El título de las “disputas” toma así su nombre, confrontando el paradigma de “El Ruido” frente a “La Música”, como medios para la construcción ética, estética y cívica en un país como Costa Rica.

El objetivo de poner a “metaleros” y “noiser” frente a la comunidad que acudió al evento, fue abrir la posibilidad para el pensamiento a través del “desconcierto”. No es usual que un centro cultural y una universidad acojan este tipo de prácticas o comunidades confrontándolas, conversando con ellas de manera transversal, buscando espacios para la reflexión acerca de lo que significan la música, el ruido, la rabia, o la incertidumbre en sus vidas, y cómo están presentes en quienes son o quieren ser. Reunir filosofía y creación en un espacio cultural y académico es un reto nada fácil. Caer en clichés, reforzar estereotipos, promover ideas sobre “subculturas” o “tribus”, es lo más usual. En este caso, el CCE y la Sede del Atlántico de la UCR, invitaron y acogieron a estas comunidades con la expectativa de pensar desacuerdos, pero sobre todo, a un país como Costa Rica, cuya diversidad cultural suele ser reducida por la etnificación de sus manifestaciones culturales.

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